Los problemas globales siguen agudizándose, aún no surge una fuerza alternativa a favor de la vida, la seguridad y la paz. ¿Habrá llegado la especie humana al fin de su existencia en la Tierra? ¿Es la especie humana un peligro para la vida planetaria? ¿Por qué salvar a la humanidad?

Muchos se hacen estas preguntas; cada uno da su explicación. A menudo también podemos escuchar a las personas decir: «¿Para qué trabajas tanto si igual te irás al otro mundo y no te llevarás nada?». Este razonamiento es válido si pensamos que la vida termina en este mundo y nuestro cuerpo se va al hoyo. En dicho razonamiento estamos siguiendo el principio de destrucción. Este principio es aplicable a los cuerpos materiales y a los sistemas temporales. Es cierto que la vida humana tiene dos componentes: el cuerpo biológico material y la conciencia como energía. Nuestro cuerpo se rige por el principio de destrucción y la conciencia por el principio de conservación. La vida es energía dependiente del cuerpo material. Esta premisa puede ser la razón para salvar a la humanidad. La vida es energía y la muerte es de la materia.

La mala comprensión o la incomprensión de esta tesis ha dado un sentido destructivo a la vida humana. Hemos abandonado el camino del principio de conservación porque hemos asociado la vida con la materia, así estamos atados al cuerpo biológico y nuestra vida la hacemos depender de la materia, de la posesión, el poder está en la posesión, cuando es todo lo contrario, cuanto más dependemos de la materia, más débiles somos. La vida es energía y está destinada a crecer, evolucionar y conservarse. Si hubiéramos seguido el camino del principio de conservación, hoy seríamos una especie floreciente en el planeta, rectora de la vida en la naturaleza y con la posibilidad de descubrir nuevas civilizaciones en otros espacios del universo.

Según la filosofía Princonser, la vida continúa en planos sucesivos; la vida es energía indestructible. Seguimos el principio de conservación, como lo siguen los otros seres que en conjunto conforman la naturaleza. En otras palabras, la misma naturaleza es el resultado del principio de conservación. El principio de conservación es el camino de la energía. Mediante la energía, el universo está interconectado. Si en el universo los seres estuvieran desconectados unos de otros, no tendría sentido pensar en la humanidad, la sociedad ni la vida. Sería como en una jungla donde la lucha por la supervivencia establece la regla del más fuerte, donde el que tiene más fuerza física se impone.

El origen del hombre es la superación de todas las formas de vida en el planeta. El hombre se rige por reglas, códigos, leyes, normas, principios y valores. Cada uno de estos elementos son formas de energía. Con estas formas de energía hemos ingresado a una nueva era; sin embargo, nos faltó entender la jerarquía de la energía. Por ejemplo, los valores universales son fuerzas superiores de conducción; sin embargo, no los cultivamos. Tomamos indistintamente diferentes fuerzas de conducción, todas débiles; por ello, hemos ingresado a una nueva lucha entre humanos, donde la lucha por la supervivencia la determinan las fuerzas destructivas.

En esta etapa de la vida de los humanos, la fuerza fuerte sobrevive y las fuerzas débiles sucumben. La educación aparece como un medio de supervivencia que prepara al hombre basado en las fuerzas fuertes. ¿Qué son las fuerzas fuertes? Son fuerzas que mueven la conciencia hacia su desarrollo y crecimiento hasta alcanzar la sabiduría universal. A lo largo del tiempo, la búsqueda de las fuerzas fuertes ha dado lugar a los mitos, religiones, la ciencia y hoy a la filosofía Princonser. Esta filosofía se basa en las fuerzas universales que rigen el universo, el cual se encuentra interconectado; es imposible la autoconservación individual, por ello, la lucha individual es el camino seguro al fracaso. La fuerza universal engloba a todos, integra a todos; en este nivel, como menciona Parménides, el ser y el pensar son una y la misma cosa.

Actualmente, sigue latente la pregunta de si vale la pena salvar a la humanidad. El principio de conservación es la única razón. Hoy, la humanidad sigue el principio de destrucción, utiliza la fuerza física, lucha por la posesión física y utiliza su inteligencia para la destrucción y el auto-aniquilamiento, todo debido a las fuerzas débiles.

En este sentido, los líderes mundiales se rigen por fuerzas débiles; por ello, solo pueden responder a sus grupos. Las fuerzas morales débiles los hacen inseguros; la inseguridad es la madre de las guerras. La guerra es la materialización de la energía débil que rige la vida moderna y es la fuente de la autodestrucción.

Los niños de hoy son las nuevas semillas de la humanidad que necesitan tierra fértil, energía fuerte, energía universal. De nada vale que cada uno cuide solo a su hijo, si de todas maneras será víctima de la energía débil que impera en la humanidad. Salvar a la humanidad no significa cargarla sobre los hombros. Salvar a la humanidad significa preparar la tierra fértil para la niñez, para las nuevas semillas de la humanidad. La tierra fértil significa cultivar la fuerza universal en la conciencia a través de la educación. Este es el rol de la universidad y de la escuela. En la universidad se forma al maestro universal; en la escuela, el maestro universal forma la conciencia universal en la niñez.

¿Está preparada la universidad para asumir el nuevo rol de formar al maestro universal?

De la universidad deben surgir profesionales con sabiduría universal. En la actualidad, de la universidad egresan profesionales con especialidades, pero sin sabiduría universal. En otras palabras, egresan ciudadanos con mentalidad débil. Lo cual indica que existe un problema en la universidad que es necesario resolver. Atendiendo a esta necesidad, surge la Universidad Princonser, para innovar el nuevo espíritu de la universidad, como el centro de formación de la conciencia universal, integrando todos los logros alcanzados por la humanidad.

La innovación de una universidad comprende dos campos definidos: la creación de conocimientos mediante la investigación y la formación profesional que incluye el dominio de la especialidad y la sabiduría universal. Este es el aporte de la Universidad Princonser a las universidades del planeta: cultivar la sabiduría universal. ¿Qué se espera alcanzar con la sabiduría universal? La sabiduría universal es la primera condición para integrar a la humanidad. ¿Por qué es necesario integrar a la humanidad? Para garantizar la seguridad, la paz, la conservación de la vida y prepararnos para la siguiente era de interacción con otras civilizaciones del universo. La vida continúa más allá de la Tierra.