Lo ideal, como alguien ha escrito, sería no envejecer, no enfermar y, por supuesto, no morir. Como tal aspiración no es posible alcanzar por ahora, y muy posiblemente tampoco durante este siglo, tenemos que conformarnos con adoptar medidas que al menos puedan prolongar nuestra existencia con mínimas complicaciones, hasta donde sea posible. Se trata de vivir con calidad de vida, con goce y disfrute de la misma, hasta avanzada edad, y muy deseable, hasta el último minuto de la existencia, para luego dejar para siempre el tránsito existencial. En verdad pocos lo consiguen.

Los demógrafos han calculado que en promedio hay diez años de diferencia entre la expectativa de vida al nacer y la esperanza de vida saludable en general. Por ejemplo, si en su país el promedio de años por vivir es ochenta pero con vida saludable es setenta, usted puede, de caer dentro del promedio, esperar a que tenga al menos diez años de vida con algún achaque, grave o leve.

Por consiguiente, debemos procurar estrechar ese lapso calamitoso de pérdida de la salud y de ser posible, alargar la vida con salud. Los epidemiólogos desde hace ya varias décadas, han descrito este loable empeño como compresión de la morbilidad. La meta sería entonces, con evidencia científica incuestionable, reducir este periodo de morbilidad presente. Desde entonces se han producido avances en el diagnóstico y la terapéutica, pero no han sido significativos como para proclamar éxitos importantes en el cierre de dicha brecha.

A mediados de los años noventa surgió en los Estados Unidos la Academia Americana de Medicina Antienvejecimiento (en inglés, American Academy of Anti Aging Medicine conocida por su abreviatura A4M), que en la actualidad cuenta con varios miles de médicos en todo el mundo, edita revistas, libros y organiza congresos que ya se han realizado en algunas ciudades con inusitados despliegue publicitario, pero no ha logrado establecerse como una especialidad reconocida en todos los países.

Lamentablemente este campo ha sido invadido por muchos intrusos con fines pecuniarios y especulativos. Se ofrecen innumerables pociones mágicas y terapéuticas milagrosas que dicen curar y restaurar la salud, sin tener ninguna base científica. Son los modernos vendedores del elixir de la vida, o de la botellita con veneno de serpiente, que iban de pueblo en pueblo, individuos que se hacían pasar por farmacéuticos, ofreciendo sus pócimas y productos a la población incauta. También la medicina cosmética, sin discutir su pertinencia y utilidad, en muchos casos ha venido ocupando un espacio demasiado ostensible, que deja ver sus intenciones monetarias.

Sin embargo, es de reconocer que también la ejercen muchos médicos honestos que han visto en ella, una respuesta más integral y novedosa a la medicina tradicional. Será el futuro no muy lejano, quien determine si la medicina antienvejecimiento logra reconocimiento científico valedero y se coloque por derecho propio, al lado del resto de las especialidades médicas.

La medicina en su totalidad continua avanzando en sus propósitos de prevenir, vencer la enfermedad y restaurar la salud perdida. Los grandes últimos descubrimientos están ya señalando que se avanza en lograr una medicina basada en el individuo y no tanto en el enfoque grupal, especialmente en cuanto se refiere a diagnóstico y tratamiento. En sentido amplio, formaría también parte del enfoque antienvejecimiento.

Conociéndose mejor el determinismo causal a nivel molecular y genético, se estaría en capacidad de incrementar la compresión de la morbilidad y también en frenar determinados factores del envejecimiento. Por eso puede hablarse en propiedad que la medicina individualizada y la medicina antienvejecimiento, bien pudieran ser las características más resaltantes de la medicina del siglo XXI.

Breve historia de la procura del antienvejecimiento

Obviando los intentos más antiguos de la búsqueda de la fuente de la juventud, como el decreto de un emperador chino que ordenaba encontrar en sus dominios la receta de la inmortalidad, o las que llevó a cabo el gran Alejandro tratando de obtener «el agua de la vida» o bien el fracaso de Juan Ponce de León al no descubrir la «fuente de la juventud» pero sí el estado de Florida, tenemos el caso del célebre investigador ruso Ilya Metchnikov, uno de los primeros ganadores del premio Nobel de medicina por sus estudios de la fagocitosis e incluso creador del término gerontología, quien propuso, para conservarse joven, la eliminación de toxinas intestinales.

Más conocido, quizás por el escándalo que produjo fue Charles Eduard Brown-Sequard, famoso profesor de la Universidad de París, reputado fisiólogo, neurólogo y endocrinólogo, el cual se proclamó como ejemplo de la revitalización sexual luego de haberse inyectado testículos de perro, apenas quince días después de haber iniciado su experimento personal. Tenía setenta y dos años y anunciaba sin rubor, su fortalecimiento físico y sexual. Sus resultados se atribuyeron al «efecto placebo». Su fracaso en el intento fue el hazmerreír de la comunidad científica. No obstante, con justicia se considera que su tratamiento fue precursor de la terapia endocrinológica.

Con idénticos propósitos, Sergio Abrahamovich Voronov, un admirador y fiel seguidor de Brown-Sequard, ideó el método del transplante de testículos de monos, con iguales resultados. Sin embargo, para el año 1930 había logrado realizar trasplantes de mono en varios miles de pacientes, la mayoría muy adinerados y algunos famosos como el poeta W. Butler Yates y el mismo Sigmund Freud. Nuevamente se citó al «efecto placebo» como causal de los efectos positivos transitorios.

