“Hoy 15-M [marzo de 2012], sentada en la Puerta del Sol. Juntos, podemos. No nos representan. Pásalo”. Ocho años antes: 13 de marzo de 2004: “No a la guerra. No más mentiras. A las 19.30 en la calle Génova”. Protesta ante la investigación sesgada del Gobierno de José María Aznar (PP) sobre el atentado de los trenes de Atocha y de la periferia de la capital.

Casta es en la tercera acepción del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE): “En otras sociedades [distintas a la india], grupo que forma una clase especial y tiende a permanecer separado de los demás por su raza, religión, etc.” Y casto o casta es la persona que observa un comportamiento íntegro en términos personales, referido a su sexualidad, pero por derivación semántica, en sus roles sociales o públicos. Entre ambas polisémicas significaciones podría tratarse de ensayar un análisis sobre el significado actual para el español medio, del ‘fenómeno’ emergente de Podemos.

Un partido surgido de la nada, según algunos, aglutinante del descontento, para otros muchos. Desde que emergiera como formación política en enero de 2014, hasta la reciente presentación (el 27 de Noviembre) de las líneas directrices de su programa económico, firmado por los eméritos profesores Vicenç Navarro y Juan Torres, muchos ríos de tinta y sondeos se han acompasado con las conversaciones y tertulias sobre qué significa Podemos. Los comentarios oscila entre dos sentimientos encontrados: ilusión y cierta perplejidad teñida de temor, cuando no de miedo ante el que algunos medios conservadores se empeñan en etiquetar como un nuevo mesianismo al estilo Chávez o los hermanos Castro en Latinoamérica.

Un proyecto de futuro nacido de las aulas de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), protagonizado por un grupo de jóvenes profesores, liderados Por Pablo Iglesias, que militaban en diversos grupos altermundialistas, y que con su fundación provocaron pronto un antes y un después en la política española. Cabe preguntarse si un programa de reformas radicales puede o no ser asimilado, tanto dentro de la ‘casta’ entendida como la clase política de los partidos de gobierno en alternancia (PP y PSOE), como entre la izquierda autoconsiderada como ‘antisistema’.

Lo cierto es que desde su bautizo como formación política y los buenos resultados cosechados en las Europeas de 2012, los comentarios de la prensa conservadora han tratado de desestabilizar su discurso mediante la identificación a través de una Fundación de Caracas, con los regímenes radicales de la izquierda de Centro y Sudamérica. Para ello, sirven desde el observar bajo lupas los contratos profesionales: como investigador becado (Íñigo Errejón), o como productor y tertuliano (Pablo Iglesias). Y eso sin encontrar casi nunca, en esa visión casi telegráfica del fenómeno Podemos en los grandes medios, un acercamiento a la irrupción de una nueva Tercera Vía, poco más que como un movimiento crítico para el establishment del poder.

Jóvenes pero suficientemente preparados

Tal fue el marbete asignado a aquella generación que se formó en plena etapa Democrática en España; hijos, en sentido laxo, de los jóvenes que protagonizaron La Transición política española. Un perfil de edad asimilable al conjunto mayoritario que pobló la arteria central de la capital española durante un mes, y que generaron el símbolo numérico temporal “15-M”. Mediante un estilo directo, en una propuesta asamblearia y reivindicativa: por una mejora en las condiciones sociales y políticas, que no pocos llegaron a comparar con la movilización juvenil en Francia conocida por Mayo del 68 (por el año 1968 en que eclosionó).

Lo cierto, en opinión de una mayoría de analistas, es que si algo tuvo, como esencia, el 15-M fue que se reveló netamente como un movimiento antipolíticos [atención: no antistablishment, pues sus propuestas eran de signo reformista, no revolucionario]. La ola de corrupción no había sino comenzado a ofrecer sus primeras señales, con su ciclo destructivo del tejido y de la confianza ciudadana en la clase política tradicional. Enmarcada por el bipartidismo imperfecto, de alternancia, entre el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el Gobierno nacional.

