Un amor por encima del bien y del mal. Un amor que soporta la dura carga del dolor. Un amor que, por más que quieres, eres incapaz de dejar escapar. Esa podría ser la definición del amor tóxico. El filme francés Mon Roi explora en sus dos horas de duración esa clase de amor, incomprensible para los que lo vemos desde la lejanía. Mon Roi parece más bien la historia de amor de dos adolescentes, pero con el sufrimiento que conlleva un amor mucho más maduro. Tony y Giorgo son dos alocados que viven el amor intensamente hasta que las deudas, las infidelidades y las drogas llegan a la pareja. Ella es una más de esas mujeres capaz de perdonar todo por amor, capaz de ver la realidad pero incapaz de asumirla. Tony está tan ciegamente enamorada que es capaz de soportar cualquier tipo de dolor mientras pueda permanecer al lado de su pareja. La dupla formada por Vincent Cassel y Emmanuelle Bercot causó sensación en el pasado Festival de Cannes.

Otra de las parejas más tóxicas que el cine nos ha dejado es la formada por María Elena y Juan Antonio en Vicky Cristina Barcelona. Bardem y Cruz retrataron a la perfección una historia de amor en la que el ego de ambos y las infidelidades desencadenaron en un intento de suicidio. A pesar del odio que parecen profesarse, cada uno es en cierta manera adicto al otro. La pareja es incapaz de mantener en pie la relación si no es con la ayuda de una tercera persona que sea capaz de equilibrar la balanza de emociones. Esta película supuso la vuelta de Woody Allen a los grandes premios y el primer Óscar de Penélope Cruz.

Revolutionary Road volvió a unir en la gran pantalla a la pareja más icónica de la historia del cine: Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. Esta historia de amor se alejaba totalmente de la que los hizo saltar a la fama. Un matrimonio destrozado, anclado en lo convencional. Ella una ama de casa que un día soñó con conocer mundo y él un hombre amargado por su trabajo y por la vida que realmente no esperaba vivir.

Blue Valentine, a modo de flashback, nos muestra el principio y el final de una relación que comenzó con dos desconocidos que se enamoran y que acaba con un matrimonio incapaz de sostenerse.

Por último, y que me perdonen los fans incondicionales de la saga, Cincuenta sombras de Grey es otro claro ejemplo de lo que se denomina una relación tóxica. El mito erótico por excelencia de la literatura contemporánea ha logrado enamorar a millones de mujeres en el mundo, pero ¿es realmente sano su comportamiento? Su instinto posesivo ha alarmado a los colectivos feministas del mundo y es que el sexy y rico empresario muestra un comportamiento totalmente alejado de lo políticamente correcto. Ese totalitarismo que demuestra en su relación con la joven Anastasia va mucho más allá del sexo. Entonces, ¿es correcto alabar este fenómeno mundial?