En su segunda exposición individual en Barcelona, Iván Argote presenta en ADN Galería La puesta en marcha de un sistema, donde lo empírico y lo especulativo se entrelazan para construir sistemas de relación dentro de una esfera en la que Argote se apropia, analiza, recicla y deconstruye filtros ideológicos e históricos.

Enfocándose en una serie de casos concretos que giran entorno a lo global y a lo cotidiano, el artista colombiano desarrolla un trabajo a partir del método deconstructivo para, en línea con el pensamiento de Derrida, cuestionar la autoridad de las imágenes y del lenguaje y afirmar la necesidad de la memoria y del recuerdo. De ahí la constante alusión a vivencias personales, gestos cotidianos, fantasías políticas, hechos y acciones, creando un sistema complejo de interrelaciones entre la contemporaneidad y las construcciones heredadas del pasado; un sistema cargado en ocasiones de ritualidad y hábitos colectivos.

Iván Argote dialoga con la Historia a través de una actualización subversiva de sus símbolos ideológicos. En Lo que nos sobra (2015) la acción erosiva del artista transforma una estatua de estilo clásico representando un león, asociado en la tradición occidental a la nobleza y al poder, en un objeto amorfo, espoliándolo de su significación. Los rasgos identificativos de un status quo se convierten en polvo, dejando una tabula rasa para escribir una nueva historia cansada de ideologías hegemónicas.

El proyecto que lleva el título de la exposición, La puesta en marcha de un sistema (2015), consta de una serie de composiciones que ensamblan documentos, fotografías, gelatinas e impresiones pertenecientes al archivo personal del artista. Imágenes de propaganda de diferentes épocas y países se entrelazan con hojas de libros de fotografía, lemas políticos, retratos y formas geométricas, creando un montaje tridimensional que genera nuevas asociaciones y capas de lecturas de la propia historia que contienen.

Así, como también ocurre en los paneles luminosos que articulan el espacio expositivo, se impone un retorno a la idea de deconstruir para volver a construir, de interrogar la historia, desdibujarla y reescribirla, de prestar atención a cierta información y sus matices, de mirar a través de nuevos filtros y significados y trabajar con distintas formas y técnicas representacionales; se trata en definitiva de proyectos que se retroalimentan creando una red dónde símbolos, imágenes e información despliegan múltiples lecturas.

Las acciones de Argote parten de los marcos de su escenario cotidiano para contaminar otras esferas; así ocurre en Reddish Blue (2015), un proyecto inspirado por una vieja fotografía deteriorada de los años 70 que muestra al padre de Argote enseñando a los niños cómo ser buenos activistas.

Este proyecto revela una anécdota histórica cargada de trasfondo ideológico: Iván Argote descubre que, durante los años 60, la compañía Kodak se percató que las fotografías a color, al envejecer, se volvían rojizas y, en el contexto de la Guerra Fría, la compañía temió que los archivos de los Estados Unidos fuesen, con el paso del tiempo, completamente rojos, el color emblemático del bloque soviético. Por ese motivo se decidió cambiar el método Kodakchrome y desarrollar un nuevo sistema de revelado Ektachrome, cuyas fotografías al envejecer tendían al azul. Esta historia es narrada a través de un texto proyectado en diapositivas, en un espacio pintado en violeta, mezcla entre azul y rojo.

La misma fotografía del padre en los años 70 es también el punto de partida del proyecto Activissime – Thessaloniki (2015), que Argote ha desarrollado en diferentes ocasiones y lugares y que se basa en impartir talleres a niños de escuela primaria donde el artista les estimula a crear sus propios eslóganes de protesta, emulando la actividad del padre tres décadas antes. Argote realizó el primer taller en 2011 bajo la comisión del museo MAC/VAL de Francia, el segundo en 2014 en Terrasa en el EspaiDos de la Sala Muncunill y en 2015 en Grecia, en el contexto de la Bienal de Tesalónica. El video resultado del taller en Grecia cierra la exposición en ADN Galería.

El espacio expositivo se concibe como un sistema narrativo en el que objetos, collages, proyecciones y material de archivo, son reactivados y nos brindan nuevas historias. La escenografía que presenta Iván Argote mezcla filtros visuales e históricos y despliega imágenes que reflexionan sobre la relación del ser humano con el arte, el pensamiento y la política. Siguiendo a Jacques Rancière en Le Destin des Images, “El arte está vivo siempre que esté fuera de sí mismo, configurando ‘escenas de desfiguración’ ”.

Texto de Olga Sureda