La estrella de cine ganadora de un Óscar Colin Firth ha lanzado una importante campaña de Survival International para salvar a la tribu más amenazada de la Tierra: los awás de la Amazonia brasileña. Su tierra ha sido invadida por un enorme ejército de madereros, ganaderos y colonos ilegales. La devastadora destrucción de la selva de los indígenas está ocurriendo a un ritmo más rápido que en cualquier otro territorio indígena de la Amazonia, y amenaza la supervivencia misma de este pueblo. Algunos awás permanecen aislados y la situación es en estos momentos tan crítica que varios expertos brasileños han advertido de la posibilidad de “genocidio” y “extinción”. Pero se puede evitar esta tragedia.

Ve el corto documental y el llamamiento de Colin Firth y participa en la campaña para salvar a los awás:
www.survival.es/awa#take-action

Fiona Watson es la directora de Campañas de Survival International y una de las principales expertas del mundo sobre indígenas aislados. Esta es la historia de su primer encuentro con los awás de Brasil.

Visité a los awás por primera vez en 1992. Me impresionó enormemente.

Solo dos días antes FUNAI había establecido contacto con una joven familia awá y me llevaron para “conocerlos” a un pequeño fragmento de selva, ubicado a kilómetros de distancia de su tierra. No podía acercarme a ellos para no correr el riesgo de infectarlos con cualquier germen que pudiera ser letal para personas que habían estado tan aisladas.

Una mujer joven estaba sentada en una hamaca, mirando al suelo y dando de mamar a su pequeño bebé. Su marido estaba de pie no muy lejos, mirando al río. Parecían desconcertados y aterrorizados. No podía siquiera imaginar lo que esta pequeña familia había visto y sufrido.

Por aquel entonces nadie sabía nada de ellos, pero el equipo de FUNAI me dijo que era probable que estuvieran huyendo tras sobrevivir a un ataque de los pistoleros a las órdenes de los ganaderos.

Diez años después me encontré con Takwarenxia y Hacõaĩn, a quienes FUNAI había llevado a vivir en Juriti, donde vivían la mayoría de los awás recientemente contactados. Habían tenido dos hijos más y eran visiblemente más felices. Desde entonces, han tenido otros dos hijos.

Sin embargo, me di cuenta de que, a pesar de lo desesperado de la situación de los awás, muchos de ellos son muy resistentes y han sobrevivido contra todo pronóstico. No hay nada de inevitable en su destrucción. Pueden sobrevivir y sobrevivirán si el Gobierno de Brasil respeta sus derechos y si nosotros, la opinión pública, actuamos para asegurar que lo haga. Los awás tienen derecho a decidir cómo desean vivir y esto debería ser respetado.

Tal vez lo que más me haya conmovido de los awás sean su humanidad y su sentido del humor. Y esto es la esencia de lo que significa ser humano: vivir como una comunidad y cuidar los unos de los otros, compartir los momentos buenos y los malos y comprender su entorno de una forma tan completa que los hace uno de los pueblos más autosuficientes del planeta.

Su humanidad se hace extensiva también a los animales: los awás son expertos imitadores, una habilidad muy valiosa para los cazadores que con frecuencia me han mostrado cómo atraen a los monos aulladores con un grave gruñido. Sus comunidades son como una colección de mascotas de la selva: crías de mono, pecaríes, coatíes y búhos, de los que cuidan como si fueran parte de la familia y a los que nunca se comen.

Si dejamos que los awás desaparezcan, creo que nos arriesgamos a perder un pueblo entero y parte de la rica y vibrante diversidad humana de nuestro planeta: una lengua, una visión y una comprensión de la selva únicas, pero también perderemos una parte de nosotros y de lo que significa ser humano.

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