Una de las circunstancias más tristes y problemáticas para los más ancianos es cuando sufren maltrato, ya sea físico o psicológico. Esta es una de las peores situaciones que pueden vivir los más mayores, y que va a provocar un decremento de la calidad de vida.

El maltrato puede ser tanto físico como psicológico, e incluso puede provenir por la falta de acción, es decir, por no dar la atención y cuidado necesario por el mayor.

Si bien se puede pensar que se trata de algo "excepcional", algunos hablan de que uno de cada diez de nuestros mayores se ha visto sometido a esta situación en el último año.

Dos son las características fundamentales de este maltrato. La primera es que son los más mayores los que sufren este maltrato. La segunda es que este maltrato proviene principalmente de sus cuidadores, ya sean estos formales o informales. De hecho, según estadísticas oficiales, el maltrato se produce en mayor medida en instituciones públicas o privadas como residencias, frente a los ancianos que viven solos o comparten su vida con la familia.

Otra característica se refiere a la falta de denuncia, debido a que los ancianos se sienten "superados" por la situación y no creen que haya solución. El maltrato, lejos de ser "casual", se va convirtiendo en crónico, con las consecuencias que eso implica.

Sobre la forma de detectare esta problemática hay que tener en cuenta que los ancianos ante el maltrato se van a presentar cohibidos, poco habladores y esquivos a las relaciones físicas. Además de buscar la soledad y el aislamiento, van a procurar pasar el menor posible en el sitio donde recibe el maltrato. De ahí que en ocasiones se produzcan "huídas" de las residencias. Además, cuando el anciano está frente a su maltratador, va a sufrir altos niveles de ansiedad, con comportamientos de evitación.

Aunque es una realidad, existe escasa conciencia social sobre esta problemática. Hasta donde conozco, no existen medidas "especiales" por parte de ningún gobierno para garantizar la integridad física y mental de los más ancianos, a diferencia de lo que sucede con otros colectivos, como menores o mujeres, donde existe un teléfono de denuncia anónima y todo un protocolo para ofrecer información, orientación e incluso asistencia ante el caso del maltrato.

Falta por tanto una toma de conciencia social al respecto, que haga que los gobiernos habiliten mecanismos especiales para la detección del problema para poderle dar solución de la forma más rápida y efectiva. De forma individual, y ante la sospecha de maltrato, se puede acudir a las autoridades para denunciarlo, aunque no existen un procedimiento establecido para ello.

La denuncia en una institución pública o privada, como en una residencia, debería de motivar una actuación por parte de la administración, como una inspección para corroborar o no los datos denunciados, y de ser así actuar en consecuencia.

En ocasiones los familiares deben aportar "pruebas" como grabaciones de cámaras ocultas para que se tenga en cuenta el testimonio del anciano; ya que de otra forma no suele considerarse este.

La situación es más complicada cuando el maltrato se produce en el domicilio particular, ya sea proveniente de un cuidador profesional o un familiar, donde es la palabra de uno contra la del otro y los hechos son difícilmente demostrables.