Ni cobro comisiones, ni recibo ningún trato preferente por parte del autor ni de la editorial de este libro, pero me veo en la obligación de recomendarte- a ti, lector empedernido y a ti, lector ocasional – que sigas mi consejo y empieces primero (y te enganches después) el libro del que todos hablan.

Reconozco que yo también he caído en ese mal vicio de echarle una ojeada al timeline de Twitter antes de acostar, en vez de sumergirme en los capítulos de un buen libro, pero parece que el escritor Fernando Aramburu vino para cambiar eso y recordarme por qué me gustaba tanto eso de “un capitulito más y apago la luz”.

Patria es un libro sencillo, pero complejo, con un lenguaje cercano que hace simple lo enrevesado y que convierte al lector en un ser empático que, quizás por primera vez en su vida, se pone en los zapatos de alguien que jamás imaginó antes. Patria habla de ETA en el mundo real. Es ETA plasmada en la historia de los habitantes de un pequeño pueblo vasco dividido en bandos invisibles con heridas imposibles de curar que se encuentran a diario por las calles mientras se retiran la mirada y la palabra.

La clave del éxito de la obra de Aramburu es que se centra en los sentimientos y, a partir de ellos, aporta el resto del contexto de datos y hechos. Es por eso por lo que es fácil identificarse, en mayor o menor medida, con los protagonistas. Con una familia rota por el dolor después de que el terrorismo nacionalista vasco arrebatase al cabeza de familia de un tiro en mitad de la calle y con otra que siente que esa violencia se justifica con la liberación de un pueblo oprimido que debe ser liberado.

Mi contexto personal y, sobre todo, físico y de lugar, implican que mi conocimiento o contacto con esta realidad haya sido mayor que el de otras personas, pero después de hablar con lectores que nunca han conocido la realidad del terrorismo de ETA, pero que sí que se han dejado atrapar por Patria queda claro que no es, en absoluto, imprescindible ningún contacto o conocimiento previo para poder comprender todos los recovecos de las historias.

Mi recomendación no debe extenderse más, dado que no quiero permitir que esto deje de ser una sinopsis y se convierta en esa palabra maldita (spoiler) de la que todos huimos en cuanto nos acecha…

Es por esto por lo que invito a personas de todo tipo, condición, conocimiento y contexto a que lean este libro. Después de su rotundo éxito en España, he escuchado informaciones en las que algunos abogaban por que se convirtiera en lectura obligatoria para los escolares del País Vasco y yo no puedo estar más de acuerdo.

Y añado algo más, no solo los escolares del País Vasco deben hacerlo. Por desgracia, el terrorismo nacionalista vasco ha dejado heridas en la sociedad española que, probablemente, requieran de un relevo generacional para poder verse cerradas. Es por esto por lo que es necesario conocer, informarse y aprender. Porque una opinión infundada vale menos que el silencio.