Llega mitad de año y es normal que realicemos un balance de las metas que hemos logrado, las que seguimos trabajando y las que, definitivamente, dejamos atrás. Hacer ejercicio aparece en las resoluciones para el año nuevo de millones de personas, pero si somos honestos, la mitad realmente la mantienen, y es entendible. A medida que avanza el año nos enredamos con muchas cosas, trabajo, cosas personales, la familia, vida social, y hacer ejercicio suele dejarse de lado, es agotador y debes hacer sacrificios para mantener la rutina.

Por experiencia propia puedo dar fe de esto, pero por primera vez en varios años, este 2017 he estado muy a tope con mi rutina de ejercicio, y creo que puedo compartirles los tips que yo he descubierto para mantenerme motivada y no perder el ritmo.

Encuentra una rutina o disciplina que de verdad te guste. Para mí esto fue clave, desde hace un tiempo hago functional y me encanta, pero hace dos meses empecé a complementar con clases de boxeo y ha sido la mejor decisión. Functional me ayuda a tonificar y fortalecer mis músculos, y el boxeo es un cardio como ninguno otro, además de trabajar todo el cuerpo. Cuando haces lo que te gusta cuesta muchísimo dejarlo, no es lo mismo sentirte “obligada/o” a cumplir con 1-2 horas de entrenamiento diario, a realmente disfrutar de ese entrenamiento sin sentir la presión o el tiempo que pasas haciéndolo.

Ejercítate en grupo. Es genial cuando tienes un grupo con el que compartir no sólo mientras entrenas, sino fuera, con las/os que puedes compartir tips, participar en eventos y mantenerse motivada a la vez. En mi caso, siento que ser parte de un grupo con el que entrenas todas las semanas es parte del éxito en seguir con la rutina, las clases se hacen menos aburridas y entre todas podemos empujarnos a dar el extra push que siempre es necesario.

Recuerda por qué empezaste. Cada vez que sientes que no puedes levantarte para irte a entrenar, o que prefieres salir del trabajo e irte a casa a dormir, recuerda por qué decidiste entrenar en un principio. Los motivos no suelen ser los mismos para todos, pero es importantísimo que los tengas claros para forzarte a ir, y sí, digo forzarte, porque a veces no es algo físico lo que nos impide ir a hacer ejercicio, sino mental, pereza, estrés, sentirte desenfocada, ahí es cuándo esta pregunta juega su papel estrella. Una de mis coach siempre nos dice que incluso cuando estamos entrenando y queremos rendirnos en los últimos 10 segundos del ejercicio, nos respondamos esa pregunta y terminemos. Lo primordial es cambiar el pensamiento.

Lleva un registro de tus avances. ¿Qué mejor manera de motivarte que viendo los resultados que vas logrando semana a semana? Saber que estás ganando masa muscular, bajando tallas, notar que tienes más energía, que han disminuido los dolores de espalda, que te sientes y ves mucho mejor, te da confianza, mayor seguridad y sobre motivación. Saber que el trabajo duro está dando resultado es la mejor fuente de motivación que existe.

Infórmate. A pesar de que tengas a expertos como guía para lograr tus objetivos, algo que a mí me motiva es aprender sobre alimentación, los músculos que estoy trabajando en cada rutina, ejercicios que puedo hacer en casa para complementar, asesorarme con mis entrenadores sobre ejercicios o variaciones que vayan acorde a mis necesidades, por qué un determinado ejercicio es mejor que otro, y mi favorito es aprender sobre la técnica de los ejercicios que hago. Con esto, no digo que todos debamos certificarnos en la disciplina que practiquemos, pero puedes pedirle información a tus coaches, pues seguro estarán más que dispuestos a responder tus dudas y darte tips extras.