Fenómeno viral: ‘Yes, We Can’

Una vez sentadas las bases del proceso constituyente de la estructura organizativa de Podemos, en su Asamblea del 17 al 19 de Octubre de 2014, el partido se presentó como tal a la ciudadanía. Pero el proceso real de Podemos llevaba en marcha durante mucho tiempo previo, a través de su utilización viral de los nuevos medios. Es decir, que su portal online [1], además de captar recursos económicos, mediante el sistema conocido por crowd funding (financiación a través de microaportaciones individuales de la ciudadanía), y humanos, al asociarse con otras agrupaciones y simpatizantes, se constituía en fuerza decisoria a través de las votaciones online de los ciudadanos que cumplimentaran la ficha de registro. Una utilización de las redes que se mira en el espejo del procedimiento viral que tanta importancia tuvo en el ascenso y conquista de la Presidencia de Estados Unidos por Barack H. Obama.

La mayoría obtenida por el equipo liderado por Pablo Iglesias en esta consulta abierta, lo constituyó en el poder organizativo de Podemos. Los resultados de las encuestas favorecieron el ascenso de la Ejecutiva del movimiento, la consolidación de sus Estatutos, así como del documento (no programa, aún) económico elaborado por dos economistas de prestigio. El documento de Vicenç Navarro y Juan Torres, presentado el 27 de Noviembre, “es un borrador, un documento marco que posteriormente deberá ser debatido y votado”, señaló el secretario de Relación con la Sociedad Civil y los Movimientos Sociales de Podemos, Rafael Mayoral. Podemos ha debido conciliar las propuestas del programa que les llevó al éxito (8% de los votos y cinco eurodiputados) en las elecciones europeas y las que prevé incluir en su documento para las generales de 2015. Por ejemplo, la renta básica que es una de sus reivindicación claves, se aplicaría de forma "paulatina", sostiene Mayoral.

Al alza en las encuestas: ¿Alianza de izquierdas?

Las buenas noticias sobre predicción de voto para Podemos llegaron en octubre con el Barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas). De hecho, en el citado estudio demoscópico, se convertía en la primera fuerza política en intención de voto directo (17,6 %) y tercera en estimación de voto (22,5 %). Podemos, según el mismo informe, ha pescado especialmente simpatizantes de Izquierda Plural (IU-ICV), y también, en significativas proporciones, de partidos situados, empíricamente, a la derecha de su espacio político de izquierdas: UPyD y PSOE. Pero, igualmente, lograba movilizar a electores que no han ejercido en anteriores comicios su derecho a elegir una oferta política (votos nulos, en blanco o abstenciones).

El perfil del votante medio de Podemos, según una encuesta de Metroscopia publicada por el diario El País, el 31 de Mayo, se compone de: Jóvenes, en su mayoría hombres, con estudios, todos, superiores al segundo grado, y de 35 a 54 años (45% de sus votantes). De la lectura de los resultados y de los sondeos previos y posteriores a las votaciones, el posicionamiento del elector promedio de Podemos oscila ideológicamente entre IU y el PSOE. Para el sociólogo José Juan Toharia, director de Metroscopia, los datos sobre intención de voto para las Elecciones Generales indicarían “que algo más de la mitad de quienes ahora han votado a Podemos no comparten la tajante exclusión, expresada por el líder de esta formación, de cualquier posibilidad de colaboración futura con el PSOE”. Los buenos resultados cosechados en las Elecciones Europeas y los no menos impactantes que arrojan las encuestas periódicas más recientes, han vuelto a suscitar un doble efecto para la formación de Pablo Iglesias: la ilusión y pragmatismo creciente entre sus líderes, seguidores y simpatizantes, frente a los síntomas de miedo, contención y apocalípticos augurios, por parte de los medios más conservadores hacia un eventual triunfo de Podemos en las Generales de 2015.

