Mucho se ha hablado sobre la violencia contra las mujeres y afortunadamente cada día son más las medidas que se toman para cambiar esto, pero a pesar de ello hay tradiciones y ritos religiosos que se siguen llevando a cabo y atentan contra la salud y dignidad de las mujeres.

Ejemplo de ello es la mutilación genital femenina o ablación, la cual se practica por motivos religiosos, culturales o sociales. Por ejemplo, en algunos lugares se practica como un rito de iniciación a la edad adulta; en otros se realiza con el fin de que la mujer no obtenga ningún tipo de placer sexual; en algunos otros lugares se cree que esta práctica aumenta la fertilidad y ayuda a tener partos más seguros. En fin, son muchas las razones, pero sin importar cuáles sean esta cruel práctica debe ser erradicada por completo.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) define la “mutilación genital femenina” como la eliminación parcial o total de tejido de los órganos genitales femeninos. Esta práctica daña la salud física y emocional de estas mujeres. En algunos casos pone en riesgo la vida de las mujeres debido a fuertes hemorragias e infecciones o se tienen diversas complicaciones como quistes, abscesos, enfermedades inflamatorias de la región pélvica, infecciones del tracto urinario, menstruaciones dolorosas, coitos dolorosos, infertilidad y muchas otras además del impacto psicológico.

La ONU (Organización de las Naciones Unidas) calcula que hay al menos 200 millones de mujeres y niñas mutiladas alrededor del mundo, unos 44 millones de ellas son niñas menores de 14 años. Esta práctica se lleva a cabo principalmente en países de África y Medio Oriente. Si continua esta tendencia, para el 2030 habrá unos 86 millones de mujeres que sufrirán algún tipo de mutilación genital.

Las mujeres que han pasado por esta terrible experiencia no solo quedan con cicatrices en su cuerpo, las más grandes las llevan en el corazón. Ninguna de ellas olvida el momento en que su cuerpo vivió esa mutilación y ese dolor tan fuerte hasta dejarlas inconscientes. Una de las tantas víctimas de esta mutilación es Waris Dirie, nacida en Somalia de familia musulmana. En su libro Flor del desierto recuerda el día que fue mutilada con apenas unos 5 años de edad. En ese momento estaba acompañada con su madre, quien no estaba de acuerdo con esas practicas pero simplemente seguía las costumbres del lugar para que sus hijas fueran aceptadas y se pudieran casar algún día. Su hermana Halimo murió desangrada durante la mutilación que sufrió. Waris Dirie llegó a convertirse en una famosa modelo internacional y en 1997, en la cumbre de su carrera, habló por primera vez sobre su ablación y es nombrada ese mismo año como embajadora especial de la ONU contra la mutilación genital femenina. En el año 2002 creó una fundación para ayudar a las víctimas de esta cruel práctica y hasta la fecha sigue en la lucha para terminar con esto.

La ONU toma medidas en diferentes países para poner fin a esta terrible práctica y acabar con el sufrimiento de millones de mujeres. Por ello se nombró al día 6 de febrero como el “Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina” para concienciar a la población mundial.

Fuentes

OMS
UNICEF
ONU