Después del parón a causa del coronavirus y el confinamiento, los actos y celebraciones por el Año Rafael (en 2020 se cumplen los 500 años de su muerte), vuelven a reanudarse y se aceleran. Este artículo se iba a publicar a principios de marzo, pero la epidemia aconsejó su hibernación hasta que se recuperase la (nueva) normalidad.

«1520-2020: 500 años que han visto a Rafael Sanzio de Urbino protagonista de la belleza, de la armonía, del gusto y de la inspiración creativa de generaciones de pintores, escultores, decoradores, arquitectos y artistas. Un artista universal, Rafael, ha donado a la cultura figurativa occidental los modelos supremos de la Belleza», afirma Barbara Jatta, directora de los Museos Vaticanos.

Con ocasión de las celebraciones por el V Centenario de la Muerte de Rafael Sanzio (Urbino, 1483 – Roma, 1520), los Museos Vaticanos han presentado durante una semana la Capilla Sixtina magníficamente engalanada con los valiosos tapices de la serie Hechos de los Apóstoles realizados según los cartones de Rafael.

Una ocasión extraordinaria que daba inicio a las celebraciones rafaelescas con el impresionante y grandioso montaje en la Capilla Sixtina de los tapices diseñados por Rafael, que el pintor divino no pudo admirar por completo a causa de su muerte prematura.

Los diez tapices vistieron el perímetro inferior, debajo de los frescos realizados por Botticelli, el Perugino, el Ghirlandaio y otros importantes artistas. La Capilla, ejemplo de la pintura occidental, fue iniciada por orden de Sixto IV (1471-1484) -de quien toma el nombre- que consiguió embellecerla con los extraordinarios frescos de los citados maestros, centrados en la vida de Moisés y de Jesús. Posteriormente, la Sixtina se enriqueció ulteriormente con los conocidísimos frescos de Miguel Ángel, bajo el pontificado de Julio II (1503-1513), dada la centralidad del lugar donde se celebraban las grandes ceremonias en aquella época.

Tras el fallecimiento de Julio II, el cónclave eligió papa con el nombre de León X (1513-1521) al florentino Juan de Médici, hijo de Lorenzo el Magnífico y apasionado de las artes. Así pues, un mecenas que encargó a Rafael el dibujo de diez grandes tapices para completar la decoración de la Capilla Sixtina, inspirados en la vida de san Pedro y de san Pablo, a la altura de las obras maestras realizadas por sus predecesores.

El divin pittore se puso manos a la obra y entre 1515 y 1516, diseñó los cartones que seguidamente fueron enviados a los talleres de Flandes para convertirlos en tapices. Y fue en el de Pieter van Aelst donde se tejieron de 1519 a 1521. De los 10 encargados, siete de ellos llegaron a la Capilla Sixtina el 26 de diciembre de 1519, en el día de san Esteban — Pesca milagrosa, Entrega de las llaves, Castigo de Elima, Sacrificio de Listra, Cura del lisiado, Lapidación de san Esteban y Conversión de Saúl — pocos meses antes del prematuro fallecimiento del autor de sus dibujos, acaecida en 1520, cuando contaba solamente 37 años. Los siete tapices de la serie se exhibieron en presencia de su ilustre cliente. El jefe de ceremonias de la capilla papal anotaba entonces que «con universal juicio no se había visto nunca nada más bello al mundo». Los últimos tres tapices que completan la serie — San Pedro en la cárcel, Muerte de Anania de Damasco y San Pablo en Atenas llegaron al Vaticano en 1521.

Los diez tapices de oro y seda han permanecido en su lugar original solo durante una semana, para evitar los riesgos a nivel del suelo en una capilla que acoge a más de 25.000 turistas al año.

Su traslado desde la Pinacoteca Vaticana, donde se exhiben de manera permanente, ha conllevado una esmerada preparación, debido a la delicadeza de los hilos de oro y otros metales de la trama.

A partir de ahora, los tapices volverán a la Sala VIII — que resplandece con su nueva iluminación — de la citada Pinacoteca, dedicada a Rafael, que en la celebración del V Centenario de su muerte recibirá más visitas de lo habitual.

El ciclo completo de tapices, denominado «Hechos de los Apóstoles» recoge las escenas más decisivas de la vida de San Pedro — como La pesca milagrosa o La entrega de las llaves -y de San Pablo y completan la narración sobre Moisés y Jesús reflejados en las paredes laterales así como la grandiosa de la creación del mundo en la bóveda.

Cabe recordar un precedente de esta serie, que fue colgada en la Capilla Sixtina en 1983, con motivo de las celebraciones del Quinto Centenario, en aquel año, del nacimiento de Rafael. Se trata de una adivinada introducción en el arte del divin pittore, Rafael Sanzio, de Urbino.