Como vimos en un artículo anterior, el modelo que se presenta en Palencia es fruto de la transformación del colectivo de personas mayores, que cada vez disfruta de mayor calidad de vida, de una esperanza de vida más larga y con necesidades que cubrir más «sofisticadas».

La piedra angular de este proyecto, el soporte sobre el que se apoyará, ya está construido. Se trata del antiguo colegio de los Misioneros Combonianos en Palencia, un edificio levantado en un paraje solitario en el extremo norte de la pequeña capital castellanoleonesa, a 1,5 kilómetros de distancia del centro urbano.

La existencia de este inmueble de 4.500 metros cuadrados y del terreno colindante (una parcela de 25 hectáreas de la que también gozarán los socios del cohousing) dota al proyecto de una enorme singularidad. Los otros complejos similares que ya existen en nuestro país no contaban con este preciado tesoro. «Los otros proyectos han comenzado buscando un solar y un equipo técnico que nosotros ya tenemos», explica Marianne Kopp, otra de las socias fundadoras. De esta manera «todas las cuestiones técnicas, que al inicio son tan importantes, están resueltas», añade.

La existencia del inmueble en donde se ubicará la comunidad permite acortar los plazos de ejecución del proyecto y abaratar sus costes. De esta manera, los siete socios fundadores esperan poderse mudar junto a sus nuevos socios en apenas dos años, a finales de 2019.

Reformas y más socios

En el camino quedan muchas cosas por hacer. En primer lugar, animar a más personas a que se unan a este excitante proyecto de convivencia. El objetivo es ocupar los 31 o 32 apartamentos con los que contará el inmueble «aunque si se ocupan un mínimo de 17 comenzarán las obras de rehabilitación», concluye Antonio Salvador, arquitecto y socio del proyecto que junto a otro de los fundadores, el aparejador Luis Madrigal, han elaborado el proyecto de reforma de las estancias.

Paralelamente se acometerán las reformas necesarias para moldear los espacios a las necesidades de la comunidad que se está gestando. Así, las habitaciones de los estudiantes se transformarán en apartamentos para los residentes. Los arquitectos del proyecto han planteado 32 apartamentos de distintos tamaños para ser ocupados por una o varios individuos. «Tenemos un abanico de posibilidades, desde personas solteras a viudas, pero también habrá matrimonios», resalta Kopp.

Vivir más barato

«Somos pioneros (en el entorno del cohousing en España) por varias razones; pero la principal es que tenemos un presupuesto más económico (que el resto de propuestas)», indica Kopp. El motivo no es otro que el apartamento donde vaya a vivir el nuevo inquilino no lo va a adquirir en propiedad exclusiva, sino que será un usufructo; esto es: es una cesión con uso vitalicio. De esta forma, la vivienda será usada por el inquilino mientras viva. Una vez que fallezca, el uso del apartamento revertirá a la comunidad, que volverá a ponerla en el mercado con el objeto de captar y alojar a un nuevo miembro.

Para poner en marcha este proyecto, los siete socios fundadores ya han comenzado a moverse. Desde el pasado mes de noviembre vienen celebrando una serie de charlas para explicar el proyecto, además de realizar visitas periódicas al complejo que albergará el cohousing Navega. Todo con el objeto de animar a nuevos interesados en compartir esta nueva experiencia. «Nos han llamado personas interesadas en nuestro proyecto de varios lugares del país, como el País Vasco, Cataluña, Cantabria o Las Islas Baleares», reconoce, eufórico, Antonio Salvador, autor del proyecto de rehabilitación del centro residencial.

Aportaciones económicas para empezar a caminar

Paralelamente, los siete socios fundadores llevan aportando 600 euros al mes a un fondo común desde el pasado mes de abril de 2017, con el objetivo de comenzar las obras de reforma de la edificación. Han puesto como punto y final a su desembolso en el último mes de 2019. De esta forma, en los dos años de desembolsos mensuales habrán aportado cada uno la cantidad de 24.600 euros. Así es como esta cantidad se ha convertido en la aportación que tendrán que satisfacer los interesados que tengan la intención de integrarse en este proyecto de vida en comunidad.

