Se trata de un joven fueguino graduado como antropólogo en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, en Argentina.

Personalidad creativa la suya, se ha expresado en el mundo del arte y el espectáculo cultivando los malabares y desarrollando experiencias colectivas ligadas a la tradición del circo criollo, en los arrabales de la “Ciudad de las Diagonales”.

El payaso se pone solemne y realiza sesudos estudios, como el que llevó recientemente a un congreso de arqueología en Tucumán: «¿Dedicas tu vida a aprender sobre las plantas? Es lo más sensato que he oído decir a un blanco en toda mi vida. Reflexiones dislocadas entre humanos y plantas».

Es que Pajak indaga el fascinante mundo de los fractales.

Hábil fotógrafo, salió hace poco a recorrer en casco histórico de la costera Río Grande. Hay una persistencia de las diversas horas pioneras: la de la ganadería, la del petróleo, la del desbordante desarrollo industrial, que se reflejan en viviendas que apuntalan confort desde la precariedad... y, entre “chapa y madera”, muestran habilidades e ingenio de sus constructores para salir de la cultura de la pobreza.

Él dijo: «Comenzó como un hobby dirigido por el placer del dibujar con ojos sobre lo que recorta mi atención en la cotidianidad. Cobra forma con el tiempo y desea ser proyecto. El entramado sociocultural que encarnan las viviendas "típicas" nos muestran aspectos de los modos de vida, los gustos, las necesidades, los aspectos funcionales, y criterios estéticos de quienes han sabido habitar una tierra portuaria, insular, transpatagónica».

Su proyecto va de la mano con otra iniciativa: la de Policarpo Avendaño (Lautaro Aranguiz), que trabaja paralelamente en Punta Arenas con las mismas premisas. Esa ciudad fue la ecúmene del desarrollo austral desde la segunda mitad del siglo XIX, capital virtual del desarrollo ovino que incorporó estas tierras al mercado mundial, con inversiones pecuarias que se dieron por igual en Chile y Argentina, o lo dicho en otros términos: en Santa Cruz, Malvinas, Magallanes, y las dos Tierra del Fuego. Los trabajos de Policarpo se pueden apreciar en instagram.

Iván puso a la vista una realidad que muchos conocen, pero pocos han valorado, en un medio en continua transformación y de destrucciones de sus matices culturales.

El antropólogo asegura que aun «es un objetivo en diásporas», para señalar luego que «empecé con unas ideas hace un tiempo de patrimonialización cultural de Tierra del Fuego, pero no me dieron mucha pelota –en Argentina, país futbolero, viene a significar importancia- , a nadie le pareció demasiado importante el tema y no recibí el apoyo que necesitaba para realizar un trabajo audiovisual».

Con el tiempo empezó a interesarse por las cuestiones identitarias. «Un tema súper complejo y debatido, pero hay conceptos que se pueden tomar como identitarios en el sentido más relajado, de la sociedad fueguina, no solo para uno como fueguino, sino para el que viene de afuera; y está instalado esto de que es toda gente que viene de afuera a instalarse. Pero también hay una suerte de criterio a lo largo de los años de los distintos procesos de población que tuvo la isla que se fue forjando, uno que a mí me interesa mucho es el arquitectónico».

A partir de esa observación nace como idea generar un proyecto de patrimonialización cultural de esas casas. «No de todas, pero hay ciertos patrones arquitectónicos que sí me interesan, como los más históricos en relación al Estado, que las entienda como de valor cultural, histórico e identitario. Y como parte fundamental de la identidad fueguina. Esto es parte del proyecto a realizar», afirma Iván.

Es que en algunas de esas casas viven todavía sus propietarios o descendientes, pero otras están en alquiler, y se corre el riesgo de que sufran reformas que alteren esa característica histórica.

Para encarar el proyecto, Iván vino a conversar conmigo y «nos pareció viable dentro del proyecto incluir una propuesta para que el Municipio eleve al sector inmobiliario y de comercio, donde aquellas nuevas estructuras que se vayan a forjar en la ciudad, si mantienen la fachada original de la vivienda, esa persona o ese comercio queden exentos de algún tipo de impuestos u obtengan algún beneficio. Y aquellas familias que deseen construir una fachada tradicional, que también tengan algún beneficio».

Museos a cielo abierto en Río Grande es un proyecto abarcativo que incluye desde un parque forestal, a una muestra fotográfica itinerante al aire libre, parques temáticos, cartografías de información y comunicación social.

«Hacer de la calle un espacio habitable y no solo de tránsito, hacer de los espacios públicos, espacios de comunicación social, y no solo de ociosidad». Ante un interrogatorio dado por el portal Critica del sur, dijo: «Las viviendas nos revelan la relación con el espacio, la mayoría son típicas casas chilotas y dentro de esas casas, los colores tienen que ver sobre todo con una cuestión portuaria, de barcos, ríos o de aviones también. En Chiloé o en Puerto Montt las casas tienen ese formato por una cuestión de visibilizarlas y reconocerlas a la distancia. Luego hay estéticas temporales arquitectónicas, sea por migración inglesa o yugoslava, y por cuestiones climatológicas en las ventanas y los techos».

»Hay mucha información sobre todo de la gente que vino de Chile, porque de hecho son típicas casas magallánicas más que fueguinas», es que si bien Río Grande es un poblado argentino, sus carpinteros, sus constructores, vinieron del vecino país y dejaron en las viviendas una impronta de identidad en común.