14 de febrero y 23 de abril miden las fuerzas para ver qué celebración de enamorados gana la batalla. Una lucha que aún se acentúa más en Cataluña, donde hay personas afines a las dos fechas.

San Valentín es una importación de Estados Unidos. Una fecha que, año tras año, va cogiendo más fuerza y en la que los comerciantes no desaprovechan la oportunidad para hacer el agosto en pleno invierno. Un oso con un corazón, una caja de bombones, joyas o flores son sólo algunos de los numerosos productos preparados y con envoltorio para la ocasión y con los que demostrar lo mucho que quieres a la persona destinataria.

Por su parte, Sant Jordi parte de una leyenda y la lucha del caballero contra el dragón que da como resultado que las mujeres reciban una rosa y los hombres un libro. Un punto más tradicional que, con el paso de los años, también tiene su lado más comercial. Antes sólo se veían rosas rojas, las tradicionales, mientras que actualmente se encuentran de cualquier color que uno quiera; por otro lado, los escritores aprovechan esta fecha para lanzar su última novela y/o aprovechan los puestos de las editoriales para pasar un rato y firmar los libros escritos por ellos a sus lectores.

Dos fechas en que uno espera y tiene el deseo, aunque sea en el más profundo inconsciente – y quien diga lo contrario miente- recibir un pequeño detalle de la pareja en la fecha que más celebra, ya sea Sant Jordi o San Valentín. Dos fechas, sin embargo, que están vacías de emoción, romanticismo y espontaneidad, ya que todo el mundo hace lo mismo y se reciben miles de inputs de los paneles publicitarios en la calle y los escaparates de las tiendas.

Un detalle, aunque sea el mismo plan que los días del amor - un ramo de flores, una cena romántica en la misma casa o un pequeño detalle-, tiene muchas más mérito, romanticismo y espontaneidad. Se coge a la pareja desprevenida y con la sorpresa en el cuerpo aprecia más cualquier pequeño detalle o esfuerzo. Va a llegar mucho más al corazón que en cualquiera de los otros dos días.

Ya sea uno de San Valentín o de Sant Jordi, lo más importante cuando se está enamorado es demostrarlo a diario. Sólo con los pequeños detalles -que no quiere decir un detalle material, sino puede ser una simple nota o un desayuno en la cama- y el día a día va a conseguir mantener viva la llama del amor.