Para esta primera exposición consagrada a la colección de pinturas conservada en el quai Branly, Pinturas lejanas reúne casi doscientas pinturas y obras gráficas – entre las quinientas presentes en el fondo – que datan de finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX.

Una colección integrada y poco conocida, en la cual la odalisca de Ange Tissier puede apreciarse junto a los retratos de amerindios de George Catlin, las escenas de la vida cotidiana de El Cairo de Émile Bernard, o las estampas y dibujos de Tahití de Matisse o Gauguin.

A través de esta colección también puede apreciarse la historia de un encuentro con el Otro y lo Lejano, cuestionándose la evolución de la mirada artística frente a lo desconocido. En una Europa en plena expansión colonial, frente a un mundo que le abre sus puertas, el arte occidental toma diversos caminos. Cediendo en primer lugar al exotismo –donde la exaltación del color y de la luz alimenta el mito de un Oriente de lujo y voluptuosidad – pasará luego a una perspectiva más realista, etnográfica, atenta al Otro.

Entre onirismo y naturalismo, fantasía y documental, romanticismo y propaganda colonial, es un espejo de la historia artística y política.