La virginidad perpetua de María, madre de Jesús de Nazareth: antes, durante y después del parto (ante partum, in partu, et post partum), junto con la creencia absoluta e irrevocable de que Jesús es hijo de Dios por obra y gracia del Espíritu Santo son dogmas centrales en los que se basa la fe de la religión católica y del cristianismo en general.

La doctrina de la virginidad de María fue establecida por la Iglesia católica en el Concilio de Éfeso del año 431 y reafirmada en el Concilio de Letrán del año 649; donde se enfatizó el triple carácter de: «antes, durante y después del nacimiento de Cristo».

Debatir o tan solo cuestionar la virginidad perpetua de María es considerado por creyentes como blasfemia o herejía y motivo suficiente para condenar y expulsar de la congregación a quien lo dijese. En otros tiempos quien lo dijese sería quemado en la hoguera como brujo o bruja. Incluso los primeros líderes protestantes, incluido Martín Lutero y el teólogo Huldrych Zwingli, así como John Wesley, uno de los fundadores del metodismo; creían en la virginidad perpetua de María.

En el contexto bíblico la virginidad ante partum de María se basa en versículos del Evangelio de Mateo y del Evangelio de Lucas. No obstante, según algunos exegetas (persona que interpreta o expone un texto), ningún pasaje del Nuevo Testamento menciona su virginidad durante el parto, in partu, o después del parto, post partum. Sin mencionar que las epístolas paulinas, los cuatro evangelios canónicos y los Hechos de los Apóstoles mencionan a los hermanos de Jesús (adelphoi).

La explicación oficial de la iglesia católica es que el término griego adelphoe, también escrito como adelphoi no se refiere necesariamente a hermanos de la misma madre; sino que, también pueden ser primos; en este caso, que los «hermanos de Jesús» en realidad eran sus primos, hijos de María de Cleofás, la hermana de la virgen María. En tanto que, la Iglesia Ortodoxa Oriental, sigue y adopta las enseñanzas de Eusebio y Epifanio quienes argumentan que los «hermanos de Jesús» eran hijos de José de un matrimonio anterior y por tanto hermanastros de Jesús.

La afirmación de que Jesús nació por obra y gracia del Espíritu Santo proviene de los Evangelios de Mateo (Mateo 1:18-20) y Lucas (Lucas 1:35); no obstante, esa afirmación nace de los autores de los evangelios, el propio Jesús nunca dijo haber nacido por obra y gracia del Espíritu Santo; lo que si dijo es ser Hijo de Dios (Jehová) y que Dios era su Padre.

Pero ¿lo era, o estaba hablando metafóricamente, como acostumbraba a hacer ante sus discípulos y seguidores? La evidencia histórica sugiere que Tiberio Julio Abdes Pantera (c. 22 a. C.-40 d. C.; en latín: Tiberius Iulius Abdes Pantera) soldado romano cuya lápida se encontró en Bingerbrück cerca de Bingen am Rhein, Alemania en 1859; era su verdadero padre; su padre biológico y terrenal. La afirmación proviene del filósofo griego Celso que vivió en el siglo II, quien atribuyó a Pantera ser el padre biológico de Jesús de Nazareth, como resultado del adulterio con María, su madre. La afirmación aparece en el relato de su obra titulada el Discurso verdadero (Λόγος 'ΑληΘής), también conocida como Discurso verdadero contra los cristianos; escrita probablemente entre el año 176 y 180. Probablemente, porque tristemente se perdió. Aunque los historiadores no mencionan cómo ni cuándo.

Obviamente la obra de Celso fue rechazada y refutada por la Iglesia católica y sus eclesiásticos, principalmente por Orígenes de Alejandría (c. 184-c. 253), también conocido como «Orígenes Adamantius». Un erudito, asceta y teólogo cristiano al que, por sus múltiples escritos y estudios, se considera uno de los principales «padres teológicos» de la iglesia católica. Orígenes criticó y refutó a Celso en su obra Contra Celso (en griego: Κατὰ Κέλσου, Kata Kelsou; en latín: Contra Celsum), escrita alrededor del año 248 d. C. y conservada en su totalidad en griego. Gracias a esa obra es que se puede rescatar y conocer lo decía la obra de Celso.

Orígenes escribió Contra Celsum a pedido de su amigo y mecenas Ambrosio de Milán (en latín: Aurelius Ambrosius; Tréveris, c. 340-Milán, 4 de abril del 397), obispo de Milán en la época relatada; hermano de santa Marcelina, quien eligió vivir una vida de virginidad perpetua y se dedicó a la práctica de la oración y el ascetismo; importante y destacado teólogo y orador de la época; uno de los cuatro Padres de la Iglesia latina o de Occidente y uno de los 37 doctores de la Iglesia católica.

En otras palabras, la «verdad» de Orígenes en Contra Celsum está tan cargada de prejuicios: teológicos, filosóficos y religiosos como el Discurso verdadero contra los cristianos de Celso. Prueba de eso es que, Orígenes refuta a Celso, argumentando que la fe cristiana tiene una base racional; mientras que, Celso basa sus argumentos en las enseñanzas de Platón.

Lo irónico del caso es que, el mismo Orígenes se contradice, etiquetando a Celso de «epicúreo»: el epicureísmo fue un movimiento filosófico creado alrededor del año 307 a. C. por Epicuro de Samos, quien fundó la escuela «El Jardín» cuyas enseñanzas se basaban en el cultivo de la amistad y el amor; y por estar abierto a la participación de las mujeres. Enseñanzas que se oponían y contrastaban con la Academia fundada por Platón y en el Liceo de su discípulo Aristóteles. Pero como el propio Orígenes citó, Celso pertenecía a la Academia fundada por Platón. De hecho, Orígenes también argumentaba que el cristianismo y la filosofía griega no eran incompatibles. Es más, sostenía que, la filosofía de Platón contenía mucho de verdadero y admirable. Pero que, la Biblia contenía una sabiduría mucho mayor que, cualquier cosa que los filósofos griegos pudieran comprender. No obstante, filosóficamente hablando, «la sabiduría de la Biblia» no pasa de ser un compendio de relatos teológicos cuyas alegorías no se pueden comprobar históricamente, en tanto que la historicidad de Tiberio Julio Abdes Pantera sí es comprobable.