Si bien es cierto que, gracias al cambio climático, en los últimos años nos estamos "acostumbrando" a las olas de calor, esto tiene importantes consecuencias sobre la salud. Aunque la relación entre el clima y la salud es un fenómeno relativamente poco conocido, existen datos que señalan los peligros de las temperaturas extremas.

El calor, como todo el mundo entiende, es algo agradable durante el verano. A todos nos gusta ir a la playa para disfrutar del sol y el mar.

A nadie se le pasa que se ha de usar protector solar para evitar las quemaduras. En los últimos años, desde instituciones como la Asociación Española contra el Cáncer avisan de que lo más peligroso no es que se queme alguien, sino que la exposición continuada al sol provoquen esas manchitas en la piel que luego pueden ir a peor, el cáncer cutáneo.

Algo de lo que saben mucho en Australia, donde durante el verano emiten repetidos anuncios en la televisión para prevenir el cáncer de piel, sugiriendo una exposición moderada y protegida al sol. Por ello se pueden tomar medidas, como por ejemplo que los pequeños usen ropa especial durante el baño y sombrero para el resto del día.

Pero si bien los efectos del sol son conocidos, igualmente lo son los de una elevada temperatura, incluso durante la noche. Existe cierto consenso con respecto a la temperatura adecuada en el dormitorio para que el cerebro pueda descansar: sobre los 18 grados.Cuando estos límites se transgreden, por encima de 26 grados o por debajo de 14 grados, el organismo sufre y el cerebro no descansa.

Las olas de calor se caracterizan por una elevación generalizada de las temperaturas tanto diurnas como nocturnas; lo que hace que las personas no puedan reposar durante la noche. Las consecuencias de esta falta de descanso se van a expresar en irritabilidad, mal humor y falta de concentración.

Quedaría todavía por estudiar qué sucede cuando la exposición a estos calores va más allá de dos o tres días, ya que la falta de sueño se acumula, lo que empeora sin dudas sus consecuencias.

Hay que tener en cuenta, que durante la noche es cuando el sistema inmunitario "trabaja más”, pero si el cerebro no descansa, se produce una interferencia en esta función, lo que perjudica la recuperación de las heridas, y empeora el pronóstico de las enfermedades.

El aumento de fallecimientos en los casos de olas de calor es otra de las consecuencias sobre todo entre los ancianos y los más pequeños, tal y como se observó en la ola sufrida en Europa durante el 2003 que dejó tras de sí miles de muertos. Por tanto, es una situación que hay que atender cuando se sufre, para evitar en la medida de lo posible la deshidratación y los efectos comentados asociados a la falta de sueño.

Consejos para dormir bien cuando hace calor

  • Mantener el cuarto lo más fresco y ventilado posible.
  • Darse una ducha fresca antes de dormir.
  • Evitar las cenas copiosas y las bebidas alcohólicas.
  • Evitar realizar ejercicios físicos ni actividades estimulantes antes de ir a dormir.
  • Realizar actividades relajantes, como leer o escuchar música suave antes de dormir.
  • Evitar los ruidos mientras se duerme.