Conscientes de su peso relativo en la política española, Podemos atiende igualmente al llamado de los partidos afines del espacio internacional. Coincide, excepto en mínimos detalles de corte ideológico, con la formación griega de Tsipras, Syriza, que puede obtener la llave de gobierno en las inminentes elecciones generales en Grecia. Ahora bien, sus estructuras resultan bien distintas, porque mientras Syriza se muestra como un partido de izquierdas clásico y con corrientes internas, Podemos rechaza la identificación con lo que denominan “la casta”; y su dirección concentra más poder.

La condonación de la deuda es otro de los talones de Aquiles de Podemos. No en vano, la propuesta inicial, pese a matizarse en el discurso actual, ha generado malestar entre las agencias y capitales de los mercados bursátiles, como The City de Londres. Mientras que la Comisión Europea lanza su primer golpe de fuerza, al margen de sus cometidos, y “presiona para frenar el avance de Syriza” (Infolibre.es, 21 de Diciembre de 2014). También son partidos amigos de Podemos: El portugués Bloco de Esquerdas, el irlandés Sinn Féin, la izquierda verde nórdica, el francés Front de Gauche y el alemán Die Linke (La Izquiera). Iglesias, europarlamentario, es el candidato elegido por el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea para presidir el Parlamento de Europa.

Amenaza a los partidos tradicionales

Un miedo irracional están causando entre ciertos ambientes tradicionales algunas propuestas de Podemos. Como su validación de regímenes políticos izquierdistas, que, sea el caso venezolano o el boliviano, conducen sus países con un fuerte acento social. Lo que causa fricciones o tensiones sociales internamente, y se traduce en un distanciamiento inflexible de esos postulados desde Europa y el mundo occidental en un sentido amplio, acotado por las clases media-altas.

En una Tribuna de El País, Pablo Simón reflexionaba el 12 de Diciembre sobre “Las cuatro aristas de Podemos”. Entre luces y sombras, el articulista parecía no decantarse por ninguna de las alternativas que esta irrupción política juvenil puede suponer para el tablero español parlamentario: “Puede incrementar la rendición de cuentas, haciendo que determinadas prácticas de amiguismo o corrupción sean más intolerables. Y es más, estos nuevos partidos, al ser una amenaza electoral a los partidos tradicionales, pueden obligarles a impulsar cambios que de otra manera no afrontarían./ Sin embargo, también tienen un lado menos amable. Allí donde estos partidos han gobernado suelen reducir los contrapesos y la división de poderes. El plebiscito es su única manera de entender la política democrática”.

Equipo de doctos profesores

Un partido emergente con capacidad suficiente para instalarse en los escaños del poder en un breve periodo de tiempo, es fruto de la convergencia de ideales y planteamientos políticos de un grupo de profesores, coincidentes en un mismo espacio de amistad y trabajo, en el Claustro de la Facultad de Ciencias Políticas de la UCM. Si bien la nómina es extensa, cinco nombres destacan sobre los demás, en un equipo organizado horizontalmente, pero con su cúspide ya asentada en el secretario general.

Pablo Iglesias, de 36 años, es fundador de Podemos, además de su líder. Nombrado secretario general de la organización y del Consejo Ciudadano. Es profesor de Políticas de la UCM. Se formó en la European Graduate School, y le influyó el profesor y teórico Michael Hardt, que junto a Tony Negri son dos de los intelectuales que apoyan la reorganización política de la izquierda en el continente europeo. Juan Carlos Monedero fue asesor de la campaña de Gaspar Llamazares como líder de IU (Izquierda Unida) en las elecciones generales de 2004. Un político proveniente de movimientos sociales de izquierda, es también, como Iglesias, profesor de Ciencia Política de la Complutense. Hace meses se le situó como aspirante a la alcaldía de la capital de España, pero Podemos decidió estratégicamente no concurrir a esos comicios para unir fuerzas con otras formaciones. Como la plataforma Ganemos, y reservar esa energía para las elecciones autonómicas y, especialmente, de cara a las generales, que se celebrarán en el último trimestre de 2015.

