Una de las situaciones más deseadas por los pequeños es cuando acaba el período escolar e inician las vacaciones.

Este es un tiempo de esparcimiento, de divertirse y sobre todo de hacer cosas diferentes, empezando por no ir a clase, ni tener que hacer deberes.

Pero no todos lo pueden vivir de la misma forma, sobre todo en el caso de los padres separados, donde cada año surge la polémica: ¿vacaciones con papá o con mamá?

Si el divorcio o la separación ha sido amistosa, esta cuestión habrá sido resuelta, por ejemplo, las vacaciones de verano para uno y las de navidades para otro.

Otra fórmula, igualmente conciliadora es que pase la mitad de las vacaciones conmigo y la otra mitad contigo. Pero también puede suceder que las vacaciones se conviertan en tema de discusión, si se está mal avenido, y los hijos lo sufran en medio.

Desde el punto de vista psicológico, siempre se recomienda la mayor estabilidad posible para el menor, es él/ella quien debe de disfrutar de las vacaciones, no ser "usado" como arma arrojadiza contra la pareja.

Y, por supuesto, no dejar que sea el menor quien deba de decidir con quién de los dos progenitores escoge pasar las vacaciones, ya que se está "cargando" sobre los hombros del menor una decisión de adultos, lo que le puede incluso llegar a generar estrés, por algo que en principio debería de ser placentero, como ir de vacaciones.

Hay que tener en cuenta, que las estadísticas indican, de un incremento de las separaciones en época estival, esto suele ser atribuido a que durante el año, se produce un escaso contacto con la pareja, pero en el verano, por ejemplo, se conviven 24 horas, días y días seguidos.

Algo que no todas las parejas aguantan.

En este caso, los hijos de los padres separados o divorciados no van a estar expuestos a ello, pues sus padres con anterioridad ya decidieron seguir caminos separados.

A pesar de ello, los progenitores deben de estar atentos a que efectivamente sea un momento de disfrute para el menor, y que no esté pensando en que quedan dos semanas para ir de vacaciones con el otro progenitor.

A lo anterior, hay que tener en cuenta que estos menores están sometidos a una gran presión emocional, para la cual en ocasiones no tienen suficientes recursos para superarlo, lo que se refleja, por ejemplo, en el rendimiento académico, por lo que es frecuente que puedan tener que estudiar algunas materias durante el verano, para su recuperación.

Al menos así lo ha constatado un estudio realizado por la Universidad Nacional y la Universidad Kapodistrian de Atenas (Grecia) y publicado en la revista científica Psychology.

Donde se analizó los resultados académicos de 314 estudiantes de diversos ambientes, urbanos y suburbanos, atendiendo a si provenían de familias monoparentales o no.

Los resultados son claros en cuanto a que existen significativamente mayores problemas de conducta y un menor rendimiento académico entre los hijos de familias monoparentales.

Lo que supone una fuente añadida de tensiones familiares, sobre todo en época estival, donde lejos de desconectar, el menor va a estar pensando en las asignaturas que le quedan por superar.

Igualmente, el comportamiento disruptivo que se ha observado en clase, según los resultados de esta investigación, puede afectar al "normal" desarrollo del verano, ya sea con uno u otro progenitor.

Por tanto, los padres deben de ser conscientes de la situación de su hijo y poner de su parte, para que este tiempo, sea de tranquilidad y descanso, con lo que consiga despejarse e incluso olvidarse de las tensiones familiares y escolares y disfrutar del tiempo de vacaciones.