Mirando atrás, me he dado cuenta que puedo dividir mi vida por décadas:

  • Desde que nacemos hasta los 10 años: La época más tranquila de todas, sin grandes preocupaciones, chuches, dibujos animados, los primeros amigos…
  • De los 10 a los 20: La década más dramática de todas. Cualquier vivencia que teníamos nos parecía un mundo; los primeros problemas con las amigas, el primer beso, el primer amor, que esperabas que fuese el único. No podías imaginar que pudieras volver a enamorarte y cuando por fin se terminaba, también parecía que se acababa el mundo.
  • De los 20 a los 30: Son los años locos de la Universidad. En esta etapa maduras, aprendes a dimensionar las cosas y darles su justa importancia. Aprendes y te diviertes a partes iguales. Ojalá estos años pudieran durar el doble, porque aunque sólo sea una década, yo recuerdo que la viví y la disfruté como si hubiesen sido dos. Pero por más que te resistes, un día te encuentras con que no te queda más remedio que madurar y pasar a la siguiente etapa, la treintena.
  • De los 30 a los 40: En la que yo me encuentro ahora mismo. Por un lado eres joven, pero estás obligado a ser maduro. Te independizas, te casas, tienes hijos… O en mi caso, soltera y en la treintena.

No es que no disfrute de mi actual estado, pero cada año que pasa se hace más difícil conocer a gente nueva interesante. Esto también vale para las amistades, no sólo para los novios. Mis amigas poco a poco se van casando y empiezo a ser consciente de que voy a entrar en ese extraño segmento de población que denomino como, "¿por qué sigues soltero a los 30?"

Esta pregunta me la realizan últimamente demasiado a menudo, dando a entender que algo malo debo tener, porque a los 30 sólo están solteros los divorciados o los raritos. De hecho, en la última boda a la que asistí, el comentario fue el siguiente; “¿y por qué has venido sola?".

Pero he decidido no tirar la toalla y, como soy una mujer moderna del Siglo XXI, me estoy planteando probar otros formatos para conocer gente: internet, el speed dating, una agencia matrimonial…. Aunque de las tres opciones la que menos confianza me inspira es el amor “online”.

Yo me pregunto: ¿tan mal está el mercado actual de solteros que ya no se puede ligar de la manera tradicional? ¿Tan vagos nos hemos vuelto que ahora utilizamos internet hasta para buscar novio? A pesar de mis reservas, lo cierto es que actualmente muchas de las parejas que se forman lo hacen a través de internet. Todos tenemos un amigo de un amigo… aunque siga dando vergüenza admitirlo.

La verdad es que conocer a alguien a través de la pantalla del ordenador es muy tentador; sin presión, sin ruido, manteniendo conversaciones probablemente más profundas de las que podrías tener con alguien que acabas de conocer. El teclado te da el anonimato y la seguridad de tu casa.

A pesar de todas estas ventajas, mi miedo es que falte esa “magia”, esa extraña sensación que se tiene en el estómago cuando conoces a alguien que podría llegar a ser algo más que sólo un amigo. Eso es imposible que te lo de ningún emoticono.

Puede que al final me decida a probarlo y así poder juzgar de primera mano cómo es ligar en internet. Lo peor que puede pasar es que conozca a alguien o que haga algún amigo nuevo con el que ir a tomar algo un sábado por la noche.