En los últimos años, la inteligencia artificial ha alcanzado un renombre considerable en el mundo debido a los notables avances y atributos que ofrece a la sociedad.

«La inteligencia artificial (IA) se refiere a la simulación de procesos de inteligencia humana por parte de máquinas, especialmente sistemas de computadoras», explica ChatGPT.

Además, añade que estos sistemas están diseñados para llevar a cabo tareas que normalmente requieren intervención humana, como reconocimiento de voz, toma de decisiones, procesamiento del lenguaje natural y resolución de problemas.

La IA busca emular la capacidad de aprendizaje, razonamiento y adaptación que tenemos los seres humanos, y se divide en dos categorías principales: la IA débil (específica) y la IA fuerte (general).

La Inteligencia artificial débil se refiere a ciertos algoritmos y técnicas para realizar tareas específicas de manera automática, mientras que la general busca llevar a cabo cualquier tarea que el ser humano pueda hacer, aunque se centra en tareas más limitadas, como identificar patrones, reconocimiento de imágenes, traducción de idiomas y toma de decisiones.

Aunque puede parecer futurista, llevamos años conviviendo con esta tecnología, ya que asistentes virtuales como Siri (Apple), Alexa (Amazon) y Google Assistant utilizan algoritmos de IA para comprender y responder a nuestras solicitudes.

Además, los sistemas de recomendación en plataformas de streaming y comercio electrónico también utilizan IA para analizar nuestros patrones de comportamiento y ofrecer contenido o productos personalizados.

La IA también se aplica en la conducción autónoma de vehículos, en el procesamiento del lenguaje natural, en la detección temprana de enfermedades y en la optimización de procesos industriales, entre muchas otras aplicaciones, siendo estas funciones desarrolladas en los últimos cuatro años.

A medida que la tecnología continúa avanzando, la IA plantea muchas oportunidades para el ser humano, pero también ha generado inseguridades en la sociedad, ya que se ha popularizado el temor a la suplantación de puestos de trabajo por la inteligencia artificial.

Dicha idea, aunque parezca un poco conspiranoica, no está muy alejada de la realidad, ya que OpenAI (el creador de ChatGPT) publicó un documento con los puestos de trabajo más afectados por el avance de la Inteligencia Artificial.

Según dicho documento, aproximadamente el 80% de la mano de obra estadounidense podría verse afectada en un 10% de sus tareas laborales por la introducción de las GPT. Además, expone que alrededor del 19% de los trabajadores podrían verse impactados al menos en el 50% de sus tareas.

«Con los empleos de mayores ingresos potencialmente más expuestos», indica la empresa que generó el famoso ChatGPT, sugiriendo que a mayor demanda salarial, mayor es la probabilidad de ser reemplazado por dicha tecnología.

Asimismo, las profesiones y puestos de trabajo que se verán más afectados por el avance de la IA serían contabilidad, matemáticas, derecho, desarrolladores, escritores, matemáticos, oficinistas, contables, financieros, ingenieros, abogados y profesionales de diseño web, entre otros.

Por otro lado, dicha investigación también aclara que los trabajos manuales, como atletas, cocineros, mecánicos, albañiles o usuarios de maquinaria agrícola, no serán fácilmente sustituidos, ya que los modelos de lenguaje o inteligencias artificiales generativas no pueden reemplazar labores que dependan del trabajo manual.

Los avances de las IA cada vez son más notorios pues en la industria de la salud, la inteligencia artificial está revolucionando la detección temprana de enfermedades.

Se han desarrollado algoritmos de IA que pueden analizar grandes cantidades de datos médicos, como imágenes de resonancias magnéticas y tomografías computarizadas, para identificar patrones que los médicos podrían pasar por alto. Esto ha llevado a una mejora significativa en el diagnóstico temprano de enfermedades como el cáncer, lo que aumenta las posibilidades de tratamiento exitoso y supervivencia para los pacientes.

Otro ejemplo de aplicación de la IA es el análisis de datos en tiempo real en el sector financiero. Grandes instituciones financieras utilizan algoritmos avanzados para identificar patrones de mercado, detectar fraudes y tomar decisiones de inversión más informadas.

Esta capacidad de procesar y analizar grandes cantidades de datos en segundos ha transformado la forma en que se toman decisiones financieras y ha llevado a un aumento en la eficiencia y precisión en el sector.

Sin embargo, a medida que la IA se integra en diferentes industrias, también surgen desafíos éticos y sociales. Uno de los problemas más preocupantes es el sesgo en los datos utilizados para entrenar los algoritmos.

Además, el temor a la suplantación de empleos sigue siendo una preocupación válida para muchas personas. Aunque la IA puede aumentar la productividad y crear nuevas oportunidades laborales en ciertos campos, también es cierto que algunas ocupaciones podrían verse desplazadas en el futuro. Por tanto, es fundamental que las sociedades se preparen para esta transformación laboral y se enfoquen en la reeducación y la formación para facilitar la transición hacia nuevos empleos que surjan con la evolución tecnológica.

En última instancia, el futuro de la inteligencia artificial está en nuestras manos. Siempre debemos considerar su impacto en la sociedad y trabajar en conjunto para aprovechar sus beneficios y mitigar sus posibles riesgos. Solo así podremos aprovechar plenamente el potencial de la IA para mejorar nuestras vidas y construir un futuro más próspero y equitativo para todos.