Mis aportaciones en este medio de comunicación van a estar referidos al ámbito de la psicología, haciendo especial hincapié en las áreas de la psicología clínica y las neurociencias, debido a mi especialización. Además, porque creo que existe una demanda creciente de información sobre determinados trastornos. żCómo se producen? żA quién afectan? Pero, sobre todo, żqué se está haciendo para curarlos? Son algunas cuestiones más frecuentes y que requieren de mayor explicación.

Sin querer ser exhaustivo, los trastornos psicológicos abarcan desde:

  • Trastornos del desarrollo, como el Trastorno del Espectro Autista (TEA) o el Trastorno de falta de Atención con o sin Hiperactividad (TAH).
  • Enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad del Parkinson.

Todos ellos parecen haber cobrado un cierto auge en las últimas décadas, siendo cada vez más frecuente encontrar personas afectadas por una u otra psicopatología. A pesar de los avances desde áreas como la medicina, la neurociencia o la psicología, todavía queda mucho por comprender al respecto. Así lo muestran las limitaciones de los tratamiento, que consiguen paliar los efectos negativos, pero no suponen la cura de los mismos.

En este primer artículo intentaré tratar una de las problemáticas más comunes y extendidas: la obesidad y el sobrepeso. Tal es así que se las ha considerado como una de las epidemias modernas.

Según datos de la Organización Mundial de Salud (OMS), desde 1980 se ha duplicado el porcentaje de obesidad en todo el mundo. Esto se traduce en que, en el ańo 2014, cerca del 40% de los adultos mayores de 18 ańos sufrieron de sobrepeso y el 13% de obesidad.

Es cierto que este problema social ha sido abordado desde muy distintos ámbitos, así todavía hay quien defiende que se trata de un problema de estética, debido a una “moda pasajera”. Pero existen efectos médicos graves que la obesidad puede provocar sobre la salud de quien lo padece. Entre ellos, los principales son las enfermedades cardiovasculares, las cardiopatías o los accidentes cerebrovasculares.

Casualmente las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en muchos países del mundo, por lo que la obesidad no haría sino engordar estas cifras de fallecidos. Entre las explicaciones de este aumento del nivel de grasa acumulado en el organismo, se han contemplado:

  • Un problema de hábitos de alimentación, relacionado con comidas con grasas saturadas, mucha sal y azúcar y con la falta de frutas y verduras en la dieta.
  • Un problema de falta de control ante una mayor disponibilidad alimenticia.
  • Ausencia de una actividad física moderada diaria, debido al sedentarismo.

Aunque la obesidad es preocupante, por la cantidad de afectados, es aún más alarmante cuando afecta a la población infantil. Se trata de un fenómeno relativamente reciente, que en pocos ańos se ha extendido en muchos de los países denominados del “primer mundo”, donde los problemas de salud que acarrea el sobrepeso o la obesidad se adquieren a edades más tempranas, siendo sus consecuencias más críticas.

Además va a interferir en el normal desarrollo de los pequeńos, conllevando dificultades respiratorias, problemas de resistencia a la insulina, un mayor riesgo de hipertensión y unos efectos psicológicos que pueden ser permanentes.

Con respecto al aspecto psicológico, nuestra autoestima va a estar muy influenciada por la opinión de los demás. Si esta es favorable, nos refuerza y nos sentimos más satisfechos con nosotros mismos, pero si es negativa…

Hay que tener en cuenta que, a pesar de la permisividad social hacia el consumo excesivo y la obesidad, los patrones y cánones de belleza están orientados hacia la delgadez. Esto puede conllevar un cierto nivel de rechazo social hacia aquellos que no cumplen con los cánones establecidos, especialmente entre los más jóvenes. Ser ridiculizado y aislado socialmente es algo que ninguno debería sufrir, pero menos a una edad tan sensible como es la del desarrollo y la formación de su persona.

Muchos están siendo los intentos de los gobiernos por reeducar a los padres y a los más pequeńos para que coman sanos y hagan ejercicios. No se trata de un ejercicio altruista en pro de la ciudadanía, sino de ahorrar millones y millones. Si las personas empiezan a enfermar antes, van a requerir de recursos mucho mayores por parte de la atención sanitaria. Al igual que con el tabaco, los gobiernos han hecho cuentas, y les es más rentable tener ciudadanos sanos que enfermos hospitalizados.

Bibliografía

Martin-Rodriguez, E., y cols. (2015). Comorbidity associated with obesity in a large population: The APNA study. Obes Res Clin Pract.

Redsell, S.A., y cols. (2015). Systematic review of randomised controlled trials of interventions that aim to reduce the risk, either directly or indirectly, of overweight and obesity in infancy and early childhood. Matern Child Nutr.