Osvaldo Lamborghini (Buenos Aires, 1940 – Barcelona, 1985) es uno de los grandes mitos de las letras argentinas contemporáneas. Con tan solo tres libros publicados en vida –El fiord (1969), Sebregondi retrocede (1973) y Poemas (1980)–, junto a Novelas y cuentos (1988) y Tadeys (incompleto, 1994), que aparecieron póstumamente, se ha convertido en un verdadero autor de culto, una referencia para varias generaciones de escritores latinoamericanos y europeos.

Sin embargo, hay una faceta en la trayectoria lamborghiniana pendiente de explorarse. Se trata de la producción visual que realizó mientras vivía en Barcelona, entre 1981 y 1985, un vasto conjunto de collages fotográficos que nunca se enseñaron públicamente, pues permanecían en el archivo del narrador y poeta desde su fallecimiento.

Teatro proletario de cámara es una exposición que presenta, por primera vez en un museo, la más exhaustiva antología de trabajos plásticos de Lamborghini, los cuales permiten comprender la punzante radicalidad de este artista aún no cartografiado por los relatos estéticos de los años ochenta.

La muestra se articula en cuatro grandes apartados: 1) la exhibición completa de los originales de Teatro proletario de cámara, un libro-objeto concebido íntegramente por el propio escritor y que no vio la luz hasta el 2008, en una reducida edición facsímil; 2) sus libretas artesanales, donde alterna el fotomontaje, la crónica política y el diario personal; 3) los collages con dibujos expresionistas e imágenes recicladas de los panfletos pornográficos de la época; 4) sus intervenciones pictóricas en libros procedentes de los mercados de saldos editoriales.

Paralelamente a la exposición se ha producido un catálogo, titulado El sexo que habla, que reúne cinco ensayos inéditos, escritos ex profeso por los novelistas César Aira y Alan Pauls, el filósofo Paul Beatriz Preciado, el crítico literario Antonio Jiménez Morato, así como por el ensayista y comisario de la muestra, Valentín Roma. Además, esta publicación recoge más de ciento cincuenta ilustraciones que documentan la variedad de temas, soportes y técnicas de la obra visual lamborghiniana.

1 – Teatro Proletario de Cámara
Libro ilustrado, álbum de recuerdos, museo portátil e, incluso, ready-made modificado son algunas de las definiciones propuestas por César Aira para determinar la singularidad de este inclasificable volumen al que Lamborghini dedicó sus últimos años de vida, durante los cuales permaneció enclaustrado, sucesivamente, en las viviendas de la calle Berna y Comerç de Barcelona apenas sin moverse de la misma habitación.

Teatro proletario de cámara resume por sí solo el quehacer plástico del autor bonaerense, las transferencias entre obscenidad e ideología, el solapamiento entre documento fotográfico y delirio literario. Por sus páginas circula la fauna política de aquellos tiempos, algo que invita a pensarlo como una crónica corrosiva de la Barcelona preolímpica. No obstante, en su forma de animar las imágenes pornográficas mediante textos breves e iracundos, resuena la influencia de un artista a quien Lamborghini homenajeó insistentemente: William Hogarth. A todo ello deben añadirse los vínculos con el ABC de la guerra (Kriegsfibel, 1955) de Bertolt Brecht, un texto donde el dramaturgo alemán también utiliza recortes espigados de las revistas de propaganda de guerra, añadiéndoles pequeños epigramas escatológicos, mordaces u obscenos con los que replicar, quizás, a las terribles obscenidades de la historia.

2 – Libretas Artesanales
Una de las frases más ocurrentes y citadas de Lamborghini es aquella que aconseja: «Primero publicar, después escribir». Siguiendo al pie de la letra este dictum, el autor desplegó un férreo compromiso con la autoedición, lo que le llevó a confeccionar él mismo sus propios cuadernos artesanales, donde elaboraba montajes fotográficos apuntalados por aforismos, fragmentos de descripciones literarias, poemas breves y frases de doble sentido. Las influencias en este tipo de piezas son muy amplias, van desde John Heartfield hasta los experimentos dadaístas, desde El Bosco o Goya hasta las colecciones de imágenes clínicas de Georges Bataille para la revista Documents, es decir, toda la tradición salvaje y lúgubre, ácrata y taciturna de la historia del arte.

3 – Collages y Láminas
La transvanguardia italiana, una de las tendencias pictóricas más características de la década de los ochenta, junto a la llamada nueva pintura alemana, que englobó a artistas tan dispares como Georg Baselitz, Anselm Kiefer, Jörg Immendorff, A. R. Penck o Jiří Georg Dokoupil, entre otros, fueron dos movimientos que orientaron decisivamente la práctica estética de Lamborghini, según manifiestan sus collages con composiciones abstractas, dibujos figurativos e imágenes pornográficas. Por otro lado, las películas de R. W. Fassbinder y Pier Paolo Pasolini suscitaron una intensa fascinación en el escritor, quien dedicó a ambos autores numerosas alusiones tanto en su obra escrita como en su trabajo artístico. Este ámbito investiga la «política sexual» que se deriva de los relatos visuales lamborghinianos, sus maneras de subvertir los paradigmas ópticos vinculados al erotismo normativo, las formas desarrolladas para crispar la simple plasticidad esteticista, transformándola en rebelión de los cuerpos disconformes.

4 – Libros Intervenidos
Uno de los episodios más singulares del quehacer visual de Lamborghini es el «tuneado» de libros que la industria editorial arrinconó en sus cuartos oscuros. Estos volúmenes versaban sobre temas absolutamente peregrinos –tratados de aeronáutica, manuales de física, biografías históricas, novelas románticas, etc.–; sin embargo, el escritor parece entablar con ellos una especie de diálogo autista que le lleva a «ultrajar» el texto original mediante proclamas escatológicas, recortes y dibujos pornográficos que tergiversan sus mensajes estereotipados. Lamborghini practica aquí una suerte de violenta deconstrucción, un reciclaje invasivo, un genuino exhumado de los cadáveres menos exquisitos de la actualidad literaria de los años ochenta.