En 1967 Jacques Tati estrenaba Playtime, una crítica a la modernidad por encima de argumento o personajes. Monsieur Hulot —personaje universal en las películas de Tati— se ve convertido en un hombre que ni siquiera puede luchar contra el entorno que le rodea y que continuamente queda atrapado en espacios de los que no sabe cómo salir. En sus anteriores filmes, cuando su personaje se encontraba con un problema, buscaba una solución para solventarlo que a menudo tenía consecuencias cómicas, pero en Playtime la modernidad no solo ha desplazado al individuo, sino que ha acabado con la creatividad de Hulot, quien se encuentra sin medios con los que enfrentarse a ella.

NoguerasBlanchard presenta la exposición homónima Playtime, una tentativa de dar un paso más allá del gag y observar la realidad que hemos creado y que ahora se nos hace extraña. La articulación de esta realidad es un proceso conflictivo: el hombre ha perdido su relación natural con el mundo, pero la modernidad no lamenta esa pérdida, considera que tal relación sólo fue un engaño. La imposición de desarrollos francamente hostiles al ciudadano por escala y por sentido es una tendencia creciente; éstos obligan al individuo habitar la ciudad a través de un cúmulo de actividades que bien podrían resumirse en producir-consumir. La arquitectura deviene metáfora develadora de atrocidades totalitarias. Ya no es necesario ponerse a la escucha de estas construcciones y estéticas obedienciales —obediencia, de etimología latina, significa oír audire, lo que se tiene delante ob-; ob-audire: obedecer —, pues son un constante ruido de fondo.

Por su parte, más que una crítica sin más de la arquitectura moderna, Tati quiso reflejar los efectos despersonalizadores de la misma y realizar así «la defensa del individuo frente a esta organización social superautomatizada que padecemos». La exposición Playtime fluctúa a través de las ideas lanzadas por Tati en su película, abordando desde diversos ángulos la extraña relación del individuo con la vida moderna.

Agradecemos la colaboración de las galerías àngels barcelona (Barcelona), espaivisor (Valencia), Estrany-de la Mota (Barcelona), Formato Cómodo (Madrid) y ProjecteSD (Barcelona).