Escalofríos, sudoración, hormigueo en la pierna izquierda y la sensación de que el corazón se le va a salir por la boca. Estos síntomas son los que experimenta la madrileña Marta Pérez, directora de marketing de una multinacional, cuando se enfrenta a una tarea muy habitual en su compañía: presentar el plan de marketing ante una nutrida audiencia. Y ustedes se preguntarán, ¿y cómo ha llegado a ese puesto si se bloquea con simplemente abrir la boca para contar algo que se conoce al dedillo? Porque María es muy buena en lo suyo, pero sufre pánico escénico a sus 43 años.

Mientras tanto, al otro lado del charco, en una pequeñísima comunidad llamada Rescue, en Sacramento (California), Luke Fong, adolescente de 18 años, acaba de ganar un pase al torneo final de la Asociación Nacional de Discursos y Debate (NS&D), un club promovido por su colegio. Y no estamos hablando de un joven superdotado y con visos de convertirse en el próximo presidente del Gobierno americano, sino de un chico normal y corriente, aficionado a los videojuegos y miembro de la banda de jazz de su escuela.

Luke y sus compañeros de pupitre asisten dos veces por semana, tras sus clases, a este club cuyo objetivo es enseñar a estos adolescentes las técnicas necesarias para aprender a hablar en público y, por ende, dotes de liderazgo, algo que muchos expertos en la materia consideran que va implícito. Habilidades que Marta habría deseado haber aprendido cuando era estudiante en su colegio de Madrid.

“Cuando tenemos una reunión internacional con compañeros de otros países, los nórdicos y los americanos nos superan claramente y son los que mejores preguntas hacen y los que participan más en las reuniones. Al contrario que los españoles que, por miedo a hacer el ridículo, permanecemos callados”, afirma Marta. Algo con lo que está de acuerdo Paul Sire, presidente de la Fundación English-Speaking Union España. “Un español se preocupa demasiado por lo que los demás estarán pensando sobre él mientras habla, o en cómo va vestido, etc, mientras que un americano no tiene absolutamente ningún miedo al ridículo y confía plenamente en sí mismo”.

Aprender a ser un buen orador y un buen líder

Al iniciar una búsqueda en Google relacionada con “hablar en público” encontramos decenas de escuelas, grupos y seminarios que enseñan habilidades y técnicas para convertir a cualquiera en un gran orador. La propia Marta ha sido alumna de alguno de estos cursos que, en muchos casos, condensan toda la teoría y la práctica en una apretada sesión de un día de duración. “Los precios son caros para el resultado que se obtiene a la larga, porque la práctica es un poco floja: se realiza en grupos, sobre temáticas no muy relevantes… y luego llegas a casa con muchos consejos pero pocas herramientas para eliminar el miedo o la vergüenza que muchos sufrimos”.

Hace unos meses, una amiga de Marta le comentó la existencia del Toastmasters Club en Madrid. Se trata de un Club Internacional sin ánimo de lucro creado en 1924 y que acaba de cumplir 15 años de actividad en la capital española. Tiene sedes en 126 países en los que cuentan con más de 14.600 clubs con cerca de 300.000 miembros. En Madrid tienen 7 clubs, algunos en español, otros en inglés e incluso empresas como Ericsson o AXA cuentan en sus oficinas con su propio Club Toastmaster para sus empleados. “Yo me he decantado por el Club en el que se presenta en inglés, porque en mi compañía todas las reuniones las hacemos en este idioma” afirma Marta. Ella y sus compañeros, con perfiles de lo más variopinto (ingenieros, estudiantes, comerciales…) y edades comprendidas de los 30 años en adelante, se reúnen en miércoles alternos en un bar de la zona centro y allí mantienen una reunión que sigue siempre una misma estructura y que dura cerca de dos horas. La mayoría de los miembros tiene como objetivo mejorar sus habilidades de oratoria, aunque unos pocos también pretenden afrontar ese miedo que les atenaza, como a Marta, cuando se enfrentan a una gran audiencia.

Los miembros no solo tienen la oportunidad de prepararse un discurso de unos cinco o seis minutos (escogiendo con tiempo el día y el tema, siguiendo las pautas de unos manuales con diferentes niveles de trabajo y con la guía de un mentor opcional), sino que también pueden elegir uno de los numerosos roles que requiere cada sesión: maestro de ceremonias, controlador del tiempo, guardián de la gramática o evaluador son algunos de ellos. “No solo se trata de ganar confianza a la hora de hablar en público, sino de saber expresar ideas de forma eficiente y aprender a negociar, características propias de un líder. Quien se comunica bien, lidera. Y los buenos líderes, sin duda, saben comunicarse correctamente”, afirma Jim Dodson, fundador de Toastmasters Madrid y participante activo en cada sesión del Club.

El boca a boca debe funcionar bien, porque cada miércoles se “cuelan” numerosos guests (invitados) que, como Marta los primeros días, acuden a conocer de primera mano el funcionamiento de éste u otros clubs del Grupo antes de tomar la decisión de unirse formalmente a alguno de ellos. Si optan por inscribirse, la cuota inicial es de 40€, cubre los materiales y es válida para participar en todos los clubs del grupo, nacionales o de fuera de España. Además, hay una cuota anual de 60€. “La relación calidad/precio es infinitamente mejor que cualquier otro curso que haya realizado antes y que al final no me han servido para mucho. Aquí, cada miércoles aprendo algo, participo y me lo paso bien”, afirma Marta. Además, el Club también organiza torneos locales, nacionales e internacionales a los que asisten representantes españoles.

Mientras tanto, en Rescue, el joven Luke espera tranquilo al 16 de junio, día en el que acudirá a Texas para probar suerte en el concurso final. En el caso de volver a casa con las manos vacías, él sabe que al menos “ya soy capaz de hablar con confianza, defender mis opiniones con educación y con la mente abierta, y puedo conectar rápidamente ideas y hechos para poder argumentar de forma coherente”. En el futuro, si se gradúa como biólogo como es su deseo, sabe que será un buen líder y un buen disertante, como tantos otros adolescentes americanos que, como él, han tenido acceso desde muy pronto al arte de la oratoria.

Para más información

National Speech & Debate Association http://www.speechanddebate.org/