La biblia, así como diferentes culturas y creencias exponen el argumento de que existe vida después de la muerte. Para mí no es así, no como vida propiamente dicha, sino como simplemente un estado de paz interior, de relajación, en donde puedes olvidarte de los problemas o malas decisiones que en algún momento de tu vida tomaste.

Para la religión católica, la muerte es un tránsito desde la vida terrenal hacia Dios. Los cristianos piensan que, al morir, el cuerpo muere, tal como muere una planta, pero el alma sobrevive. La muerte es el descanso eterno junto al Dios Creador, pero para llegar a él habría que cumplir una seria de normas.

Como los cristianos católicos, los musulmanes también creen que, después de la muerte, serán juzgados según sus obras. Sus buenas o malas acciones les llevarán al cielo o al infierno. El profeta Mahoma, el que entregó el mensaje de Dios o Alá a la Humanidad, intervendrá para que no se condenen al infierno.

El hinduismo es la religión que siguen unos 750 millones de personas en todo el mundo y sostiene que existe vida después de la muerte, pero no como la ven los cristianos y musulmanes, en un paraíso no terrenal. Los hinduistas creen en la reencarnación: después de la muerte, el alma renace en este mundo, aunque no necesariamente en un cuerpo humano. Esto se debe al karma, resultante de acciones pasadas que determina el tipo de renacimiento. La meta final de la vida, sin embargo, es la liberación del ciclo de vidas en este mundo material y la entrada en el Nirvana o paraíso. Los hinduistas creen que pueden salvarse de tres maneras: cumpliendo con los deberes propios y familiares, logrando un estado de conciencia (mediante la meditación) en el que nos demos cuenta de la identidad con Brahma y, por último, obtener la ayuda de un dios.

Los budistas se aferran a las Cuatro Nobles Verdades: la vida está llena de sufrimiento; su causa es el deseo; extinguir el deseo hace cesar el sufrimiento; para lograrlo hay que seguir el Óctuple Camino: visión, vida, aspiraciones, esfuerzo, palabras, conciencia, conducta y concentración correctas.

Pero existe vida y muerte a cada momento. Al quitar una flor de su planta de origen simplemente para admirar su belleza, sin posibilidades de reproducirse dicta su camino a la muerte; al pisar un insecto; alimentar a un perro sin hogar, entre muchísimas otras acciones, contribuye a tener un día más de vida o lo contrario. La vida y la muerte pueden ser tan hermosas como lo quieras imaginar, admirando la belleza de la cotidianidad.