El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presenta dentro de su programa Fisuras el último proyecto del artista vienés Andreas Fogarasi (1977): La ciudad de color / Vasarely Go Home, realizado expresamente para esta ocasión. Galardonado con el León de Oro por su instalación en el pabellón de Hungría de la pasada Bienal de Venecia, Fogarasi es una de las jóvenes promesas austriacas con mayor proyección.

La exposición comienza en la sala Espacio Uno del edificio de Sabatini con la proyección de Vasarely Go Home (2011), un documental realizado por el artista para esta muestra y en el que analiza la instrumentalización del arte abstracto como elemento de modernidad durante la Guerra Fría. A partir de entrevistas con artistas e historiadores, Fogarasi narra en él el doble evento cultural que se produjo en Budapest el sábado 18 de octubre de 1969. 

Con este vídeo, Fogarasi marca el punto de partida de la muestra y establece, a la vez, el eje central de su proyecto que se complementa con varias series de paneles distribuidos en diferentes espacios del Museo y que funcionan como esculturas y estructuras expositivas a la vez. Su forma recuerda a una combinación de biombo, la esquina de un edificio, un cartel, una maqueta arquitectónica, un revestimiento y una pared de exposición. En ellos se exhiben series de fotografías o logotipos con los que el artista reflexiona sobre la apropiación de formas abstractas en el diseño de mobiliario urbano o de la imagen de las instituciones culturales, que exportan el idioma y la cultura nacionales. Una reflexión que conecta con la instrumentalización política del arte de la que hablan los entrevistados en el vídeo Vasarely Go Home.

Eje central de la muestra: Vasarely Go Home

Fogarasi analiza en el documental Vasarely Go Home el contexto artístico húngaro de ese momento a partir de los hechos que ocurrieron el 18 de octubre de 1969, a través de entrevistas con artistas y diversos personajes de la escena cultural húngara de la época. Aquel día se inauguró una gran retrospectiva de Victor Vasarely, artista de origen húngaro y prestigio internacional, en el Mücsarnok, el centro de arte de Budapest. Se trataba de la mayor exposición de este artista hasta aquel momento y de la primera muestra de arte abstracto en Hungría con una dimensión similar.

El segundo evento que se produjo de manera paralela al primero fue la protesta individual del artista János Major, quien acudió a esa inauguración con un pequeño cartel en el bolsillo que decía: “Vasarely Go Home” (Vete a casa, Vasarely). El artista mostraba el cartel sólo a sus amigos y conocidos cuando nadie más podía verle.

Los artistas entrevistados por Fogarasi hablan de la importancia de aquella retrospectiva, de la obra de Victor Vasarely, de la escena húngara del arte y de János Major y su acción. Algunos de ellos fueron testigos de aquella tarde y se refieren a ella en particular, aunque también aluden, de manera general, a esa “importación/exportación” de una práctica de vanguardia anterior y de su contexto político y su relevancia en 1969.

Durante el tiempo de vigencia de la exposición, el documental estará también disponible en un microsite dedicado a esta exposición dentro de la propia web del Museo: vasarelygohome.museoreinasofia.es

En la sala adyacente a la proyección, las fotos expuestas en los paneles de mármol blanco son mayoritariamente imágenes de archivo de la inauguración de 1969. Muestran a la multitud de visitantes, que contemplan las obras con curiosidad y se observan unos a otros,  elegantemente vestidos: artistas, políticos, militantes socialistas y personalidades. Un escenario de representación y control, donde sólo podemos imaginar –ya que no está documentada de ningún modo– la acción osada y a la vez tímidamente discreta de János Major.

La ciudad de color, según Fogarasi

En este nuevo proyecto, Fogarasi busca reflexionar sobre cómo las ciudades contemporáneas absorben las formas estéticas de la modernidad y de la abstracción. A través del análisis de las intervenciones en el espacio, la arquitectura y la tipografía, Fogarasi explora el desarrollo de la comunicación visual como un elemento clave en las estrategias especulativas de los poderes políticos y económicos, y los modelos de representación actuales.

