Quien más y quien menos ha escuchado hablar alguna vez de Shonda Rhimes; mujer negra nacida en 1970, guionista, directora y productora estadounidense que según la revista Time es una de las 100 personas más influyentes del mundo. Anatomía de Grey la catapultó a la fama aunque había realizado varios trabajos antes de poca repercusión. Quería crear un show en el que pudiéramos ver a mujeres inteligentes compitiendo por el éxito. Shonda necesitaba crear un show que ella misma disfrutara viendo. Y así, en 2005 nació una de las series más seguidas y mejor criticadas de la historia de la televisión. Shonda consiguió su propósito y creó un universo ficticio que conquistó el corazón de millones de espectadores por todo el mundo. Ha sido un éxito de audiencia desde su nacimiento, logrando unas cifras desorbitadas en el primer episodio con 17 millones de espectadores, alcanzando su pico más alto durante la segunda y la tercera temporada.

No solo cuenta con cuatro premios Emmy, 38 nominaciones y un Globo de Oro a la mejor serie dramática, sino que al terminar la novena temporada se colocó por encima de grandes nombres como How I Met Your Mother y la perfecta Breaking Bad. Shonda nos metió dentro de un hospital ficticio de Seattle (aunque curiosamente la serie está rodada en Los Ángeles) y nos presentó a quienes serían nuestros compañeros de viaje; unos personajes tridimensionales muy bien construidos, con sueños, metas, ambiciones y conflictos internos muy ricos que nos robaron el corazón por completo. Shonda terminó de meternos en el bolsillo con unos episodios exquisitamente escritos que arrastraban al espectador sin poder remediarlo dentro de un huracán de emociones que dejaban al más impenetrable con la piel de gallina.

Así pues, Anatomía de Grey es Shonda Rhimes. La importancia de los personajes y la verosimilitud que ofrecía una nueva serie ambientada en un hospital y sumergida en el mundo de la medicina fueron los puntos fuertes para colocar a esta serie donde se encuentra hoy día.

Una de las cosas que Shonda ha querido siempre dejar en relieve ha sido su deseo de mostrar una gran diversidad en sus personajes, racial, sexual y social. Por este motivo, el cásting se completó con un complejo sistema de audiciones a ciegas en las cuales los actores no conocían todos los datos de los personajes por los que luchaban. Un ejemplo curioso es que Sandra Oh originariamente se presentó para el papel de Bailey, la doctora negra malhumorada, antes de que le ofrecieran dar vida a Cristina, la brillante cirujana asiática. Por supuesto, por muy buena intérprete que haya demostrado ser la señorita Oh, dudo mucho que hubiera sido capaz de interpretar a una mujer negra. La propia Shonda ha declarado en numerosas ocasiones que presta mucha atención al proceso de selección de los actores, ya que en muchas ocasiones algunos de los que tenían previstas apariciones pequeñas o medianas han terminado convirtiéndose en estrellas del show. Es el caso de Eric Dane (Dr. Mark Sloan), Sara Ramírez (Dr. Callie Torres) o Chyler Leigh en el papel de Lexie Grey. A pesar de las idas y venidas de actores estrella y secundarios, las elecciones más difíciles de hacer fueron como siempre las de los papeles protagonistas; Meredith Grey y el maravilloso Doctor McDreamy, Derek Sheperd, interpretados respectivamente por Ellen Pompeo y Patrick Dempsey. Las dos piedras angulares que se han mantenido firmes alrededor del caos creado por Shonda; Preston Burke se marchó, O’Malley murió, Izzie desapareció sin dejar rastro… Pero ellos siempre estuvieron ahí. Dempsey se ganó el derecho a ello en el primer cásting, ya que Shonda le consideró inmediatamente perfecto para el papel.

Y ahora, diez años después de su primera aparición, el escándalo ha salpicado a Shonda y asistimos en directo a un espectáculo de decadencia. Sus fans están muy enfadados con ella, y no es para menos. Quizás no solamente porque haya decidido quitarse un problema de encima en cuestión de minutos (literalmente). No es la primera vez que la mala relación de la creadora con los actores o incluso de los actores entre ellos se hace pública. De hecho, Isaiah Washington, quien interpretaba al prestigioso Doctor Preston Burke, tuvo un altercado durante el rodaje con T.R. Knight, quien interpretaba a George O’Malley, en el que hubo insultos homófobos de por medio. A Isaiah le pusieron de patitas en la calle y a su personaje le hicieron plantar a Cristina en el altar. Sin embargo, la mala relación de la directora con Patrick Dempsey ha desembocado en una de las desapariciones más cutres y mal estructuradas de la historia de la serie con el capítulo ‘How To Save A Life’ de la última temporada en el aire.

