Héctor Daniel Guzmán Carrillo
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Héctor Daniel Guzmán Carrillo

Como todo mundo nací, en mi caso fue el 16 de noviembre de un interesante 1989; originario de México, he vivido y experimentado varias de sus peculiares bellezas tanto culturales como sociales. Aun así, siempre me he sentido fuera de tiempo y lugar, ya que mi alma y corazón naturalmente curiosos y viajeros han dirigido mis pasos en varias direcciones; desde las visitas recurrentes a diferentes lugares de la República Mexicana y en su momento al extranjero, hasta vivir en el hermoso estado de Querétaro; la emoción y la aventura forman parte de mi realidad cotidiana.

A fin de cuentas, ¿Qué es la vida sino una vivencia?

Mientras que en la música encuentro consuelo y desahogo en muchos casos, es verdaderamente con la pluma y el papel donde siento que estoy verdaderamente en mi elemento; contando historias, creando personajes o situaciones que de la nada se materializan es cuando más en sintonía conmigo mismo me siento.

La guitarra, mi hermosa compañera desde hace algunos años ya, me ha brindado momentos de quietud, meditación y por supuesto, pasión también; esto porque creo firmemente que las cosas hechas sin el calor del corazón, es mejor dejarlas de lado. Porque, quien no ama verdaderamente lo que hace, debería buscar su sentido del ser y de la vida con la misma urgencia con la que el sediento busca el agua.

El tiempo trae las experiencias, pero son nuestras decisiones las que dan forma al futuro que deseamos para nosotros mismos; en ese sentido, es una responsabilidad moral y ética la que tenemos con nuestra propia felicidad y por lo tanto deberíamos ser conscientes de ello. Abrazar nuestros errores y alegrarnos con nuestros aciertos, es como dice un proverbio escocés, “La lluvia de hoy, es el whisky de mañana”.

Como ha podido darse cuenta querido lector, mi estilo literario es precisamente eso, contar historias con vertientes distintas sin aparente relación pero en realidad con un mismo objetivo, y si has podido ya leer entre líneas y entender lo que he dicho de forma muy sutil, como sé que así ha pasado, en mis textos va implícita una parte de mi ser. Es esa parte de mi alma que yo te regalo con todo cariño para que le hagas tuya y la lleves a donde quieras.

Una letra en su singularidad puede parecer efímera, pero es cuando forma una palabra que obtiene sentido y ese sentido se convierte en un regalo para quien la recibe. Por lo tanto, cada palabra que escriba es un regalo sincero y de corazón para ti, que me haces el honor de leerme, teniendo siempre la esperanza que la compartas o que haya sido de tu agrado y de alguna manera, deseando que esta sea positiva, alegre ese momento en el cual nos hacemos cómplices de las mismas.

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