La minifalda, esa prenda de vestir femenina, nunca ausente de polémica y superviviente desde su creación a las efímeras tendencias de moda, va a ser una de las protagonistas este 2019 en la capital británica. Dos exhibiciones simultáneas recorren la historia de su creación y la de su inventora.

En el mundo de la moda pocos son los que consiguen posicionarse como auténticos referentes. Dior, Balenciaga o Chanel son algunos de los pocos diseñadores que han logrado marcar un estilo perdurable en el tiempo. Junto a ellos hay un nombre más que no pasará desapercibido por su labor: Mary Quant. Una modista británica a la que se le adjudica la autoría de la minifalda, aunque hay especialistas que mencionan como responsable al diseñador británico John Bates y otros al modista francés André Courrèges. Mas allá de las polémicas de la autoría Quant es, sin duda, la que popularizo esta prenda.

Desde el 8 de febrero hasta el próximo 2 de junio de 2019 en el Fashion and Textile Museum, se lleva a cabo el Swinging London: a lifestyle revolution, evento que presenta algunos trabajos de creadores como Terence Conran (fundador de Habitat), y Quant, iconos del diseño y la moda entre 1952 y 1977.

Por su parte, el Victoria and Albert Museum de Londres (V&A) también rendirá honor a la diseñadora británica mediante una exposición retrospectiva con más de 200 prendas, accesorios y piezas nunca vistas del archivo personal de la creadora. Minifaldas, pantalones cortos, medias de colores y maquillajes atrevidos formarán parte de la colección que revolucionó la moda británica y el estilo de vida de las mujeres durante las décadas del 60 y 70. La exposición permanecerá abierta al público desde el próximo 6 de abril de 2019 hasta el 8 de marzo de 2020.

En realidad no hay una definición «canónica» con respecto a que se considera una minifalda. Algunos hablan de falda por encima de las rodillas, otros que deben estar al menos 25 centímetros desde la rodilla. Muchos especialistas de moda consideran que el aporte de André Courrèges fue fundamental. Fue el artífice de la moda espacial, muy relevante en los años 60, y asociada al concepto de futuro ya que se imaginaba que en el año 2000 íbamos a vivir en otros planetas. Experimenta con faldas cortas y materiales nuevos, como el plástico. Pero Courrèges está en París, es más caro y menos accesible.

A mediados de los 50, Mary Quant, en sociedad con su marido, Alexander Plunket-Greene y su amigo, el abogado y fotógrafo Archie McNair, instalaron en King's Road, posiblemente una de las calles comerciales más famosas de mundo, una boutique de ropa y accesorios, de nombre Bazaar, junto a un restaurante en el subsuelo Alexander's, donde se reunían la bohemia londinense de los 60.

Era una boutique pequeña que renovaba su stock rápidamente. Según cuenta la propia Quant en sus memorias, con el dinero recogido en la jornada compraban nuevas telas y elaboraban durante la noche nuevos vestidos para el día siguiente.

Quant se convierte de esta manera en la reina del movimiento Swinging de los 60, con su dinámica tienda abierta a la calle en contraposición de los talleres de alta costura, mucho más herméticos y cerrados. Los Beatles solían comprar allí ropa para sus novias, varias de ellas eran también modelos de Quant, y en la tienda solía verse a los fotógrafos como Richard Avedon y David Bailey, a músicos y pintores.

Para los estándares de hoy día, la boutique de Quart tenía una producción muy pequeña, todo elaborado en Londres y sus alrededores. Eran 200 o 300 prendas de una línea y a veces solo 60 u 80 unidades. Todo partió como un negocio familiar hasta convertirse en un imperio.

Desde King's Road la tienda comenzó a expandirse. En 1969 se estima que 7 millones de mujeres tenían una prenda con una etiqueta de Mary Quant en su armario. Una de las creaciones más exitosas y visionarias de Quant fue su línea de maquillaje con su símbolo de la margarita.

A día de hoy la minifalda de Quant se considera el equivalente a la chaqueta de Chanel o al new look de Dior, ya que no hay duda de que la irrupción de esta prenda en el armario de las mujeres ha supuesto una clara revolución en la moda femenina. Y es que del mismo modo que mademoiselle Coco Chanel dotó a la mujer de poder con su estilo masculino y sofisticado, la diseñadora británica la liberó de los prejuicios sociales permitiéndole que mostrara sus piernas sin tener que ser criticada por ello.

Las faldas siempre se han considerado una prenda femenina y aunque a lo largo de los siglos se fue acortando, nunca pasó por encima de la línea límite que marcan las rodillas. Quant optó por cambiar las reglas en un momento en el que todo era válido, y es que la década de los 60 se caracterizó por el auge de subculturas -como el punk o los mods- que a través de su particular estética reivindicaban unos ideales. Así, en 1964 la modista decidió acortar la falda y presentar un modelo de 34 centímetros, el más corto de la historia hasta el momento.

El primer impacto social no fue bueno y las masas críticas se ciñeron a vetar la prenda. No obstante, rápidamente el movimiento británico de los Sweet Sixties , encabezado por la mítica Twiggy, se adueñó de la pieza y la ensalzó como su rasgo más característico. Y es que sería esta supermodelo, famosa por su imagen delgada y andrógina, quien lograría popularizar la mini falda en toda la población durante la década de los 70.

Han paso más de 50 años y hoy en día el invento de Mary Quant es un imprescindible en el fondo de armario de toda mujer. Sin duda, marcó un antes y un después en la estética femenina ya que no solo la dotó de una nueva prenda sino que, con ella, puso fin a los tabúes sobre el vestir de las mujeres. Tal fue así que la falda ha seguido acortándose en las últimas décadas, llegando incluso a limitarse a 20 centímetros. Más cortas o más largas, ajustadas o en corte evasé, en versión denim o de punto, todos los diseñadores del momento siguen apostando por las minis y Quant puede celebrarlo más que satisfecha.