El pasado 11 de marzo en la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW), Ensieh Khazali, vicepresidenta iraní para asuntos de la mujer y la familia pidió que Israel sea expulsada de dicha comisión debido a la «violación» y asesinato de millones de mujeres y niños, en un discurso con un terrible contenido político a unos días de que el Consejo de Derechos Humanos señalara los abusos y represiones sufridas por mujeres iraníes equivalentes, inclusive, a crímenes contra la humanidad (FDD, 2024) y que han sido criticados a lo largo de los años contra el régimen de Teherán.

También esto ocurre a unos días de que las Naciones Unidas señalara que había recursos suficientes para acusar a la agrupación terrorista Hamás de haber realizado abusos contra mujeres durante el asalto contra comunidades al sur de Israel el 7 de octubre anterior.

Inclusive, de acuerdo con la Asociación de Centros de Crisis de Violación en Israel se ha encontrado evidencia de violaciones y abusos sexuales «sistemáticos e intencionales» durante el ataque de Hamás el 7 de octubre que desató la guerra en Gaza (párr. 1), elemento que es negado por aquellos apologistas del terrorismo de Hamás, incluyendo el gobierno iraní.

Pero la actitud de Irán no es para nada nueva, en su afán de mantener su discurso de confrontación con aquellos que considera sus enemigos mira hacia afuera con mucho desprecio para atacar aquello que internamente no respeta. Son como dice el refrán «candil en la calle y oscuridad en la casa». De acuerdo con la Agencia de Noticias de Activistas de Derechos Humanos citado por el medio Iran International (2024):

Las mujeres iraníes enfrentan ejecuciones, leyes obligatorias sobre el hiyab y violencia opresiva. Es imperativo que la comunidad global preste atención a los activistas que descubren capas de injusticia y presionar al gobierno iraní para que respete los derechos de las mujeres (párr. 2).

Lo cual solamente es una muestra de la cantidad de situaciones anómalas que viven las mujeres de este país, el cual tiene la deshonrosa tasa de ejecuciones de mujeres alrededor del mundo más elevada, donde en los últimos diez meses el informe señala que al menos cien mujeres habrían sido víctimas de «asesinatos por honor», hechos cometidos principalmente por varones de la propia familia en medio de disputas familiares.

Eso no es todo, en el contexto de las protestas iniciadas en septiembre de 2022 llamadas «Mujer, Vida, Libertad» se habrían dado casos de ejecuciones y asesinatos extrajudiciales, el uso desproporcionado de la fuerza, privación de libertad, tortura, desapariciones, violaciones y persecución de género.

Además, se menciona que parte de las agresiones se dan principalmente contra minorías étnicas que tiene el país, como fue el sonado caso de la ciudadana kurda-iraní Mahsa Amini, quien fue muerta durante el aprisionamiento por supuestamente violar el código de vestimenta obligatoria del hiyab y fue la mal llamada «policía de la moral» la que puso en riesgo su vida hasta que falleció producto de la violencia sufrida (OHCHR, 2024, párr. 4-5).

El régimen posteriormente se movilizó y asesinó según diversas fuentes a al menos 550 personas que protestaban contra las acciones del régimen entre estos, al menos 49 mujeres. También se ha acusado al gobierno de Teherán de detenciones de mujeres donde han sufrido torturas, mujeres y niñas sometidas a agresiones de tipo sexual tal como violaciones grupales, con objetos, electrocución de genitales, toques indebidos, entre otras aberraciones.

La situación de las mujeres en el país tiene una serie de problemas estructurales. El código civil iraní es desigual, la condición del marido con respecto a la esposa le da mucho poder. Por ejemplo, una mujer casada necesita permiso del esposo para obtener el pasaporte y viajar, salvo excepciones estipuladas por los intereses del Estado que lo permitan.

A pesar de que la ley laboral no permite la discriminación por género, esto no impide que haya tratos diferenciados en los trabajos, que se den casos de acoso sexual, o que puedan realizar labores que son consideradas de «alto riesgo», también es común que las mujeres sean discriminadas en caso de un empleo que se ofrezca y haya oferentes de ambos sexos.

En algún momento se intentó impulsar reformas, principalmente por la llegada de presidentes y liderazgos más cercanos a la «pluralidad» y las libertades civiles; sin embargo, un país dominado por un clero que tiene sus pautas muy claras en cuanto al control de la población y la llegada, posteriormente, de un gobierno aun más conservador que el anterior, han marginalizado las posibilidades de desarrollo para la población femenina, con mayor fuerza en las zonas rurales donde se asientan comunidades minoritarias, por ejemplo las zonas de Sistán, Baluchistán, Kermanshah y la zona del Ahvaz donde se asienta la minoría árabe iraní.

La realidad en el caso de las iraníes es que su gobierno tiene una política muy enfocada en asuntos del exterior para huir de sus responsabilidades domésticas. En este caso, resulta contradictorio que, mientras el gobierno de Teherán rechaza referirse a la violencia sexual por parte de Hamás contra mujeres israelíes y se empeña en señalar la necesidad de expulsar a Israel de foros internacionales por su trato a la mujer, internamente la población femenina persa sufre las atrocidades de su propio régimen, viendo la paja en el ojo ajeno sin contemplar la viga que atraviesa el propio, en un mundo que ya de por sí, pareciera que está al revés.

Notas

AP. (2024). Israeli report finds evidence of ‘systematic’ rape and abuse during 7 October attack. The Guardian.
FDD. (2024). Iranian Official Calls to Expel Israel From Women’s Rights Conference.
Iran International. (2024). Activists Say UN Not Doing Enough for Women In Iran On Eve Of Women's Day.
Khosropour, A. (2024). Iran's Minority Rights: Constitutional Guarantees vs. Discriminatory Realities. Iran Wire.
Mittelhammer, B. Sepehri, T. y Tahmasebi, S. (2023). Rethinking the EU’s Approach to Women’s Rights in Iran. Carnegie Europe.
OHCHR. (2024). Iran: Institutional discrimination against women and girls enabled human rights violations and crimes against humanity in the context of recent protests, UN Fact-Finding Mission says.