Íñigo Errejón es investigador de la Universidad Complutense, doctorado con su tesis sobre el primer Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia. Fundador y uno de los portavoces de Podemos, es forjador de su superestructura ideológica. Escribió su tesis durante un año en UCLA (Universidad de California, Los Ángeles), en donde dejó su impronta en John Agnew. Inglés de 65 años, es un prestigioso investigador de geografía política, especializado en nacionalismos y tensiones separatistas. Agnew comenta sobre Errejón al verlo convertido en figura política: “Te desarma con ese aspecto, todavía aparenta 15 años (…) Me sorprende que haya querido tener una carrera política. Lo veía más escribiendo libros y dando conferencias (…) entiende que hay que convencer a la gente y construir consensos. Íñigo no te impone su visión. Es persuasivo, te escucha, pero al mismo tiempo te está trabajando. Eso hace un buen político”.

Errejón ha sido blanco en las últimas fechas de críticas por su supuesto inclumpliento de los términos contractuales de una beca como investigador en la Universidad de Málaga. Al centrarse el foco de la Agenda (véasen los estudios sobre la Agenda Setting, teoría especialmente debida a Maxwell E. McCombs y Donald L. Shaw) mediática en la transparencia por todas las esquinas de Podemos, en un ambiente de hartazgo y derrotismo por los numerosos casos de corrupción política (especialmente de miembros allegados al Partido Popular, pero también del Partido Socialista de Andalucía y de CIU -Convergencia i Unió- en Cataluña, con la nada ejemplarizante actitud del Clan Pujol), la veda se levantó sobre los recién llegados dirigentes de Podemos. El asunto en cuestión se resolvió con la suspensión de la beca, si bien puede considerarse como altamente caracterizador del patrón de medida que los escrutadores de la decencia esperan aplicar, sin descanso, sobre el círculo de poder de Podemos.

Carolina Bescansa es también profesora de la UCM y, desde enero de 2014, centraliza la unidad de análisis político de Podemos. Al igual que los demás líderes, es muy prudente al valorar encuestas, pero ve la fortaleza de Podemos como “alternativa a los partidos del régimen”. Luis Alegre ha sido responsable de la preparación de la asamblea ciudadana o congreso abierto de Podemos. Profesor de Filosofía de la UCM, defiende el armazón organizativo de Podemos diseñado por él: “Es falsa la contraposición entre democracia y eficacia. Vamos a ser la organización más democrática y más eficaz”.

Pocos días antes de que se cumpliese un año desde su constitución como partido político, el 17 de enero de 2014, el diario digital Lamarea.com publicaba una entrevista con Víctor Sampedro, catedrático de Comunicación Política de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Su diagnóstico empleaba la dicotomía entre ser un movimiento asambleario o un partido convencional: “Podemos está surfeando en la corriente de movilización que representa el 15-M. Y como todo buen surfista, sabe que no controla la ola. La sigue con sentido de oportunidad, que no es lo mismo que oportunismo, para trazar el mejor camino posible. La política electoral es el aprovechamiento de las oportunidades para remplazar a las élites en el gobierno. El oportunismo, por el contrario, es el ejercicio de los ventajistas, para sacar provecho a toda costa. Empiezan por sus compañeros de viaje, cuando se vuelven incómodos. Y acaban traicionando las promesas de sus votantes.”

Para Sampedro, hay un mar de fondo: “son las corrientes de transformación social, los movimientos sociales sin los cuales es impensable una política de cambio estructural.” Para el catedrático de Comunicación Política, autor del texto “El Cuarto Poder en Red” (Icaria), es claro el uso combinado por Podemos de las técnicas de la Comunicación: “Podemos es un artefacto comunicativo no identificado. Explota las vías más exitosas de la comunicación política digital y las remezcla con elementos tradicionales. Es líder en redes sociales y en las tertulias, los formatos hegemónicos de los nuevos y viejos votantes.”

[1] http://podemos.info

Fuentes consultadas:
www.infolibre.es
www.publico.es
www.elpais.com
www.podemos.info
www.cis.es
http://www.lamarea.com/
google.es/books