Hoy estaba pensando en las diferencias que existen entre las generaciones y las causas que las determinan. Yo nací en 1956 y, en un cierto sentido, crecí en condiciones que fueron diferentes a las de mis padres. Uno de los mayores contrastes fue que el mundo para nosotros estaba un poco más abierto y podíamos cambiarlo. Al menos así pensamos. Nuestra moral era menos estricta, estábamos orientados a la sociedad, no teníamos el mismo respeto por las autoridades y vivimos los años 60 y 70, durante nuestra juventud, experimentando y creando nuevas reglas y espacios para el juego de superar a toda costa las barreras y las imposiciones. Mi generación creció en la cultura de la contestación y la guerra fría.

Por otro lado, el mundo cambiaba económicamente y las condiciones de vida mejoraban para muchos. Otras diferencias en ese entonces fueron el televisor, la reforma escolástica y el haber vivido un periodo de experimentos sociales. Tengo que agregar que lo que yo he vivido no fue lo mismo que vivieron muchas otras personas de mi generación, ya que todo depende de las condiciones económicas y educacionales de la familia y la orientación personal. El uso del termine “generación” puede ser un abuso, pero a nivel cultural y sociológico es cómodo si uno trabaja en comunicación y sigue las tendencias. Los estereotipos, a pesar de todas sus limitaciones, a veces ayudan un poco, si sabemos usarlos con criterio.

La geografía también es importante, pero no determinante. Me recuerdo que después de varios años un amigo me hizo notar que habíamos nacidos en países opuestos geográficamente. Yo en el sur del sur y él en el norte del norte. En realidades y circunstancias aparentemente lejanas e incomparables entre ellas. Pero a pesar de todo, él me sentía más próximo y con más intereses en común de lo que sentía a una persona de la misma ciudad que no vivió lo que el vivió o nosotros vivimos: una participación activa en política social y un interés por la cultura y el mundo “progresista” con todos sus valores y dilemas.

Después de nosotros, llegaron la “generación X” y “la generación Y”. La X es la generación del 66 hasta el 76 y fue una generación marcada por haber crecido en los asilos nido y con padres separados. Políticamente fueron escépticos y trataron, como todos, de distanciarse de los valores y las preferencias de sus padres sin crear grandes movimientos sociales y con dudosos gustos musicales. Ya no se hablaba de los Beatles, ya que eran una moda ampliamente superada y sus preferencias eran de estilo “heavy rock” y metal.

La generación Y es la generación de nuestros hijos, que creció con la tecnología, con Internet, con un mundo completamente abierto, sin el muro de Berlín y sin ideologías, con viajes y la posibilidad de hacer carrera y crecer personalmente, cultivando sus propios intereses a nivel individual. Esta generación es la de los años 80 y principio de los años 90 y su vida se transformó en un proyecto, en muchos casos ambicioso, donde el objetivo fue y es la felicidad.

Yo he viajado por muchos países, pero observando esta generación me doy cuenta que ellos han viajado aún más y prematuramente. Han vivido en diferentes países, conocen 3-5 idiomas y se mueven con facilidad a nivel internacional. En Europa, muchos de ellos han estudiado en otros países y visitado 3-4 continentes. Su moda es articulada, sus gustos musicales variados, eclécticos y refinados y sus preferencias sexuales promiscuas. Hacen deporte, se preocupan por su salud y en estos momentos están entrando en las empresas con sus ideas y modo de ser.

Una generación exigente, consciente de sus capacidades, que creció en un mundo en fuerte expansión y que ahora quiere dejar su seño. Esta es la generación de los “computer games” y solo espero, por ellos, que el resultado no sea un “game over”. El mundo real es más complejo que el de los juegos electrónicos y la posibilidad de controlar en medio ambiente inferior y esto a pesar de las habilidades. El punto débil de esta generación es la capacidad de crear consenso y aceptar, sin sentirse completamente rendidos, unas pocas derrotas. La felicidad desgraciadamente no llega a aquellos que la buscan desesperadamente, sino a los que en su modo de ser viven plenamente y la ignoran. Otra característica de la generación Y es que eligen sus parejas sin pensar en la nacionalidad ni a la lengua. En este sentido, el mundo ha logrados una diversidad tan grande y un porcentaje de relaciones transculturales tan amplia. Esta generación sigue buscando y se siente fuertemente atraída por lo nuevo y políticamente tiende a ser más consciente, internacional y abierta, especialmente en relación a las libertades personales y el ambiente. Como hemos visto, cada uno es hijo de su tiempo y cada generación es definida por las posibilidades, condiciones y problemas que ha vivido.

En estos momentos, presenciamos la aparición en escena de una nueva generación, la Z, que creció durante la segunda guerra del Golfo y que sabe perfectamente que el fin no justifica los medios. Una generación pluralista, que deja espacio a nuevas interpretaciones y posibilidades y que entiende que materialmente su mundo será distinto, más selectivo y menos opulento.