Como sabéis, el próximo 3 de diciembre celebraremos el 26º Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Una jornada en donde se busca la concienciación de la sociedad sobre todo lo relacionado con este colectivo tan heterogéneo, que recoge personas que sufren todo tipo de limitaciones provocadas por deficiencias de diversa índole agrupadas en cuatro grandes tipologías: físicas, sensoriales, intelectuales y mentales.

Deficiencias que en muchas ocasiones han sido provocadas por enfermedades que al perdurar en el tiempo se cronifican. Por esa razón, para el presidente de la Plataforma de Enfermos Crónicos, Tomás Castillo, es natural que en la enfermedad aparezca la discapacidad. La razón es muy sencilla: «[Los seres humanos] hemos nacido con enormes limitaciones, [pero con el transcurso del tiempo] vamos dotándonos de capacidades para satisfacer las necesidades básicas como caminar y otras».

Su argumentación va dirigida a demostrar que la diversidad en el mundo de hoy en día existe. Las personas con discapacidad, las que tienen una enfermedad crónica o nosotros, los que padecemos Esclerosis Múltiple, no somos bichos raros, sino «marionetas» del destino. La gran mayoría de las personas padecerán en el transcurso de su vida una situación de discapacidad.

«Vamos desarrollando aptitudes de manera paulatina, pero cuando vamos avanzando en la edad vemos que algunas de estas capacidades se van limitando». Para Castillo este hecho significa que «estamos todos inmersos en un proceso de adquisición y pérdida de capacidades; de esto no se libra nadie».

La discapacidad nos toca a tod@s

El profesor considera que el gran error del pasado siglo fue el de «entender que esto de la discapacidad era algo que le tocaba a algunos (en España era de 3.850.000 personas) y el resto estaba libre». Sin embargo, nos hace ver que se trata de un grave error: «todas las personas vamos a tener limitaciones como ya hemos tenido y vamos a tenerlas (en un futuro)». Y esto es un fenómeno universal, no particular de un grupo de personas.

Por esa razón, el también fundador de la Asociación de personas con discapacidad AMICA anima a las personas «que ahora disfrutan de sus capacidades» aprendan de los ejemplos que les presentan los individuos que «se encuentran con dificultades para desenvolverse en la sociedad porque se ha hecho más presente la discapacidad en su vida» para que ese futuro donde se van a encontrar con situaciones similares no se enfrenten con las mismas dificultades.

No es por caridad, sino es algo que nos toca a tod@s

Estas lecciones de las que nos habla el que fue ponente para el diseño del CIF no las asemeja al concepto de solidaridad o de caridad, que se desarrolló en el siglo XX (tenemos que atender a las personas con limitaciones porque pobrecitos, los demás tenemos que ser conscientes). Las ayudas que implementemos para las personas con discapacidad serán válidas para todo el mundo en el momento en que caigan en situaciones de este tipo.

«Vamos a darle la vuelta a este concepto: La escalera que tengo en el portal es una dificultad para mí, que vivo en un tercero, pero dentro de unos años lo va a suponer para Ud. Esta barrera está ahí para todos. Ahora es una dificultad para mí, pero en un futuro lo será para otros si no la eliminamos», explica.

La globalización del concepto de la discapacidad como algo que va a afectar al conjunto de la sociedad ha sido al mayor aporte que se ha logrado con la llegada del nuevo siglo. «Es un cambio importante, porque todas las políticas sociales se han organizado entorno a la protección de ese grupo de población que se entendía que tenía una discapacidad porque eran diferentes», advierte.

«La normalidad no existe en la naturaleza. Es algo que nos hemos construido en base a lo que es más frecuente, lo que hemos denominado un funcionamiento habitual o adecuado. Pero en realidad la normalidad es lo estándar. Quien cumple unas determinadas medidas o niveles está dentro de la normalidad. Hemos estandarizado las cosas, y a las personas también».