Bien es sabido que los amantes del arte, y más en concreto de la pintura, siempre tienen como destino obligatorio la capital española. Y es que Madrid alberga dos de las pinacotecas más importantes de todo el mundo.

De un lado, tenemos El Prado. La pinacoteca nacional es famosa por acoger algunas de las piezas más relevantes y representativas de nuestros maestros más característicos, como Goya o Velázquez, y un amplio abanico de obras flamencas entre las que destacan Las tres gracias de Rubens.

Otra de las colecciones más ricas y exhuberantes, que encontramos además sita en la misma avenida (El Paseo del Prado) es el Museo Thyssen Bornemisza. Clásicos, vanguardistas e impresionistas conviven en perfecta armonía a través de salas interminables en las que se descubre una obra de arte a cada paso.

Además, la ventaja de estas pinacotecas es que con cada inicio de año, los estrenos se van haciendo latentes entre sus salas. Nuevos aires que se abren paso entre estas estancias propiciando la llegada de nuevos visitantes. Y es que son tan impresionantes las obras que podremos ver esta temporada en estos museos que apenas necesitan presentación.

En este sentido y hasta el próximo mes de marzo se puede descubrir en El Prado a Ingres. Aparentemente anclado en el academicismo, la obra del artista francés supone el inicio de las revoluciones artísticas de finales del siglo XIX y principios del XX. La muestra que puede verse en este museo es una representación cronológica del desarrollo del pintor, aunque sin dejar a un lado su relación con el arte del retrato.

En adición, el Thyssen se imbuirá en el más puro espíritu de Caravaggio para principios de verano. ‘Caravaggio y los pintores del norte’, destacará el legado del artista lombardo y ofrecerá una visión de la diversidad de las reacciones causadas por su pintura. En la muestra se exhibirá un conjunto de piezas que exponen toda la trayectoria del italiano, desde el período romano hasta las oscuras pinturas cargadas de emotividad de su último periodo. Junta a Caravaggio encontraremos obras de sus más destacados seguidores en Holanda, Flandes y Francia, como Dirk van Baburen, Hendrick Ter Brugghen, David de Haen y Gerrit van Honthorst, Nicolas Regnier y Louis Finson o Simon Vouet, Claude Vignon, Nicolas Tournier y Valentin de Boulogne.

Magníficas oportunidades de contemplar obras de un importante valor pictórico a tan solo un tren, avión o estación de metro o autobús de distancia. No se quedan con las ganas y anímense a consumir cultura.