Ya hace casi 30 años que Alberto Cont analiza el tema de la pintura y del cuadro. Esta reflexión, que extiende la práctica del dibujo y la escultura, descartó de antemano la imagen (o al menos, la representación) para poder destacar mejor el color, el repertorio de las formas geométricas, el material, con toda su gama de variantes y efectos. El procedimiento más usual es el de la serie, que permite desarrollar la exploración en la mayor medida posible imaginando numerosas variaciones en las que se superponen colores o tonalidades, así como infinitos efectos de materiales. Este método, que se encuentra a mitad de camino entre el protocolo y la regla del juego, sitúa al artista en el rol de autor y " espectador " de su proyecto.

Las obras que presenta resumen plenamente este enfoque. En esta serie de cuadros, el " elemento " que se repite en todo tipo de formato consiste en una sucesión de líneas.

Estas líneas se obtienen a partir de cintas verticales más anchas que el artista cubre con varias capas de resina. Dichas capas –finas y translucidas– «velan» literalmente la composición inicial, ocultándola con distintos niveles de intensidad según la tonalidad elegida.

La función de este sutil juego de superposición es actuar como un revelador: al ocultar las cintas y dejar al descubierto únicamente las líneas finas coloreadas intensamente –a tal punto de parecer fluorescentes–, Alberto Cont invierte la propuesta. La parte inferior atraviesa el color que cubre casi toda la superficie, dando lugar a un halo o vibración luminosa intensa según la tonalidad predominante. El artista pone de manifiesto la sensación que se obtiene a partir del contraste entre la intensidad cromática de las cintas reducidas a estelas luminosas y la tonalidad volcada en la superficie del cuadro que permite en cierta manera intuir el ritmo inicial de las cintas verticales.

Esta reflexión recuerda aquellas que transitaron a lo largo del siglo: las vanguardias de los años 20 europeos (Malevitch, Kandinsky, Mondrian, Albers, Delaunay), la pintura americana (Rothko), pero su principal fuente de inspiración son las instalaciones de James Turrell, los neones de Dan Flavin o de François Morellet, que Alberto Cont evoca al hablar de la manera en que el color y la luz se impusieron gradualmente en su obra.

La pintura se percibe desde su función de " revestimiento "el material que cubre la superficie logra que la imagen original aparezca y desvanezca al mismo tiempo. El aspecto destacado de la imagen se expresa a través de una percepción cromática, por lo que la exploración efectuada en el taller puede dar lugar a un enfoque sensorial más emocional.