La sociedad urbana de los países desarrollados está sufriendo una profunda transformación que afecta especialmente a los barrios más populares. El aumento de la desigualdad social, producto de la crisis económica de 2008, ha alimentado con creces el proceso de gentrificación que venía destruyendo en las últimas décadas la forma de vida de distritos tan peculiares como Mission, en San Francisco.

Surgido sobre una antigua misión española, Mission District es un ejemplo claro de esta problemática moderna, junto a los cientos de barrios de origen industrial o emigrante que configuran las grandes ciudades de los países desarrollados.

Mission District es realmente el barrio latino de San Francisco y su enclave fundacional. Sus calles se distribuyen en torno a la Misión Dolores, el edificio más antiguo de la urbe, un santuario construido por los colonos españoles en 1776 en honor a San Francisco de Asís y del que tomó nombre la ciudad.

Mission creció a lo largo del siglo XIX siguiendo el modelo de los barrios obreros que se desarrollaron en San Francisco al calor de la fiebre del oro de California. Italianos, irlandeses, alemanes y otros emigrantes europeos fueron configurando poco a poco el carácter cosmopolita del distrito.

Entrado el siglo XX les tocaría el turno a los emigrantes de Latinoamérica y, sobre todo, a los mexicanos. Ironías y crueldades del destino, los nuevos habitantes del barrio fueron en muchas ocasiones militantes de izquierdas que huían de las guerras y dictaduras que el propio Gobierno estadounidense había propiciado en los inicios de su expansión imperialista por todo el continente y en el posterior contexto de la Guerra Fría.

A día de hoy, el barrio está sufriendo los dramáticos efectos de un creciente aburguesamiento. Los locales caros y modernos están desplazando a los tradicionales comercios de la comunidad latina y, con ello, a sus vecinos, que están empleando como herramienta de lucha la misma que ya usaron las generaciones anteriores, los famosos murales de Mission.

Murales de Mission: arte y reivindicación

Los murales de Mission District guardan en su espectacular colorido mucho más que una muestra de arte urbano. En realidad, son la esencia pura del barrio, la prueba gráfica del espíritu reivindicativo y de lucha social que arrastraron consigo los emigrantes latinos llegados desde mediados del siglo pasado. Las calles del barrio cuentan con auténticas obras de arte del muralismo mexicano, que tuvo como representantes a artistas de la talla de Diego Rivera, José Orozco o David Siqueiros.

En los últimos años, las paredes del barrio también han sido el escaparate de múltiples autores del street art mundial, algunos de fama reconocida como el misterioso artista británico Banksy, al que se le han atribuido algunos de los murales más visitados del barrio, el No Trespassing Indian en la zona del Café Praga o el This'll look nice when it's framed, en los muros del Amnesia Bar.

Pero si se quiere apreciar una vibrante mezcla de reclamas sociales y arte, la visita obligada debe pasar por los dos callejones más famosos de Mission, Clarion Alley y Balmy Alley.

Balmy Alley alberga en sus paredes algunos de los murales más famosos del barrio por su trasfondo histórico. Las guerras del siglo XX de Centroamérica, la defensa de los derechos humanos o las catastróficas consecuencias del huracán Katrina, son algunos de los temas recurrentes en esta muestra de arte mural que se remonta a los años 80.

Un papel protagónico en Balmy Alley, y en otros rincones de Mission, lo han tenido las denominadas Mujeres Muralistas, el grupo de mujeres de origen latino que creó algunos de los primeros murales del barrio, centrados en la exaltación de la mujer latina y en su papel dentro de la sociedad y en la vida diaria del distrito.

El mural Latinoamérica (1974) de la calle Mission es una de las dos muestras de la herencia latina femenina más espectaculares del barrio. En palabras de una de las autoras, Patricia Rodríguez, en su ensayo Mujeres Muralistas, la obra “parecía sanar algunas de las heridas de la comunidad”.

La otra es el MaestraPeace del Women´s Building, un gigantesco mural que cubre la fachada del Edificio de la Mujer de Mission, en la esquina de la calle Guerrero con Valencia. Fue diseñado en 1994 por siete mujeres con el objetivo de dar testimonio visual de la contribución femenina a lo largo de la historia del mundo.

