“Túnel reúne el nuevo cuerpo de trabajo de Víctor Santamarina (Madrid 1990), centrado en su interés por la autonomía y la potencialidad de los materiales con los que trabaja. Sobre la base de sus Recent Sculptures (2018), Túnel transcurre hacia un lugar común: la invitación de Santamarina a los materiales, en este caso el yeso y la silicona y en última instancia el cemento, para iniciar una negociación. Esta, a diferencia del diálogo, infiere un mayor grado de tracción y fricción entre iguales, entre los materiales y el artista, abriéndose a lo que ambas partes puedan sugerir. Como tal, la práctica artística se convierte en una invitación para bailar, en la que las dos partes se involucran en un proceso intuitivo de movimientos sincronizados.

Esta exposición incluye cuatro obras, Túnel, Debris, Weight Transfer y Restless red. A partir de las experiencias físicas más intimas del artista, cada una de las esculturas parte del cuerpo, un cuerpo, del cual derivan sus formas finales. En su estudio, como ocurre al trabajar con vaciados, estas referencias se someten a un proceso de mezclas y transferencias, en el cual las corrientes conceptuales y materiales se funden las unas con las otras.

Fugazmente, las obras integran y documentan el estado anímico y mental del artista; sus percepciones hápticas, el trance y los sentimientos que las canciones en bucle le producen. En lo físico, a medida que los diversos fragmentos -un brazo, una pierna, un torso o una cabeza- evolucionan en un proceso de estratificación, Santamarina aumenta el margen de juego y las posibles respuestas de los materiales. De este modo, mientras se produce una disociación con el cuerpo en términos de escala, éste vuelve a aparecer en los pliegues, las grietas y las texturas sedosas que se entremezclan en la superficie de cemento de la obra; marcas en las que se pueden imaginar las sombras de los músculos y los ecos del movimiento.

En conjunto, y ante la creciente sobreestimulación de hoy en día, Túnel persigue una experiencia de “suspensión” en la que el conocimiento del cuerpo se libere. Se podría comparar, como evoca el título, a estar atrapado en un túnel que va desde algún lugar a la nada, o al sentirse fragmentado por la vibración de las luces en una discoteca. La suspensión se halla en el instante que gira un bailarín entre paso y paso o en un fragmento residual orbitando sin fin. Es en esos estados de desorientación y transición – donde contextos, cuerpos y tiempo convergen- que el artista y los materiales comienzan su negociación. Esto culmina en las expresiones materiales que aquí se muestran: los resultados de la fricción entre dos o más partes móviles.”

Texto por Rosa de Graaf