En los últimos años hemos visto un marcado aumento en las campañas de concientización para detectar a tiempo el cáncer de seno, debido a que se ha incrementado de manera alarmante en todo el mundo, tanto en países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) las cifras han aumentado un 20% desde el 2008 a la fecha, lo que lo convierte en el segundo tipo de cáncer más común en el mundo, se calcula que para el año 2025 habrá aproximadamente unos 2,5 millones de nuevos casos y unas 800,000 muertes. Se estima que una de cada ocho mujeres están en riesgo de padecer cáncer de seno a lo largo de la vida, es decir, el 12% de la población femenina. Aproximadamente la mitad de los casos ocurren en países desarrollados, debido probablemente al estilo de vida y la alimentación.

La OMS promueve el control del cáncer de seno integrándolo en los programas de prevención y el control de las enfermedades no transmisibles en los países aliados para reducir esas tasas de mortalidad. El objetivo es lograr que la mayoría de los casos se detecten en etapas tempranas, ya que sabemos que la supervivencia y un buen pronostico depende mucho de una detección oportuna. Hay mucho trabajo por hacer, sobre todo en los países en vías de desarrollo, donde la mayoría de los casos se detectan en fases muy avanzadas.

Hay algunos factores de riesgo que se asocian al cáncer de seno. El primero y más importante es ser mujer (los hombres también pueden padecerlo, pero es poco común). El riesgo de contraerlo aumenta con la edad: aproximadamente el 18% de los cánceres de seno se diagnostican en la década de los 40, y el 77% por encima de los 50 años. Por encima de los 75 años el riesgo disminuye, aunque también hay mujeres jóvenes que lo sufren. Una exposición prolongada a altas dosis de estrógenos (menarquía precoz, menopausia tardía, primer embarazo después de los 35 años, etc) también es desfavorable. El sobrepeso y la obesidad son asimismo factores de riesgo. Y las personas con antecedentes familiares directos con cáncer de seno tienen el doble o hasta el triple de posibilidades de padecerlo, sobre todo las mujeres que presentan algunas mutaciones genéticas (BRCA1, BRCA2 y P53) tienen un riesgo muy elevado.

Los síntomas del cáncer de seno pueden incluir la presencia de una masa en la mama, cambios de tamaño o forma de la misma o secreciones por el pezón. El autoexamen y la mamografía pueden ayudar a diagnosticarlo precozmente, cuando es más tratable. El tratamiento puede consistir en radiación, mastectomía, quimioterapia y terapia hormonal, etc. Aun no existe una manera segura y definitiva de prevenirlo, pero si es necesario conocer varias medidas que todas las mujeres debemos tomar para reducir el riesgo o, en caso de que el cáncer suceda, detectarlo en etapas tempranas, cuando es tratable.

Visitas periódicas al ginecólogo, mamografías anuales y el autoexamen mamario constituyen las tres medidas, eficaces, necesarias para prevenir el cáncer de mama.
Mujeres entre 20 y 35 años: autoexamen de senos, examen ginecológico anual.
Mujeres entre 35 y 50 años: autoexamen de senos, examen ginecológico anual, mamografía cada 2 años.
Mujeres mayores de 50 años: autoexamen de senos, examen ginecológico anual, mamografía cada año.

Realizar campañas de información a la población en general, promover un modo de vida más saludable (alimentación, actividad física, control de peso, etc.), campañas de prevención (autoexploración mamaria) y revisiones médicas accesibles para detectar en etapas tempranas este mal son medidas que pueden tener un efecto en la reducción en la incidencia de cáncer de seno a largo plazo y sobre todo de mortalidad. Es una tarea primordial que se tiene que realizar en todo el mundo, pero también es una tarea para cada una de nosotras. Cuidarnos está en nuestras manos, no olvidemos revisarnos y acudir al médico.

Fuentes:
OMS, UNAM, AECC