El feminismo es un conjunto de movimientos sociales, culturales y políticos cuyo objetivo es la liberación y la reivindicación de los derechos de las mujeres, así como cuestionar la dominación y la violencia de los varones sobre las mujeres y la asignación de roles sociales según el género. Este movimiento que lleva reivindicando la igualdad desde el sigo XIX, aunque ya existía con anterioridad, se enfrenta a las desigualdades de género que existen hoy en día y además lucha contra aquellos que pretenden desprestigiarlo.

Como contrapartida a este movimiento surge el término “feminazi”, un acrónimo que se forma con las palabras feminismo y nazi y que suele usarse en sentido peyorativo para retratar a aquellas feministas que son percibidas como radicales y que según los partidarios de su utilización alude a una actitud o ideología que refleja una faceta radical y revanchista del feminismo, homóloga al machismo pero de sentido opuesto.

El término fue popularizado por el locutor de radio estadounidense Rush Limbaugh, conservador ligado al Partido Republicano, inicialmente para referirse a las mujeres que defendían el derecho al aborto, que Limbaugh parecía asociar con el Holocausto. Al incluir “nazi” en este término los que lo defienden equiparan la lucha feminista con la forma en la que el régimen de Hitler trató al pueblo judío, es decir, despojándole de su dignidad como personas y de parte de sus derechos civiles y recurriendo para ello incluso a sus tácticas publicitarias, como la creación de nuevos términos (heteropatriarcado, falocentrismo). En las últimas décadas la palabra ha ido popularizándose y extendiendo su definición de manera que casi cualquier persona que defienda mínimamente la igualdad entre hombres y mujeres puede ser tildada de “feminazi”.

Este término peyorativo no es más que una invención periodística con la que se pretende desprestigiar y menoscabar la lucha feminista. Es muy común que cualquier mujer que luche por la igualdad sea llamada de este modo, no han sido pocas las políticas que han sufrido este menosprecio por parte de sus congéneres, entre ellas la que fuera candidata a la presidencia de EE.UU, Hillary Clinton, que a lo largo de su campaña tuvo que enfrentarse a todo tipo de descalificativos machistas que no provenían únicamente de su rival. ¿A qué nos lleva esto? ¿Existen de verdad las feminazis?

Sería absurdo pensar que, en un planeta tan súper poblado como el nuestro, no haya personas que de verdad piensen y defiendan la superioridad de las mujeres y, sin embargo, la palabra “feminazi” no hace alusión a estas personas, sino que con ella lo que se pretende es calificar de “exagerada” cualquier reivindicación que tenga que ver con el feminismo. Esto lleva a que muchas mujeres piensen que no es bueno ser feminista o que ya no hace falta serlo.

La lucha feminista incomoda a muchos sectores que ven poco a poco como van perdiendo sus privilegios en favor de un trato más igualitario; pero no debemos olvidar que aun queda mucho camino por recorrer. La violencia machista, la cultura de la violación, son lacras con las que la sociedad aún tiene que luchar y es por eso que el feminismo es más necesario que nunca.