Posiblemente, este será el mayor desembolso económico que tenga que realizar un nuevo inquilino del cohousing Navega en todo lo que le reste de vida, porque después de haberse mudado el complejo, cada apartamento (resida una o varias personas) solo tendrá que pagar alrededor de 300 euros al mes por la cesión del uso anteriormente citada.

A partir de ahí, ya no habrá más gastos voluminosos, porque los únicos que tendrán que afrontar los inquilinos del complejo serán meramente coyunturales y de consumo y mantenimiento general: alimentación (porque habrá una comida, al menos, que será en comunidad) y el referente a cubrir el personal de servicio, que se ocupará de la cocina y de la limpieza de las zonas comunes. Así, los socios fundadores han calculado un gasto de 700 euros mensuales por apartamento.

«De momento, tenemos previsto solo tener la comida del mediodía en común –explica la traductora alemana- pero si queremos ampliar a más servicios y hacer también la cena de manera comunitaria, lo debatiremos y lo consensuaremos, (porque seremos una comunidad que estará abierta a todas las sugerencias».

«Por lo cual, si tú compartes el apartamento puedes vivir de una manera económica. Estamos hablando de 700 euros y 500 euros más entre dos personas, serían 1.200 euros al mes. Es un precio más que económico», justifica la portavoz del grupo de socios pionero.

Requisitos económicos para residir en el cohousing de Palencia:

  1. Fondo de reserva. Los siete socios fundadores y los tres que se han unido al proyecto han comenzado aportando 600€ desde abril de 2017. Sus aportaciones durarán hasta diciembre de 2019, que es la fecha en la que tienen previsto entrar a vivir. En esa fecha, cada socio habrá aportado 24.800€.

  2. Cuota hipotecaria. Es una cuota que se cubre por apartamento. En la actualidad se desconoce cuál es su cuantía. Dependerá de la hipoteca y del número de apartamentos ocupados. La Junta Directiva tiene previsto repartir el precio de la hipoteca solidariamente entre los apartamentos.

  3. Cuota de edad. Cada socio ingresará un euro por cada año de edad. Así, una persona con 50 años, abonará 50€, siendo así otra forma de financiación del complejo.

  4. Gastos de mantenimiento, energías y personal. Los dos primeros se pagarán por apartamento (según su consumo), mientras el último será por socio. Por el momento, se desconoce cuál será su cuantía, pero la Junta Directiva ha calculado que será alrededor de 300€ mensuales por apartamento.

  5. Comida. También es una cifra aleatoria que se conocerá cuando quede configurado el cohousing. Dependerá del número de comidas que se hagan en comunidad (en principio se ha pensado en que sea una, pero su número se fijará en la primera asamblea de socios que se celebre cuando entren a vivir).

Requisitos para vivir en el cohousing Navega

Navega pretende ser una comunidad muy activa y dinámica. Por esta razón, aceptan a todo tipo de persona sea cual sea su condición (soltera, viuda, separada o matrimonio). La condición que tiene que cumplir es que le tiene que gustar vivir en compañía.

El único límite de edad que han puesto es la edad máxima a al que se puede acceder a la comunidad. Éste es de 70 años. «Nosotros queremos crear una comunidad donde todo el mundo esté en activo en el sentido de si te gusta dedicarte a la jardinería o clases de yoga. En definitiva: vivir en una comunidad con ilusión y estando activo», explica Herrero.

«Lo que más nos gustaría es que entrara gente de diferentes edades. Porque cuanto más similares seamos de edad, envejeceremos de manera más parecida. Y eso no es bueno para la comunidad. Tiene que haber diferentes edades para que eso pueda funcionar. Se pretende una relación intergeneracional», añade Kopp, que nos apunta otra peculiaridad: «en los países nórdicos funcionan muy bien los cohousings mixtos, de todas las edades donde hay matrimonios mixtos con niños. Entonces las personas mayores que están allí durante el tiempo requerido cuidan un poco de los niños o se encargan un poco más de la cocina y funcionan muy bien».