A las 12 en punto del Viernes Santo, un tambor rompe el silencio en la plaza mayor de Calanda (Teruel), seguido por cientos de redobles atronadores que resuenan al mismo tiempo por toda la localidad turolense para conmemorar la muerte de Jesucristo. Esta celebración se conoce como “Romper la hora”.

Una marea de túnicas moradas hace sonar sus tambores. Es una experiencia única en la vida, se puede sentir la tensión y la expectativa que se respira en la plaza hasta que el golpe del primer tambor rompe el silencio, para dar paso a toda una serie de ritmos. Al principio solo se escucha el rugir de los instrumentos, y poco a poco van surgiendo los distintos ritmos creados por los palillos y las mazas de los percusionistas.

Cada año se encarga a un personaje destacado del cine o de la política a romper la hora junto al alcade y se ocupa de dar el primer golpe al bombo gigante que se coloca en la Plaza de España. Este año el elegido ha sido Fernando Tejero.

Desde el Viernes Santo hasta el Sábado Santo, los calandinos golpean incesantemente sus instrumentos y lo hacen con tanta pasión que terminan por destrozarse los nudillos. Pero a pesar de sus heridas, continúan tocando hasta que termina la hora.

Este acto forma parte de lo que se conoce como la Ruta del tambor y el bombo del Bajo Aragón en distintos pueblos como Albalate del Arzobispo, Alcora, Alcorisa e Híjar entre otros. Aunque la más conocida y la que tiene mayor reconocimiento a nivel nacional e internacional es la Rompida de Calanda.

A las tres y media de la tarde tiene lugar la Procesión del Pregón, que es la más multitudinaria, en la que participan todos los tamborileros, formando largas colas de tambores con los bombos en el centro de la calle. El resto de la tarde continúa con distintas procesiones y redobles hasta que a las dos del mediodía del Sábado Santo terminan los toques de los tambores y los bombos que comenzaran con la rompida.

A lo largo de toda la Semana Santa, la localidad aragonesa celebra esta fiesta con procesiones y viacrucis con el tambor como principal protagonista. Los toques y redobles, que son los que marcan el sonido y el ritmo, acompañan a las distintas procesiones.

El toque más famoso de Calanda es la marcha palillera, que se compuso hacia los años 40 (del Siglo XX) por varios tamborileros. Consiste en mezclar el redoble con el batir de los palillos. Este ritmo se toca al mismo tiempo por los tambores y los bombos durante el acto final del Sábado Santo.

Los distintos grupos que tocan durante toda la Semana se conocen como cuadrillas y están compuestos por familiares y amigos que tocan todos juntos. No tienen un límite de miembros, pero cada una de ellas debe estar formada al menos por un bombo por cada cinco tamborileros. El instrumento fundamental de una buena cuadrilla es el bombo, aunque todos los miembros tienen la mima consideración dentro del grupo.

Cada cuadrilla tiene sus signos distintivos, empezando por la forma de tocar, y su propia forma de interpretar los redobles que se distinguen del resto de percusionistas. Cuando toman posiciones en la plaza para “La Rompida”, cada grupo ocupa su lugar, que siempre es en el mismo sitio. Este espacio es respetado por el resto de los participantes. También se puede reconocer a cada uno de ellos por el recorrido que realiza por las calles del pueblo, así los rezagados pueden unirse a sus compañeros en cualquier punto en que se encuentre el grupo.

En pocos países se vive con tanto fervor la Semana Santa como se hace en España, dónde sus protagonistas, laicos o religiosos, disfrutan y se entregan en cuerpo y alma a los distintos ritos que tienen lugar durante esta celebración.