La Galería Miguel Marcos exhibe durante estos días Decarnation, la primera exposición individual de Lin Mo (Harbin, China, 1962) en Barcelona. El artista vive y trabaja entre Pekín y París. Se graduó en Bellas Artes en la Lu Xun Academy of Fine Arts en el año 1984, y desde entonces su carrera ha estado marcada por una peregrinación por distintos países en los que ha ido consolidando su prestigio a partir de un trabajo meditado y comprometido.

El recorrido artístico de Lin Mo está impregnado por sus viajes y largas estancias en otros países, que le han permitido conocer de primera mano la pintura Oriental y Occidental. Sin embargo, los valores estéticos de Lin Mo los encontramos en la escuela YI, germen de la abstracción china contemporánea, que desde los años 70 fomenta su filosofía en la meditación y la contemplación, pues sus creadores indagan en las esencias cotidianas en busca de metáforas de aquello vivido.

El poeta chino Meng Ming define la obra del artista como Decarnation, un término poético que alude a la reencarnación budista, entendiendo los cuadros de Lin Mo como un ciclo de momentos que son revividos y en los cuales subyace la esencia de la vida en un mundo fenomenológico, en el sentido en el que Hegel, postulaba la búsqueda de la verdad espiritual.

La obra de Lin Mo se presenta colorista y apasionada, con una gama cromática surgida de un éxtasis creativo lleno de toques brillantes que emulan texturas. Para el artista, el lienzo no tiene límites, quiere descubrir todo aquello que está detrás de él, el universo que le impregna y se expande a través de las más recónditas capas de pintura. La técnica, grandes pinceladas aleatorias, no sigue unos parámetros artísticos, se rige por aquello que denomina “pure painting”, creando manchas que generan ritmos, relaciones, momentos.

La intensidad de su pintura no sólo capta la atención en el momento en que se mira, sino que también cambia de forma según la perspectiva que se adopte. El arte de Lin Mo proviene directamente del alma, que se agita y evoca sentimientos y pasiones.

Un viaje emotivo y sensorial en el que las pinceladas profundas guiaran al espectador a través de los infinitos lienzos. Un romanticismo astracto, en el cual colores brillantes y ligeros son combinados con tinta oriental para mostrar lo que está oculto a los sentidos, lo que los antiguos llamaban, lo esotérico.

Una reencarnación del espíritu surgida de la armonización de contrarios, del ímpetu y la contención, del fondo y la forma, que nos mostraran lo visible y lo invisible in alienis.