A una milla escasa de Balmy Alley se encuentra su versión contemporánea, Clarion Alley. Los murales que pueden contemplarse en esta mítica calle de Mission han sido creados desde 1992 por el colectivo de artistas Clarion Alley Mural Project, y se centran en la denuncia de la exclusión social, en el intercambio artístico entre los diferentes pueblos y culturas del mundo, en la Primavera Árabe y en otros movimientos sociales surgidos en las últimas décadas.

Los diseños psicodélicos y los mensajes reivindicativos abundan en esta muestra de cultura urbana. Entre los murales más famosos del callejón se encuentran la obra inspirada en la figura de Mohamed Bouazizi, padre de la Revolución Tunecina de 2010, La pared de Vergüenza y Soluciones, donde se ponen de relieve los problemas de la ciudad de San Francisco, y el mural de Alex Nieto y la lucha contra la gentrificación del barrio.

LA gentrificación, ¿el final de Mission?

Precisamente el problema de la gentrificación es uno de los temas recurrentes en las obras de Clarion Alley más actuales. El término gentrificación es un neologismo que denomina el proceso de aburguesamiento de determinados barrios, por lo general céntricos y populares, que son ocupados por clases adineradas, produciéndose así un incremento de los precios de las viviendas y el desplazamiento progresivo de los habitantes originarios del barrio.

Mission es uno de los ejemplos más dramáticos de este proceso de elitización residencial, cuyas consecuencias están sufriendo los vecinos de primera mano en forma de desahucios.

El establecimiento en la ciudad de las tribus urbanas asociadas al pujante negocio de las nuevas tecnologías y a la cultura impuesta por las tech del cercano Sillicon Valley ha provocado un aumento desproporcionado de los precios de arrendamiento en los diferentes barrios de San Francisco, entre ellos Mission.

Según el informe publicado el pasado mes de agosto por la inmobiliaria Zumper, Mission ocupa el número 24 de la lista de vecindarios más caros a la hora de alquilar una vivienda de un dormitorio, ni más ni menos que 3.600$ al mes (3.225 euros). A este incremento de precios debemos sumarle la desprotección legal de los inquilinos para entender el alcance de la sangría de desalojos que está asolando el barrio.

Colectivos como SF Anti-Displacement Coalition (SFADC) o los artistas Clarion Alley Mural Project llevan varios años denunciando esta problemática social en toda la ciudad. Según datos del Rent Board’s Annual Eviction report, entre los meses de febrero de 2014 y 2015 se notificaron 2.120 desalojos en San Francisco, un 54,7% más que hace cinco años. Y el drama sigue creciendo. Expertos de la SFADC pronostican que en el mismo periodo de 2015 se superarán los 2.600 desalojos.

La denuncia ha adquirido forma física en un mural de 6 metros de longitud que ocupa una de las paredes de Clarion Alley. En la obra puede apreciarse una línea temporal con los desahucios que se han producido desde 1997 y el rostro de algunos de los afectados por los desalojos.

El mural incluye un retrato de Alex Nieto, el joven asesinado a tiros por la policía de San Francisco en marzo de 2014 en Bernal Heights Park. Nieto se ha convertido, para muchos vecinos del barrio, en un símbolo de la lucha contra la gentrificación, ya que consideran su muerte como una muestra de la criminalización de la gente de color o de clase baja asociada a este proceso.

Por fortuna para los residentes del barrio, el pasado mes de septiembre la Junta de Supervisores de San Francisco aprobó medidas de protección de inquilinos a través de una nueva legislación, la Eviction Protection 2.0. Esta normativa busca reducir los desalojos basados en afirmaciones exageradas o violaciones menores, eliminar las restricciones arbitrarias sobre la adición de compañeros y controlar la subida de alquileres.

Los vecinos de Mission tienen aún un largo camino por recorrer si quieren preservar la vida que conocen y la esencia de su barrio. Lo mismo que los habitantes de Brooklyn en Nueva York, Brixton en Londres o Lavapiés en Madrid. Si la imposición de las tendencias, la especulación y la deshumanización de la sociedad lo permiten, aún podremos disfrutar de los sabrosos burritos de la taquería el Farolito mientras reflexionamos sobre el presente y el futuro del mundo contemplando los murales de Mission.

Referencias

Informe de la inmobiliaria Zumper
Rent Board's annual eviction's report
Mural en Clarion Alley