Como bien sabemos, algunos curadores y maestros del arte han dudado de que realmente se trate de un cuadro pintado por Leonardo da Vinci y de la procedencia han dicho que podría ser de algunos contemporáneos de Leonardo. Pero lo que bien sabemos es que el cuadro fue heredado por Salai, documentado en 1625 en Fontainebleau, y en 1695 en las colecciones reales francesas.

Posteriormente, entre 1683 y 1695, se le añadieron la corona de pámpanos, la piel de leopardo y el racimo de uvas, atributos de Baco. Pero esto solo son suposiciones sin ningún argumento, así que volvamos al tema: por qué Leonardo da Vinci pintaría nuevamente la cara de un antiguo modelo tras pasar dos años del cuadro que comúnmente conocemos como Juan el Bautista, donde se puede apreciar un hombre joven, también con rasgos andróginos, igualmente de cabello ondulado hasta los hombros con una sonrisa y una mano apuntando hacia el cielo.

Primer punto de mi teoría: los dos cuadros han sido realizados con una técnica que se llama sfumato, en los dos cuadros podemos ver la representación de Juan el Bautista en el desierto, uno en el silencio de la obscuridad y el otro, en cambio, rodeado de naturaleza... ¿qué nos querría decir el maestro Leonardo con esto? Pues bien, para los alquimistas iniciados, el primer paso es ahondar en su propio desierto. Así como Cristo fue al desierto 40 días, así mismo el iniciado debe entrar en completa obscuridad en el desierto dentro de sí mismo, no se puede llegar a ser sacerdote ni maestro sin tener el conocimiento del Yo soy, es necesario adentrarse a ese desierto y bajar a domar a las bestias que no son otras sino los deseos propios de la carne .

Pero vayamos directo al cuadro de Juan Bautista o de Baco, como algunos le dicen. Explicando brevemente uno a uno los elementos que coronan este cuadro para complementarlo en una obra magnifica del maestro Leonardo da Vinci.

La piel de leopardo

En la Antigüedad, los egipcios tenían predilección por estos animales, comparando su piel con el cielo lleno de constelaciones. De igual forma era un elemento clave de vestimenta para representar al sumo sacerdote llamado sacerdote Sem (sacerdote funerario). La palabra Sem significaba «el hijo nacido primero, responsable de los funerales de su padre». encargados especialmente de revivificar la momia del faraón durante el misterioso ritual de la «apertura de la boca». Algunos atribuían al sumo sacerdote el Ka, la «fuerza vital», un componente del espíritu humano, una pizca del principio universal e inmortal de la vida.

Para los babilónicos Nemrod era adorado como Baco -Dionisos para los griegos, así como también en Asiria, Fenicia, Palestina, todas estas deidades antiguas casualmente sufrieron una muerte violenta, así mismo, como bien sabemos, a Juan el Bautista le fue dada la muerte por Salomé, la hija de Herodías.

Corona de Pámpanos

Juan, 15:

  1. Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
  2. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitara; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiara, para que lleve más fruto.

Nuevamente vemos la expresión Yo soy: es una clave más que manifiesta que trata de mostrarnos, Leonardo, para profundizar en el autoconocimiento. Las uvas simbolizan el dolor, el sacrificio y las amarguras que probablemente tengamos que pasar si queremos llegar purificados al padre de una nueva esencia espiritual. El árbol también se relaciona con la naturaleza interna y divina: es símbolo del Ser. En mi opinión, la forma de alcanzar a Dios no es solamente por fe, sino más bien por conocimiento: ese que, al correr las cortinas de la razón, nos es develado.

Hasta aquí dejo este capítulo de la obra del genio Leonardo representando a Juan el Bautista, invitándolos a no perderse mi próxima nota sobre la Gioconda.