Mientras confeccionaba mi Pronóstico de Sucesos Azteca-Inca para una revista, se eligió al cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio como el Papa Francisco. Muchos de los periodistas especializados del Vaticano daban como favorito a otros dos cardenales sudamericanos: Odilo Scherer (Brasil) y Oscar Andres Rodríguez Maradiaga (Honduras). Éste último ya había sido voceado como finalista durante el cónclave de 2005 que eligió a Benedicto XVI. Los otros voceados provenían de continentes donde los católicos son una minoría: Asia y Africa. Particularmente se me ocurría que el próximo Papa sería nuevamente italiano; el último había sido Paulo VI (hasta 1978).

La roseta maya-inca con la que confecciono ese conjunto de pronósticos ‒ desde mi perspectiva mal titulado como Horóscopo ‒ es una mezcla de informaciones astronómicas provenientes de los conocimientos científicos de la antigüedad indígena. En ella juegan un papel muy importante las fechas en los sucesos de las vidas de las personas. En este caso ha quedado para la historia, y también para mi investigación posterior, la fecha del cónclave (13.03.2013) en que se eligió al cardenal Jorge Mario Bergoglio como Francisco. El número tres se repite tres veces. Y nos encontramos ya con un fenómeno que tiene que ver más con la Santísima Trinidad que con el azar o con el estudio científico de las constelaciones. ¿Significa algo especial para los latinoamericanos en Europa que el Papa haya nacido en uno de nuestros países? ¿Es un reconocimiento a nuestra fe? ¿A nuestro sufrimiento en la inmigración?

No hay ninguna réplica a cada porqué. Quizá habría una respuesta colectiva: Jorge Mario Bergoglio es el actual pastor de todos los católicos en el mundo. Lo seguirá siendo hasta el día de su muerte. Además, para los latinos en la inmigración europea este hecho tiene un significado aún más profundo. Somos testigos de un hecho histórico, dentro de una circunstancia que tiene su "primera vez". Es decir, es el suceso sin precedente en la historia de la Iglesia Católica; la elección de un Papa no europeo.

Pero precisamente en 2013, cuarenta años después de la primera migración masiva de latinoamericanos a Europa (producto del golpe militar de Augusto Pinochet). Los tiempos y los acontecimientos tienen una correspondencia matemática que se refleja de acuerdo a la trayectoria de los cuerpos celestes en el espacio sideral. La elección del "Papa Latino" en esa fecha significa el inicio de un nuevo ciclo: quizá moralmente favorable. La soledad y el desamparo de los migrantes latinoamericanos se verán de alguna manera disminuídas con la autoridad mística del papado.

Bergoglio tiene muchos adversarios quienes lo acusan de haber encubierto a Jorge Rafael Videla ‒ Jefe de la Primera Junta Militar argentina ‒ durante mucho tiempo sin denunciar los casos de violación a los Derechos Humanos. No olvidemos que el clero mantiene sus formas políticas y diplomáticas invisibles, para favorecer la fe a nivel mundial. El Papa Bergoglio tiene un recorrido muy rico a favor de los más pobres en Argentina, por sobretodo en Buenos Aires, su ciudad. La Iglesia en Latinoamérica tuvo inmensas tareas durante las dictaduras que padecieron nuestros países entre los años 60's-90's. Lo fue así en Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Paraguay, Brasil y Uruguay. La pobreza era una plaga que se extendía por todas las áreas urbanas, producto de ello resultaba la delincuencia y el hambre por la crisis económica. Los sacerdotes y obispos se preocupaban de la labor social que los gobiernos militares no deseaban asumir. De ello podemos mencionar ‒ con mayúsculas ‒ muchas iniciativas como: las cocinas populares, las comidas comunitarias en determinados conventos (por ejemplo los franciscanos) y la repartición de ropas. Todo ello producto de donaciones provenientes de países desarrollados.

El alimento espiritual tuvo mucha importancia. La iglesia se preocupó de consolar a las víctimas de la represión o las guerrillas. Muchos sacerdotes fueron asesinados durante su misión, por ejemplo en Honduras, El Salvador y Argentina. Los arzobispados y las parroquias fundaron orfanatos y casas de tránsito para niños huérfanos y perseguidos. A esa generación pertenecen los arzobispos y cardenales Bergoglio (Argentina), Rodríguez Maradiaga (Honduras), Romero (El Salvador) y Landázuri (Perú). Todos ellos han luchado neutralmente por los más necesitados, defendiéndose de guerrillas y dictadores, siempre a favor de los inocentes. Por ello, aunque la fecha de la elección del Papa Francisco sea un misterio y no tenga todavía una correspondencia matemática en mi roseta maya-inca. Tenemos la fe inmensa que el nuevo Papa será el Ángel de la Guarda para los latinoamericanos en la inmigración europea.

Una semana después revisando las fuentes que utilicé para los cálculos de astronomía, descubrí algunas informaciones novedosas. Curiosamente, ese mismo día ‒ 13 de marzo ‒ en 1989 partículas de carga magnética muy intensa ingresaron a la tierra; producto de una tormenta solar. Este fenómeno afectó los países nórdicos con un apagón eléctrico general. Además, veintisiete días antes del cónclave 2013 un rayo cayó sobre la Basílica de San Pedro, provocando más de una incógnita entre los feligreses. En todas las fechas se repite el número tres o sus cifras son múltiplos de ese número.

Cuando entregué a aquel editor el contenido de mi columna Pronósticos de Sucesos – que se publica bajo el descategorizado título de Horóscopo ‒ me quedaron muchos porqués sin respuesta. Se dio cuenta de mi preocupación por el tema. Conversando con él, en medio de la tertulia, rescatamos como corolario positivo que el Papa Francisco es latinoamericano, viaja en metro, bebe mate y es hincha del Club Atlético San Lorenzo.