El artista escultórico británico Ivan Black siente una profunda pasión por la cinética y goza de gran talento para convertir lo ordinario en extraordinario. Este don lo ilustra perfectamente el Nebula Hive, un vórtice luminoso de 1 m de alto por 0,75 m de ancho de energía cinética que se transforma lentamente en innumerables formas celestiales, cautivando al observador con cada uno de sus giros y oscilaciones: es la versión del siglo XXI de la tradicional araña de cristal. Es un gran orgullo para la M.A.D.Gallery presentar en exclusiva una colección limitada de 18 piezas niqueladas y pulidas a mano de Nebula Hive, creadas por Ivan Black con su marca de esculturas luminosas, INK. Entre el movimiento de esta obra de arte helicoidal y la luz que emana de ella, resulta extremadamente difícil resistirse a su atractivo.

Ya a primera vista, el diseño de Nebula Hive y su iluminación vanguardista llaman la atención: sus cualidades luminosas dotan a sus alrededores de un aura intangible. Pero más allá del ámbito de la iluminación, Black emplea también el poder de las matemáticas y se inspira de formas presentes en la naturaleza para crear una obra maestra giratoria de luz, arte y movimiento. El estilo minimalista de Ivan Black queda perfectamente reflejado en su trabajo. «Siempre trato de poner el movimiento de la obra en el punto de mira. Me fascinan la geometría natural, las matemáticas que sustentan y definen el mundo natural; las espirales y los fractales se encuentran por todas partes en la naturaleza, estos modelos geométricos han inspirado y fundado mis ideas en busca de patrones de forma y movimiento», explica.

El Nebula Hive tiene un motor integrado que lanza un impulso con el que el mecanismo de cadena entra en movimiento. Dicho mecanismo es como una columna vertebral situada en el corazón de la escultura cinética y está formado por distintos componentes conectados entre sí —a modo de vértebras— que determinan una sucesión de seductores movimientos. La energía titubea atravesando su centro, conduciendo suavemente un espectáculo alegre e hipnótico con brazos metálicos estirados e iluminados, incluso con el motor apagado. A medida que se disipa la energía mecánica, el Nebula Hive va adoptando formas que recuerdan una hélice doble o una distante órbita celeste, hasta volver lentamente a su lustroso estado original.

Con el anochecer surge otra dimensión del Nebula Hive, pues la estructura estratificada desaparece en la oscuridad mientras que las luces brillantes llevan a cabo su espectáculo como si de una distante galaxia elíptica se tratara. Ya sea de día o de noche, en movimiento o inmóvil, el Nebula Hive se infiltra en la mirada de la mente, estimulando la imaginación con su dinamismo. Para los expertos en tecnología que viven en hogares conectados, existe una aplicación patentada iOS que permite comunicar con el Nebula Hive para controlar su luminosidad, velocidad, dirección y pautas de rotación con el simple movimiento de un dedo. ¿Desea establecer un horario en el que funcione por sí mismo? Muy fácil: la aplicación también cuenta con una función de programación.

El Nebula Hive es fruto del amor. En su búsqueda de la excelencia, Black pasó innumerables horas investigando y haciendo pruebas, especialmente para diseñar el componente eléctrico del mecanismo de cadena y para identificar las LED que tuvieran la combinación ideal de luminosidad, temperatura de color y gran ángulo de visión.

«Añadir luz a mis esculturas cinéticas abrió una nueva dimensión a la expresión artística, pero también supuso nuevos retos de diseño y construcción —afirma Black—. Tuve que aprender electrónica e investigar gran cantidad de materiales y técnicas nuevos para dar vida a mis ideas». Esta obra de arte está formada por más de 2000 componentes realizados a medida ya sea a mano por Black o por artesanos locales británicos y de confianza. Cada componente se mecaniza a partir de latón macizo y a continuación se pule a mano de forma impecable y se niquela para, a continuación, ensamblarse. Además, cada LED se encapsula con cuidado en una esfera transparente de acrílico.

Para Black es todo un orgullo contar con materiales de calidad provenientes de suministradores locales británicos. «He seleccionado y diseñado personalmente cada uno de los componentes del Nebula Hive, desde los componentes más comunes hasta sus muchas piezas fabricadas a medida. Trabajamos con un maravilloso equipo de fabricantes británicos, desde ingenieros mecánicos hasta trabajadores metalúrgicos, para lograr el excelente nivel de acabados requerido».

Es necesario recurrir a gran número de herramientas y maquinaria durante el proceso de construcción, aunque Black y su equipo empleen la más versátil de las herramientas —sus manos—, además de mordazas, alicates, tenazas, y herramientas para soldar el conjunto de cables de la obra. La construcción, de principio a fin, lleva aproximadamente 12 semanas, debido principalmente al largo proceso de ensamblar la obra cinética a mano.

INK, fundado en 2016 por Ivan Black, artesano con casi dos décadas de experiencia en la construcción de objetos cinéticos, es un estudio de diseño británico que fusiona arte, diseño y tecnología para crear lámparas cinéticas interactivas. El estudio, situado en el extremo sudoeste de Gales, en la famosa costa del contado de Pembrokeshire, es un taller totalmente funcional equipado de una amplia gama de herramientas y maquinaria y con techos abovedados ideales para mostrar y probar las esculturas cinéticas en suspensión.

Ya a muy temprana edad, las profesiones de los padres de Black marcaron su propio futuro. Su madre, que trabajaba como artista cinética, le presentó la belleza de las formas en movimiento, mientras que su padre, que llevaba un negocio de alfombras persas en Londres, le enseñó la precisión necesaria para crear esos objetos. Black emergió de la niñez con una fascinación por las pautas repetitivas y un fuerte sentido de la dedicación, además de con la habilidad necesaria para traer al mundo obras de alta calidad. También viajó mucho por Asia y especialmente India, impregnándose del arte local y realizando numerosas piezas propias en el camino, antes de volver a Londres para empezar formalmente su carrera profesional.

«Siempre me gustó trabajar con mis propias manos y desde temprana edad mostré afinidad por la artesanía. Me interesé por primera vez en realizar esculturas al entrar en la adolescencia y casi inmediatamente empecé a incorporar elementos en movimiento; como me gusta de forma innata resolver problemas, disfruté marcándome desafíos», nos hace saber Black.

Las obras cinéticas de Black se han expuesto en galerías y parques escultóricos de todo el mundo, desde el Museo Guggenheim de Venecia hasta la Cass Sculpture Foundation, pasando por la Flowers East Gallery, el parque escultórico Interart y el Palmyra Sculpture Centre. Sus obras también han encontrado hogar en colecciones privadas.