"Mari Mari": forma de saludo mapuche

Queridos Peñi y Lamien, esta Chillca es necesaria para que sepan lo que nos está pasando. Para esto, deben saber qué pasó previamente.

En 1994, el expresidente Carlos Menem vendió nuestras tierras a la multinacional italiana Benetton. Desde entonces, estamos en la lucha por recuperar lo nuestro teniendo la documentación que la burocracia solicita y demostrar que el lugar nos pertenece mucho tiempo antes de que fuéramos obligados a abandonarlo por la fuerza, lo cual, se repite hoy en día.

Era un día como cualquiera, los niños jugaban en el campo mientras los adultos hacíamos nuestras tareas cotidianas. Una briza más fresca de lo común recorrió los prados haciendo correr un escalofrío por nuestros cuerpos, algo que no solía pasar muy seguido. Comenzaron a sonar estruendos, los animales se volvieron locos en sus corrales, las aves empezaron a viajar lo más lejos posible, la paz había acabado. Un grupo numeroso de policías fuertemente armado comenzó a disparar a los adultos que veían. Las madres corrían por sus hijos, los hombres se agruparon para defendernos de la amenaza que apareció sin dar aviso. Parecía que la orden era “disparar primero, preguntar después”: habían entrado a matar. Los hombres caían abatidos por los disparos, las mujeres fuimos maltratadas junto a nuestros niños mientras veíamos cómo destruían nuestros hogares y robaban nuestros animales.

Al día de hoy, 25 de enero de 2017, tenemos hombres internados en hospitales por haber recibido disparos en la cabeza, zonas vitales del cuerpo y hasta lograron romperle el maxilar a Emilio Jones por tirar a quemarropa a tan corta distancia. El gobierno de la provincia de Neuquén nos toma como terrorista y trata de justificar su violencia asociándonos con actos de vandalismo de un grupo llamado RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) pero nada tenemos que ver con ellos, nosotros pertenecemos al MAP (Movimiento Autónomo del Puelmapu). Los actos que realiza el RAM, a los que intentan ligarnos, fueron en Chile mientras que nosotros nucleamos diversas comunidades en Chubut, Río Negro, Neuquén, Buenos Aires y La Pampa.

Fuimos atacados, lastimados y las heridas que causaron no son solamente físicas, hirieron nuestra integridad personal sofocándonos al fuego del miedo como si la caza de los aborígenes siguiera siendo el juego del poder para demostrar sus fuerzas y complacer su necesidad de mostrarse firmes e implacables. Nos han llamado terroristas. Nos han encarcelado, nos discriminaron y algunos están luchando por sus vidas en una cama de hospital.

Durante la audiencia que se celebró para liberar a los hermanos detenidos, uno de los testimonios más fuerte fue el de Ivana Henelaf quien contó que al ingresar al calabozo estaba menstruando. Los policías advirtieron eso y uno le dijo “tómate tu propia sangre india sucia”. Cuando dos mujeres mapuches declararon en la sala de audiencia y contaron las vejaciones, las humillaciones, los golpes, el maltrato y el racismo que sufrieron, un policía que custodia la seguridad de la sala (de origen mapuche) rompió en llanto y se tuvo que retirar".

La Asociación de Abogados de Derecho Indígena, la Comisión Provincial por la Memoria, el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen y el CELS presentaron un petitorio ante el Ministerio de Seguridad, por los tres violentos operativos contra la comunidad mapuche en Chubut, por parte de la Infantería provincial y la Gendarmería Nacional. Los organismos solicitaron al ministerio nacional que adopte "medidas urgentes de protección, investigación y sanción" y que "se abran canales de solución política del conflicto territorial". ¿Cuánto más debe pasar para que sean reconocidos nuestros derechos?