Observar los cuadros de Saadio es como leer jeroglíficos. Espléndido, pero reservado a los iniciados. Introducido por su familia en los signos peul y los misterios cosmogónicos de los dogon, este guardián de los misterios utilizó a su vez símbolos para expresar la evolución de la sociedad africana y la confrontación de los rituales tradicionales en el seno de la vida africana contemporánea. Podemos encontrar estos elementos sagrados en la presencia misteriosa de animales perdidos en los meandros del ámbito urbano: gallinas, cocodrilos, serpientes y peces, todo un simbolismo tradicional mezclado en una ciudad viva, colorida y repleta de olores, donde se mueven millares de ciudadanos en coche, en moto o a pie, y sobrevolada por los aviones.

Las paredes de Dakar hablan, casi literalmente, con los grafitis y las vallas publicitarias. Descubrimos la ciudad a través de sus paredes. Este colorido microcosmos urbano, estos símbolos populares, Saadio los exalta a veces de manera nostálgica, como en este cuadro, “Kodak”, donde recupera los estudios de fotografía de Dakar, trabajando en el pasado con la película Kodak. Saadio aísla el objeto observado y lo integra en un fondo de símbolos pintados como jeroglíficos. La ciudad africana es también la ciudad de las artimañas y de los trabajos improvisados: los vendedores de crédito para móviles, los que ofrecen desayunos de Nescafé con leche o de queso La Vache qui rit, los que venden cacahuetes, pañuelos o galletas con sésamo… Todo tiene solución y se intenta sobrevivir y tener suerte en medio del remolino de este círculo urbano.

Después de hacer un mural en la Sicap Baobab de Dakar en 1990, Saadio se instaló en 1997 en la isla Ngor. Allí estaba cerca de los talleres de los artistas para volver a organizar los festivales de arte de la isla. En 2004, localizado por la galerista Aude Minart, participó en una exposición colectiva en la Galerie Africaine de París. Intervino también en diferentes ediciones del Dak’Art Off en colaboración con el canal Horizon y las galerías Arte y Agora. En 2008, el Ministerio de Cultura de Senegal lo seleccionó para representar a su país en el Pabellón Francés durante la Exposición Internacional de Zaragoza (España). A partir de 2011, el mundo artístico empezó a descubrir su estilo y su lenguaje artístico: ese año participó en exposiciones colectivas en Friburgo (Alemania); en el festival de arte Regards sur cours, en la isla de Gorea (Senegal), y en el festival Xeex Art, en el marco del 85.º aniversario de la empresa Eiffage, con la colaboración del ayuntamiento de Dakar. Pero es a partir de 2012, con la serie Y’en a marre, cuando el artista se integró en el movimiento de mobilización para el nuevo gobierno del presidente Macky Sall y del ministro de cultura Youssou N’Dour, que los críticos de arte reconocieron su valor artístico.