Una investigadora rumana, la Doctora Ana Aslan, gozó de una fama más perdurable. Su clínica de Bucarest fue muy visitada por políticos, como J. F. Kennedy, Ch. De Gaulle, K. Adenauer, Mao Zedung, Francisco Franco, Nikita Krushev, artistas como Salvador Dalí, Picasso, Charles Chaplin, Elizabeth Taylor, entre otros así como mucha gente adinerada. Su tratamiento a base de procaína y vitaminas, el Gerovital (GH3) ofrecía recuperar la juventud y alargar la vida con buena salud. Su gran notoriedad se ha ido extinguiendo con el tiempo aunque todavía conserva algunos seguidores y por supuesto, su línea de belleza.

En Suiza, el Dr Paul Niehans también tuvo sus momentos de gloria, con su terapia a base de extractos embrionarios. Entre sus pacientes más famosos contó con el Papa Pío XII y otros muchos otros personajes de la política, el arte y la cultura. El concepto de la terapia celular se ha robustecido actualmente con la aplicación de células madre.

Los pilares que sostienen el envejecimiento

De acuerdo a Barry Sears, creador de la dieta de la Zona y de varios libros sobre nutrición, envejecimiento e inflamación, existen cuatro causas directas fundamentales, aunque no exclusivas, que provocan el proceso de envejecer. Ellos son 1) el exceso de insulina, 2) el aumento de la glucosa en la sangre, 3) el incremento de los radicales libres y 4) la excesiva producción de hidrocortisona. ¿Por qué es importante conocer estos cuatro factores, aunque sea muy someramente? Sencillamente por la razón de que un correcto control de ellas está en el corazón de un apropiado programa de envejecimiento. Pudiera decirse que allí radica la clave del éxito. Es lo más cercano a la evidencia científica alcanzable. Y algo concreto y muy positivo. Se puede lograr en gran medida mediante la alimentación saludable y la corrección de estilos de vida.

En el primer caso con el aumento de la producción de insulina se produce un exceso de calorías con su efecto subsiguiente. Además, la insulina contribuye al desgaste del ADN. En el caso de la hiperglicemia, se produce un aumento en la formación de productos finales del entrecruzamiento de proteínas con glucosa (denominados «productos terminales avanzados de la glucosilación»), que tienden a adherirse a las arterias y capilares, contribuyendo así a la patogenia de enfermedades cardio-renales (son los temidos AGE, por sus siglas en inglés). Otro de los negativos efectos de la presencia excesiva de glucosa en sangre es la muerte neuronal en una de las tres zonas del hipotálamo (conocida como el núcleo ventro-medial (VMN, siglas en inglés. En el tercer caso, cuando se efectúa un aumento de la producción de radicales libres, igualmente se produce un incremento de calorías y de la formación de AGE. Por último, la excesiva producción de hidrocortisona ocasiona muerte neuronal en el hipocampo y disminuye la producción de eicosanoides (hormonas producidas constantemente por las células que son indispensables para una correcta comunicación hormonal).

Estos cuatro factores fundamentales del envejecimiento actúan individualmente y de todos ellos, el más importante es el incremento de la insulina, pero cuando se asocian, el resultado es una potente fuerza sinérgica que apresura todo el proceso.

Recetario de medidas antienvejecimiento

Así como existen innumerables publicaciones sobre envejecimiento, de igual manera se han producido inventarios de consejos sobre cómo envejecer más lentamente y con «gracia». A continuación proporcionamos algunos pocos ejemplos de ellos.

Así por ejemplo, la Universidad de Johns Hopkins nos proponer que para lograr dicho objetivo se debe actuar bajo los siguientes lineamientos:

  1. Muévase. El ejercicio es el más potente antídoto contra el envejecimiento
  2. No fume
  3. Dieta saludable
  4. Tome suplementos vitamínicos
  5. Beba suficiente agua
  6. Evite exponerse demasiado al sol
  7. Reduzca el estrés
  8. Rete a su mente
  9. Limite el consumo de alcohol
  10. Haga uso de la medicina preventiva. 

Para un autor, J.L. Razo, lo adecuado es:

  1. Seguir una alimentación equilibrada
  2. El ejercicio físico
  3. El control del estrés
  4. El control hormonal
  5. La administración de suplementos adicionales
  6. Las técnicas estéticas.

Para los fundadores del grupo de medicina antienvejecimiento, R Klatz y R Goldman, las medidas recomendadas son las siguientes:

  1. Evite los accidentes
  2. Evite o aminore el estrés y la depresión
  3. Ejercítese diariamente (aeróbicos, anaeróbicos o ambos)
  4. Limite la ingestión de grasas
  5. Duerma de siete a ocho horas diariamente.
  6. Consuma pocas bebidas alcohólicas diariamente (vino tinto preferiblemente)
  7. No fume
  8. Trate de mantener su peso normal.
  9. Ingiera suplementos vitamínicos y minerales, especialmente antioxidantes
  10. Detección precoz de enfermedades cardiovasculares y cáncer
  11. Ingiera agua potable en abundancia
  12. Mantenga pensamientos frescos y juveniles.

En su libro, Sally Beare menciona lo que para ella son los 15 secretos de la eterna juventud:

  1. Coma solo lo que necesita
  2. Coma una gran variedad de frutas y verduras
  3. Consuma más alimentos crudos
  4. Coma menos carne y más proteínas vegetales
  5. Mantenga jóvenes los vasos sanguíneos
  6. Consuma las grasas apropiadas
  7. Coma cereales integrales
  8. Preste atención a sus heces
  9. Desintoxíquese y olvídese del botox
  10. Fortalezca su sistema inmunológico
  11. Alimente y mantenga el cerebro joven
  12. Tome alimentos orgánicos y evite los artificiales
  13. Suplemente su dieta
  14. Ejercicio, ejercicio y más ejercicio
  15. Evite el estrés.