La adolescencia es una etapa de la vida que suele ir acompañada por un torbellino de emociones. Los cambios físicos, los amigos, los noviazgos, la familia y las nuevas responsabilidades, son situaciones que pueden llegar a ser abrumadoras. Pero, dependiendo el entorno familiar y social donde se desenvuelvan los chicos, además de su estabilidad emocional, pueden hacer las cosas más fáciles o más difíciles para ellos, dependiendo el caso.

Las tasas de suicidio han aumentado durante los últimos años. Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud) es la segunda causa de muerte en jóvenes de entre 10 y 24 años de edad. Estadísticamente se suicidan más hombres que mujeres.

Los jóvenes que corren más riesgo de caer en el suicidio, son los que tienden a sufrir depresión severa y no cuentan con un sólido apoyo familiar y social para afrontar los problemas a los que se enfrentan diariamente, como pueden ser el bullying, el ciberacoso, abuso sexual, consumo de drogas y alcohol, etc.

Por ello, es de vital importancia que los padres fomenten una buena comunicación con sus hijos, que traten de conocerlos y estén alertas ante cambios drásticos en sus hábitos diarios, como puede ser el aislamiento social, tristeza profunda, dejar de hacer sus actividades favoritas, que regalen sus pertenencias más preciadas, etc. Los maestros en las escuelas también son un apoyo para detectar estos cambios en los chicos.

Actualmente se está hablando mucho sobre una serie llamada 13 Reasons Why (Por trece razones) transmitida por Netflix, basada en el libro del mismo nombre. Dicha serie, trata sobre el suicidio de una chica llamada Hannah Baker y las razones que la llevaron a ello. Durante el transcurso de la serie se ve la transformación de una chica adolescente normal y estable hasta convertirse en una chica con depresión que se siente muy sola y sin alternativas para afrontar sus problemas, con unos padres que se encontraban ocupados para ver lo que estaba pasando. Una serie que puedes ver junto con tus hijos adolescentes y aprovechar para platicar sobre este tema.

La mayoría de los jóvenes que se han suicidado dieron pistas durante semanas de que pensaban hacerlo. Si algún joven habla sobre la posibilidad de quitarse la vida, se debe tomar en serio siempre, nunca tomarlo a la ligera y conseguir ayuda profesional inmediata con algún médico psiquiatra o psicólogo, además de estar presente como apoyo en todo momento.

Sin duda la detección temprana, un tratamiento adecuado, apoyo del entorno cercano y seguimiento, hacen la diferencia en la salud emocional de los jóvenes.