Mencionaba antes que uno de los puntos fuertes del show era la verosimilitud. Como seguidora de la serie desde su primer capítulo no me siento tan dolida con la pérdida de Derek como por la pérdida de la verosimilitud. He marcado mi particular principio del fin alrededor del cierre de la quinta temporada, cuando Izzie y Alex se casan de forma improvisada. A partir de la sexta temporada comenzaron a echarse en falta los finales emocionantes, por algún motivo que desconozco la calidad de la banda sonora cayó en picado y el medidor infalible de pelos de punta se gripó para siempre. Shonda ha querido renovarse tanto que ha conseguido que creamos que el Seattle Grace es una especie de vórtice del horror donde hay locos pegando tiros, internos que se electrocutan en el sótano del hospital, atropellos de autobús, intentos de suicidio continuados, accidentes de avión… Derek Sheperd sobrevivió a todo eso. Superó que un padre dolido por la pérdida de su hija no disparara el arma que tenía apuntándole a la cabeza, no murió en el bosque después del terrible accidente de avión y, es más, finalmente vio su mano, que es algo así como la gallina de los huevos de oro del neurocirujano más codiciado del mundo, totalmente recuperada del incidente. Y después de sobrevivir a tales desastres, en cuestión de diez minutos lo atropellan y muere. Así de fácil.

¡La vida misma! Dirán algunos. Shonda ya nos ha mostrado esa parte fatal de la vida que te sorprende cuando más seguro crees estar. Pero tiene alguna clase de adicción a matar a sus personajes en lugar de darles una salida algo menos trágica. Ha habido más muertes en diez años en la vida de nuestros protagonistas que las que pueda haber en una película de la saga de Saw. De hecho, se rumorea que Katherine Heighl se negó a ir a rodar el capítulo de la muerte de Izzie y por ese motivo tuvieron que dejarla en el olvido en otra ciudad de la que nunca regresaría.

Shonda no solamente ha perdido a uno de los protagonistas, ha perdido a uno de los personajes más queridos por los fans de la forma más chapucera e imperdonable. Pero también ha perdido calidad en cada capítulo, llenando los episodios de situaciones enrevesadas y tramas que no van a ninguna parte (¿Nadie le dijo que no era buena idea basar un capítulo entero en una asistencia por teléfono a una niña de nueve años?). Ha perdido calidad en la música, uno de los atractivos de la serie más fuertes que también ha roto récords de ventas durante años. Shonda Rhimes ha perdido las riendas de Anatomía de Grey. Y lo que es más importante, ha perdido la paciencia de sus seguidores, que se han rebelado contra ella y han pedido que vuelva Dempsey al show. ¿Desde cuándo no ha vuelto a ser lo mismo? ¿Desde que Derek y Meredith se casaron con un post it? ¿Desde que Cristina se marchó? ¿Desde que Sloan murió? No está claro. Lo único que está claro es que nada ha vuelto a ser lo mismo.

Jumping the shark es una expresión utilizada por los críticos de televisión estadounidenses para referirse a un acontecimiento inesperado que cambia por completo la línea argumental. Un momento a partir del cual, todo va cuesta abajo. No podemos determinar cuándo dio Shonda el salto sobre el tiburón… Pero Anatomía de Grey debería terminar antes de seguir manchando su buen nombre innecesariamente. Muchas veces, la mayoría de ellas, no vale la pena seguir estirando la goma por un puñado de espectadores con riesgo a que se te rompa en las narices.

Por su parte, Ellen Pompeo, quizás la más afectada en esta tragedia, ya que se ha quedado viuda en la ficción y en riesgo de paro en la realidad, ha pedido en las redes sociales a los fans que ‘sigan acompañándola’ en su viaje sin Derek. ¿Cuánto tiempo más veremos de la vida de la hija de Ellis Grey?