El titulo de esta exposición nace exactamente desde un punto donde el humano se divide, se aleja del eje por el cual tenía que transitar, construir, respetar, creyéndose un ser superior y para ser este ser superior, destruyó, destruye y destruirá todo lo que está a su alrededor, enceguecido de su propia fatalidad, generando uno de los desequilibrios más grandes y peligrosos para la humanidad.

Paulina Humeres en esta exposición hace un cruce de 3 décadas, años 1980/1990, eligiendo como punto de partida “Il Grande Seme” (1987). La semilla manipulada, contaminada, herida situada en el centro de un gran formato de sacos de yuta de importación de café con sus marcas, pintados blanco y negro situados en sus dos extremos , en su centro está manchado con colores; esta gran semilla tridimensional esta invadida de plástico, cera, papeles de diario, tejido de cáñamo, y su base soporte es una malla de gallinero, materiales que acentúan su condición frágil y residual.

Trasciende simbólicamente todo lo creado en los distintos reinos: el reino animal, el reino humano, el reino vegetal y el reino mineral; los ejes referentes a la creación, al nacimiento de todo lo que nos rodea, donde la unión es indisoluble por ser parte de un todo. El “animal hombre” depende de todo su entorno vegetal mineral y animal para su sobrevivencia.

La segunda obra está compuesta, por el registro fotográfico de la instalación Atlántico-Índico-Pacífico (1993), obra presentada en la 45ª Bienal de Venecia (1993).

Este registro ha sido expuesto recreándolo en un nuevo contexto, a una distancia de tiempo de 26 años, donde el registro de 3 fotografías están en un gran muro azul ultramar y las letras de bronce de Atlántico-Pacífico-Indico, están en un caos. En el centro de la sala Humeres instala un espiral de tierra que concentra la mirada a través de un elemento simbólico de larga data que recorre la obra de la artista. De igual forma la pieza contempla la presencia de un texto extraído de la cosmología Kogi, cita mediante la cual se incorpora la mirada ancestral de un pueblo amerindio que nos habla del agua como el gran elemento primigenio y metáfora de lo materno; elemento que a su vez cruza todas las obras presentes aquí, generando una reflexión en torno a nuestro papel como agentes destructores/protectores del medio ambiente. Este pensamiento Kogi es el punto de reflexión, es el rescate de la memoria ancestral desde donde venimos. El espiral es nuestro trazado cíclico posible de una toma de conciencia, con tantas bifurcaciones.

En la instalación de la Bienal, las bolsas de plástico contaminantes que envuelven las aguas incontaminadas de los 3 océanos, pasan a ser codificadas en tarjetas de cartones, selladas con plomo, lacradas y sostenidas con una cuerda de cáñamo. Hay un texto proyectado en luz por un faro:

Primero estaba el mar Todo estaba oscuro No había sol ni luna El mar estaba en todo El mar era la madre.

“Autoextinción” 2016 - 2017, de la serie : La Caída de un Reino(Tríptico de base polaroid). Autorretrato performatico, donde la especie humana es un cuerpo sin cabeza, en una posición sin retorno de arrepentimiento, que ha perdido su eje y su sensibilidad y se ha alejado de su centro; paralelamente junto a un árbol evidenciamos la destrucción que ha creado la especie humana con la naturaleza y con todo lo que lo rodea, como consecuencia de esta destrucción. En la tercera y última imagen de este tríptico hay una luz azul artificial en total oscuridad donde la forma humana no tiene volúmenes esta congelada, desaparece, es un pedazo de algo que fue, el árbol si es reconocible a pesar que tiene la misma intensidad de luz. “La Caída de un Reino” nace después de observar, leer y estudiar sobre el mundo Vegetal y partiendo desde lo más elemental de la Especie Humana que tiene 5 sentidos, vista, olfato, gusto, tacto y oído de manera diferente no quiere decir que no los tenga el mundo Vegetal. En esta obra hay un confronto entre la Especie Humana y el mundo Vegetal, donde el ser humano no sobrevive sin el mundo vegetal. La especie humana sabe que el oxígeno que respiramos proviene de las plantas y que nuestra supervivencia depende del oxígeno que está presente en el aire, pero no quiere admitir ni reconocer que depende totalmente de los otros reinos. Cita del botánico ruso Kliment Timiriázev 1843- 1929 “La planta es el eslabón que une la Tierra con el Sol”. Esta obra será parte de la performances + video “La Caída de un Reino” que realizará en Octubre en Roma Al Macro Asilo

Lamina de Bronce de la proyección de luz de la instalación “Atlántida” 1994 “El tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros. En uno de ellos yo soy su enemigo”(Esta frase tomada de Borges, “el jardin de los senderos que se bifurcan”) La Bifurcación es el cruce de estas obras en estos 3 decenios.

Paulina Humeres está siempre cuestionando y reflexionando la Especie Humana en su avanzar hacia la desaparición, lo fue también en una de las muestra que curé en Roma en 1996 “Cuatro x Cuatro”, con una instalación “La Última Cena” que consistía en una gran mesa con una plataforma de espejo y una silla con su gran respaldo espejo, en el suelo una grandísima servilleta blanca con una proyección en luz : “Canta el principio de las cosas creadas”, articulada en 3 niveles, donde hay 4 platos grandes y 4 chicos, 4 mirillas (también conocida coloquialmente como ojo mágico) que observan el fondo de la mesa donde está la poesia de Borges “Al Hijo”. Los platos grandes están impresos cerdos, pollos, feto, cremas hechas de placenta y medula humana, corazón , ojo y pulmón humano

Porque soy yo Soberana, el alma de la razón utilitaria. Seco el agua y volatizo el aire y seco la tierra y apago el fuego. Me convierto en el ensamblaje de piezas de recambio de cuerpos humanos que yo decido vaciar. Y manipulo al cerdo para reemplazar con su corazón de cerdo mi corazón cansado. Hago que la vaca se coma a si misma mientras que a Eros, pollos y cerdos les doy de comer mi placenta. Y como mi cerdo, mi pollo, mi vaca espejo como mi agua mi aire mi tierra mi fuego como mi placenta y mis riñones y mis pulmones mi corazón mi corazón de cerdo. En este banquete industrial largo como mi vida devoro minerales vegetales animales humanos a mi misma.

Con estos 4 trabajos va abordando la destrucción creada por la especie humana al imponerse como ser superior en la escala de los reinos. Es el banquete totalizante de una sociedad autodevorante, al cual estamos invitados todos.

Paulina Humeres (1954) artista visual formada en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. En Enero de 1979 se radica en Italia (Florencia y Roma) donde realiza la mayor parte de su producción artística, destacándose dentro del ámbito de la instalación, audiovisual, performance, y diversos soportes. Representó a Chile en la Bienal de Venecia (1993). Su obra se encuentra en colecciones nacionales e internacionales. En la última década se ha dedicado a la creación audiovisual, realizando video arte y trabajando detrás de cámara para producciones cinematográficas. Estudio guión con el destacado guionista internacional Robert Mckee y Documental con Patricio Guzmán.