Hace poco he vuelto de pasar unos días en Madrid, hacía bastante que no iba y me ha encantado reencontrarme con la ciudad. Para mí, que soy de Zaragoza, la verdad es que la capital me ofrece muchas más oportunidades que no puedo disfrutar aquí. Ya sé que Zaragoza no es pequeña, pero Madrid tiene algo…

Como siempre que voy, quedé para tomar algo con una amiga y, al final, cómo no, acabamos paseando por Fuencarral, y después nos metimos por una de esas calles chiquititas que la cruzan, llena de tiendas y de cafeterías.

Paseando paseando, llegamos a Chueca y al Mercado de San Antón, lugar en el que no había estado nunca, y me sorprendió todo lo que ha ido cambiando Madrid desde que llegué mi primer año de Universidad. Muchas más calles peatonales llenas de terracitas y bares, infinidad de tiendas curiosas… ¡Hasta bicicletas! Quien me iba a decir a mí que la capital madrileña iba a acabar teniendo máquinas para alquilar bicis.

Lo cierto es que casi todas las grandes ciudades españolas se asemejan cada vez más al modelo de ciudad europea: Barcelona, Madrid, Bilbao, Zaragoza, entre otras. Lo que se conoce como “Smart City”. La Smart City o “Ciudad inteligente” hace referencia al concepto de una metrópoli basada en la sostenibilidad, con una gestión eficiente en todas las áreas de la ciudad (urbanismo, infraestructuras, transporte, servicios, educación, sanidad, seguridad pública, energía, etc), de manera que se puedan satisfacer al mismo tiempo las necesidades de la ciudad y de sus ciudadanos.

En Zaragoza toda esta revolución comenzó de verdad después de la Expo 2008 y poco a poco nos vamos acercando al nivel de las grandes ciudades españolas. Tenemos una red de carril bici muy completa, que crece día a día, wifi por la ciudad… Y por supuesto el tranvía, que aunque al principio no tuvo la acogida que se esperada, cada vez cuenta con más usuarios que se suman a este peculiar medio de transporte.

Para considerar una ciudad como “Smart City” debe de cumplir con una serie de requisitos indispensables:

  • un espacio urbano
  • un sistema de infraestructuras
  • un complejo de redes y plataformas inteligentes
  • una ciudadanía que ejerza de eje vertebrador

Para que las “Smart Cities” puedan triunfar, es necesario que exista una cooperación entre las autoridades y todos los agentes económicos y sociales. Pero la parte fundamental del éxito pasa por la implicación del ciudadano en el proyecto, dando su opinión y compartiendo sus ideas para poder mejorar las estructuras y los recursos de la ciudad.

Después de todo, el ciudadano es el principal protagonista: sin el no habría ciudad que mejorar. Así que es lógico que sus ideas, sus necesidades, sus intereses… sean fundamentales para el desarrollo de las “ciudades inteligentes”.

Pero, ¿qué pasará con estas ciudades? ¿Seguirán mejorando y evolucionando gracias a la tecnología, adaptándose a las nuevas necesidades de los ciudadanos, para ir convirtiéndose en metrópolis más sostenibles y eficientes, o por el contrario, se convertirán en esclavos de la tecnología, incapaces de desenvolverse sin las nuevas facilidades? Solo el tiempo lo dirá.