Salir a dar un paseo, tomar una copa en un bar con tus amigos o incluso ir al cine es impensable, desde hace aproximadamente siete años, sin nuestro Smartphone. ¿Cuántas veces has ido a cenar con algún amigo y el encuentro ha sido interrumpido por su teléfono móvil? Este fenómeno ha sido acuñado como phubbing, concepto derivado de la mezcla de las palabras anglosajonas phone (teléfono) y snubbing (ignorancia, rechazo), que hace referencia al acto de menospreciar a la persona con la que se está teniendo una interacción social prestando más atención a nuestro móvil, u otros aparatos electrónicos, que a la persona o personas que nos acompañan.

Este fenómeno carecía de denominación hasta hace poco tiempo, cuando el australiano Alex Haigh, de 23 años, puso nombre a esta práctica masiva y cotidiana al crear un movimiento “anti-phubbing” al tratar de concienciar a la sociedad de los efectos negativos que puede tener en las relaciones interpersonales de la vida moderna. Con la aparición en 2007 del smartphone o teléfono inteligente, que daba la posibilidad de mantenerse conectado a Internet a cada hora y en cualquier lugar, la práctica se incrementó dando lugar a expresiones cada vez más comunes en reuniones como “Has quedado conmigo, no con tu teléfono".

Ocurre con compañeros de trabajo, comidas con amigos de toda la vida, cenas familiares o citar románticas. Incluso en pareja ambos pueden permanecer absortos con la pantalla de su smartphone uno al lado del otro. Es por eso que han surgido movimientos “anti-phubbing” que tratan de poner remedio a una práctica que cada vez se hace más habitual. Estos aseguran que el 90% de los adolescentes prefieren el contacto a través de mensajería móvil en lugar de conversaciones cara a cara, por lo que alertan de las consecuencias a largo plazo que pueden sufrir las relaciones interpersonales.

El phubbing enfría nuestras relaciones, nos separa llegando a convertirnos en desconocidos. Su uso abusivo puede llevar a perder el hilo de la vida de nuestras personas más cercanas estando la mayor parte de nuestro tiempo ausentes para estar presentes en la red. Entre otros datos, también llama la atención el alto número de casos de phubbing en cada cena en los restaurantes, el cual que asciende a 36. Movimientos anti-phubbing recurren a estas cifras para compararlo con actos como el protocolo más básico a la hora de sentarse en una mesa que reprocha, por ejemplo, empezar a comer antes de que a sus acompañantes también les hayan servido su plato, o comer del plato de otro. Lo que quiere decir, el acto de ignorar y menospreciar a las personas que nos acompañan.

Expertos apuntan al miedo a perderse algo como causa principal de la necesidad que siente el usuario a estar revisando continuamente su teléfono móvil. “Las personas se instalan en un mundo propio, el creado por el smartphone y no nos damos cuenta de que lo que realmente estamos perdiendo estando pendientes de él es a aquella persona de carne y hueso que tenemos al lado”. Como consecuencia, dejamos a un lado la experiencia que nos ofrece esta persona y conectamos con aquellos que están conectados y que, en muchas ocasiones, no se conocen.

Como solución a resolver esta tendencia se proponen prácticas como aplazar las respuestas a los mensajes cuando se está trabajando o reunido con familia o amigos, así como apagar el teléfono móvil cuando vayamos al cine, o dar un paseo para disfrutar del momento en su totalidad, salvo que se trate de una emergencia o caso extremo.

Si no tomamos conciencia y controlamos la tentación de revisar nuestros likes, estamos corriendo el riesgo de acabar perdiendo a las personas más significativas de nuestras vidas.