A mediados de la década de 1940, América Latina era un territorio de experimentación para los artistas concretos de Buenos Aires, Montevideo, San Pablo, Río de Janeiro y Caracas. Las utopías del concretismo latinoamericano, alimentadas también por distintas corrientes arquitectónicas y la Escuela de Valparaíso en Chile, presentes en esta exposición–, aparecen en la región mientras en Europa transcurría la Segunda Guerra Mundial y, luego, la posguerra, cuando los artistas latinoamericanos no pueden realizar el tradicional viaje de formación al viejo mundo.

A partir de 1944, los artistas concretos de Buenos Aires y Montevideo buscaron ir más allá de la abstracción europea proponiendo la “invención” de un nuevo tipo de objeto capaz de interactuar con el mundo real y no sólo representarlo. Las pinturas de marco recortado –precursoras de los shaped canvas– promovían una nueva relación de la obra con el espacio circundante, y las esculturas articuladas incorporaban las dimensiones del tiempo y el movimiento.

En 1954, Ivan Serpa fundó el Grupo Frente, junto con Lygia Clark, Hélio Oiticica, Lygia Pape y otros artistas. Buscaban la desintegración gradual de la pintura en el espacio para liberar la línea y el color, y abrir nuevos órdenes visuales. En 1959, el grupo se refundó como movimiento neoconcreto y se propuso un arte que trascendiera el espacio de la pintura e incorporase el cuerpo y la subjetividad. En diálogo con los argentinos y brasileños se presentan los trabajos de Morris Louis (EE.UU.) y Blinky Palermo (Alemania), abocados a la liberación del color y la experimentación con la superficie pictórica.

Artistas: Paul Almásy, Carmelo Arden Quin, Jo Baer, Juan Andrés Bello y Carlos Raúl Villanueva, Martín Blaszko, Lúcio Costa, Geraldo de Barros, Augusto de Campos, Willys de Castro, Juan del Prete, Thomaz Farkas, Marcel Gautherot, Alfredo Hlito, Gyula Kosice, Morris Louis, Raúl Lozza, Tomás Maldonado, Juan Melé, Oscar Niemeyer, Hélio Oiticica, Blinky Palermo, Lygia Pape, Lidy Prati, Albert Georg Riethausen, Rhod Rothfuss, Grete Stern, Amancio Williams, Yente (Eugenia Crenovich)

En la década de 1960, la destrucción en el arte, tanto activa como representada, se convirtió en un gesto a explorar entre los artistas de todo el mundo. Fue un modo de enfrentar la violencia extrema de la década —la amenaza de la bomba atómica, la guerra de Vietnam y las dictaduras latinoamericanas, entre otras atrocidades—, pero también de afirmar su fuerza liberadora y creativa. Una perspectiva ya iniciada desde 1949 por el artista ítalo-argentino Lucio Fontana, con su trabajo sobre la violencia que rompe con las formas modernas de representación y se abre a nuevas dimensiones artísticas.

Artistas: Francis Bacon, John Chamberlain, Exposición Arte Destructivo (Enrique Barilari, Kenneth Kemble, Jorge López Anaya, Jorge Roiger, Antonio Seguí, Silvia Torras y Luis Wells), Alberto Heredia, On Kawara, Kenneth Kemble, Manolo Millares, Marta Minujín, Luis Felipe Noé, Aldo Paparella, Emilio Renart, Rubén Santantonín.

Las ideas revolucionarias en torno al arte concreto que circularon en la Argentina durante la década del cuarenta produjeron un acalorado debate. Lucio Fontana, artista nacido en la Argentina, que desarrolló los primeros años de su carrera en Europa, regresó a nuestro país entre los años 1940 y 1947, donde entró en contacto con los artistas concretos rioplatenses. Luego de su regreso a Europa, la experiencia latinoamericana maduró en su propuesta estética del Espacialismo. Con sus legendarios buchi [agujeros] y tagli [tajos], siguió explorando la acción del artista como un gesto conceptual y visible en la obra.