En este sentido, otras de las imágenes que se exhiben en paneles blancos dentro del Museo muestran proyectos de Vasarely para fachadas y que proceden de fotografías de un libro sobre su obra. Si bien Vasarely realizó un gran número de encargos de “integraciones arquitectónicas”, estos proyectos tienen un propósito más decididamente didáctico. Se trata de sugerencias que añaden color a la sombría uniformidad de las banlieues del mundo, que intentan personalizar así los modernos y universales bloques de pisos de los años sesenta y setenta. Imágenes folclóricas, banderas, escudos de armas que se utilizan para crear una impresión de comunidad e identidad local.

A lo largo del vestíbulo de la planta baja del Museo, los visitantes encontrarán más fotografías dispuestas en “biombos”. En estas se presentan escenas urbanas de Madrid, Budapest y otros lugares, donde el legado de la modernidad se manifiesta en maceteros, mobiliario urbano o en la espectacular arquitectura contemporánea. Fogarasi profundiza así en el concepto de que hoy en día cada detalle del espacio urbano es diseñado y controlado.

El último grupo de paneles se sitúa en la azotea del edificio de Jean Nouvel del Museo. Allí, formas abstractas constelaciones de círculos y cuadrados o variaciones de dichas formas elementales-, aparecen recortadas en las estructuras de mármol. Se basan en los logotipos de las instituciones culturales de distintos países que promueven su cultura en el extranjero y que han elegido logos modernos y abstractos como sello de su actividad.

Los diez paneles forman una batería de parapetos frente a los visitantes que entran en la azotea, y los logos recortados les permiten atisbar a su través. El dorso sin pulir de los paneles también se ve expuesto. Las paredes con los logos, desprovistas de inscripciones textuales, se convierten en monumentos disfuncionales o en lápidas y, al mismo tiempo, no dejan de ser frágiles estructuras temporales que evocan tarjetas de felicitación
extrañamente ampliadas.

Joven promesa europea

Andreas Fogarasi (Viena, 1977), formado en la Escuela de Arquitectura y Bellas Artes de Viena, es una de las jóvenes promesas austriacas con mayor proyección. En su arte, utiliza formas de expresión con resonancias minimalistas y conceptuales para explorar cuestiones de espacio y representación. Entre el documental y la práctica escultórica, analiza críticamente la estetización y mercantilización del espacio urbano y la función de la arquitectura y el ámbito cultural en la sociedad contemporánea. Mediante la incorporación de vídeo, escultura e instalación en redes discursivas de amplio recorrido, Fogarasi confronta al espectador con las líneas de falla de la historiografía, la imaginación técnica y la creación de identidades culturales. Sin embargo, en la medida en que sus obras son referenciales y aparentemente didácticas, su impulso se desarrolla precisamente a partir de su presencia estética y formal, como escultura autónoma.

Sus exposiciones individuales más recientes incluyen: 1998, Ludwig Forum, Aachen; Georgetown, Georg Kargl Fine Arts, Viena (2010); 2008, MAK, Viena; Support Surface, Galerie Cortex Athletico, Burdeos; Informácio, Ernst Museum, Budapest; Fairview, Lombard Freid-Projects, Nueva York (2008). Participó en Manifesta 4, en Francfort (2002), y en la Bienal de Venecia 52 (2007), donde su exposición Kultur und Freizeit, en el Pabellón de Hungría, obtuvo el León de Oro a la mejor participación nacional. Sus obras se han incluido en numerosas exposiciones colectivas, en instituciones como Grazer Kunstverein, Graz; Mücsarnok, Budapest; Kunstverein für die Rheinlande und Westfalen, Düsseldorf; MAK Center for Art and Architecture, Los Ángeles; European Kunsthalle, Colonia; MSU, Zagreb; CAC, Vilnius; Palais de Toyko, París.